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Karp no quiere que la gente le vea «demasiado loco o demasiado malvado». Fotoilustración: El Correo Alex Karp,el miedo es el negocioPerfil ·
El cofundador de Palantir, la herramienta de control social más poderosa de la historia, abandona la privacidad para defender su tecnologíaSábado, 13 de diciembre 2025, 17:08
... el centro del debate moral más importante de nuestra era, está empeñado en defender a toda costa la misión suprema de su empresa. «Palantir -afirma Karp- es la empresa de software más importante de Estados Unidos y, por tanto, del mundo». Su misión, insiste, es la defensa de Occidente contra las amenazas del mundo.Sus críticos a derecha e izquierda del espectro político coinciden en que una tecnología que utiliza, sin supervisión, datos privados de los ciudadanos para facilitar el análisis predictivo de su salud, comportamiento o finanzas, solo puede conducir a un control dictatorial de la sociedad. Pero Karp, que en otros tiempos solía mantenerse por debajo del radar, ha ido abandonando la privacidad para defender su tecnología ante la opinión pública.
En sus cada vez más frecuentes apariciones en los medios, Karp acapara el debate con una convicción combativa, dicción acelerada y gestos agitados, para abogar por la supremacía de la tecnología avanzada y pronunciar el retraso al que se verán condenados aquellos que critican y se oponen a «los nuevos constructores» del mundo. A él, que el pasado año recibió 6.800 millones de Palantir, lo que más le preocupa es que la gente crea que es «demasiado loco o demasiado malvado», según señaló en una entrevista.
Su perfil se ha vuelto gradualmente más público a medida que los contratos millonarios con la administración Trump o el gobierno israelí han atraído un mayor escrutinio. En una nueva biografía sobre Karp, 'El filósofo en el valle', el periodista Michael Steinberger revela nuevos aspectos de la compleja personalidad de este empresario, de 58 años, lleno de contradicciones e inseguridades. Solitario, excéntrico y obsesionado con mantenerse en forma, el tai chi y el esquí de fondo (con cuya ropa se viste casi diariamente), vive rodeado de un círculo de guardaespaldas en súperforma, en su mayoría noruegos, con los que se traslada por las 20 residencias que tiene repartidas por todo el mundo, muchas de ellas cabañas de esquí apenas amuebladas.
Steinberger, que estudió a Karp durante cinco años, señala que «el miedo es lo que realmente le impulsa. Lo fascinante es que Palantir, en muchos sentidos, es la encarnación de Karp. Creó Palantir para hacer el mundo más seguro para él y para personas como él».
Hijo de un pediatra judío y una artista afroamericana, el multimillonario creció en Filadelfia en un ambiente erudito de izquierda relativamente privilegiado. Tener dislexia y déficit de atención con hiperactividad le hizo sentirse siempre extraño, pero también, ha reconocido, «le motivó a volar».
La defensa de Occidente
Después de estudiar Derecho en la facultad de Stanford, donde conoció a Peter Thiel, su socio cofundador de Palantir, de ideología opuesta, Karp se fue a hacer un doctorado en teoría social neoclásica a Frankfurt. Como judío «quería entender cómo Alemania, un pilar de la civilización europea, había caído en la barbarie».
Cuando se unió a Thiel para fundar Palantir Technologies en 2004, la misión de la empresa fue «defender a Occidente». En una época en la que Google, Apple, Facebook y Microsoft buscaban hacer tecnología amigable al consumidor, su compañía eligió trabajar con el ejército. El argumento era que Silicon Valley debía ayudar a Estados Unidos a mantener su ventaja sobre las amenazas de China, Irán y Rusia.
«Siempre pensé que si llegara el fascismo, yo sería uno de los primeros en el muro», ha dicho a menudo. Y, sin embargo, el creador de la herramienta de control social más poderosa de la historia no parece poder reconocer que cuando ha concentrado poder y tecnología, a menudo ha sido el Estado Occidental precisamente el responsable del fascismo, el exterminio y la esclavitud de los seres humanos.
Alex Karp, que se declara demócrata y el año pasado votó por Kamala Harris, tampoco desea darse cuenta de que en el momento presente su empresa ayuda a Estados en la represión y el genocidio.
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