Sunday, 14 de December de 2025
Internacional

Así funciona el acoso y por eso es difícil de denunciar

Así funciona el acoso y por eso es difícil de denunciar
Artículo Completo 459 palabras
Vienen curvas Así funciona el acoso y por eso es difícil de denunciar

Ana Barreales

Domingo, 14 de diciembre 2025, 01:30

... Uno de los 'comentaristas' es especialmente insistente con su aspecto físico, como si necesitara hacerle un chequeo de validación diario. Al principio lo tolera, pero con el tiempo empieza a incomodarla. Aun así, duda: no le ha dicho nada 'grave', ¿estará exagerando?

Cuando intenta marcar distancia, él monta una escenita. Se victimiza, preferiblemente con público: «¡Con lo cariñoso que soy yo siempre! ¿Cómo puedes pensar eso?». Alguien, con buena intención, comenta que «fulanito es así con todo el mundo». Y ella vuelve a dudar: ¿Estaré sacando las cosas de madre?

Entonces, lo verbal se convierte en físico. Una mano en la cintura con cualquier excusa, un roce que dura más de la cuenta, un sobeteo disfrazado de cercanía. Todo el mundo nota cuándo alguien está incómodo al lado de otra persona. Pero nadie dice nada. Ella lo pasa mal. Ha intentado hablar con él, le ha pedido que pare. Él le da la vuelta a todo: que si está loca, que si es una borde, que no entiende nada.

Y ella se queda sola. No tiene dudas de lo que está ocurriendo, pero sabe que si denuncia, va a salir perdiendo. Porque a ninguna empresa le gusta tener un caso de acoso en su plantilla. Porque, aunque sea la víctima, será juzgada. Porque denunciar tiene un precio: exposición pública y estigma. Y, salvo que no pueda más, no le compensa.

¿Pero por qué tiene que aguantarlo?

Denunciar el acoso es difícil porque no suele empezar con alguien tocándote el culo o arrinconándote contra una pared. Eso lo entiende todo el mundo. Lo difícil es lo otro: lo sutil, lo progresivo, lo que se disfraza de simpatía. Lo que viene de alguien con quien compartiste alguna complicidad. Lo que es difícil de probar.

Y lo peor: que quienes podrían pararlo no quieran verlo. Que prefieran mirar hacia otro lado porque es más cómodo. O, peor aún, que lo tapen esperando que todo se calme y aquí no ha pasado nada.

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Fuente original: Leer en Diario Sur - Ultima hora
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