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Catar se infiltró en la oficina de Netanyahu en plena guerra con Hamás: la oposición le acusa de "alta traición" y pide su renuncia

Catar se infiltró en la oficina de Netanyahu en plena guerra con Hamás: la oposición le acusa de "alta traición" y pide su renuncia
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Ya son cuatro los asesores del entorno del primer ministro que podrían estar vinculados a una trama de apoyo a Catar que a su vez tenía acceso a información confidencial y la filtraba a medios israelíes y extranjeros. Más información: Israel desafía el plan de paz de Trump y afirma que sus tropas se quedarán en la Franja de Gaza: "Nunca nos iremos"

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se ajusta los auriculares durante una conferencia en Jerusalén. Ariel Schalit Reuters

Oriente Próximo Catar se infiltró en la oficina de Netanyahu en plena guerra con Hamás: la oposición le acusa de "alta traición" y pide su renuncia

Ya son cuatro los asesores del entorno del primer ministro que podrían estar vinculados a una trama de apoyo a Catar que a su vez tenía acceso a información confidencial y la filtraba a medios israelíes y extranjeros.

Más información:Israel desafía el plan de paz de Trump y afirma que sus tropas se quedarán en la Franja de Gaza: "Nunca nos iremos"

Publicada 24 diciembre 2025 02:49h

Las claves nuevo Generado con IA

Eli Feldstein, portavoz militar israelí, está acusado de colaborar con una empresa de propaganda catarí y filtrar información confidencial tras los atentados del 7 de octubre.

La trama conocida como 'Catargate' implica al menos a cuatro personas cercanas al primer ministro Netanyahu, quienes habrían trabajado para mejorar la imagen de Catar y proteger al Gobierno israelí de críticas.

Entre los implicados figuran asesores clave de Netanyahu, como Jonatan Urich, Srulik Einhorn y Tzachi Braverman, acusados de coordinar mensajes progubernamentales y filtrar información sensible.

La oposición israelí califica el caso como un acto de alta traición y exige la dimisión de Netanyahu, señalando la infiltración catarí en su entorno durante la guerra con Hamás.

Las declaraciones de Eli Feldstein, el único acusado de momento en el llamado Catargate, a la televisión pública KAN han servido para estrechar el cerco sobre el primer ministro Benjamín Netanyahu y vincular a más personas de su entorno en la trama.

El Catargate explotó en 2024, cuando se supo que Feldstein, portavoz de asuntos militares del Gobierno israelí, estaba vinculado a una empresa de propaganda catarí y habría ayudado a difundir determinados mensajes a distintos medios para mejorar la imagen del emirato.

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Aunque en un principio el propio Gobierno de Netanyahu calificó a Feldstein de "un buen sionista" y negó su participación en ningún tipo de trama, con el tiempo se ha convertido en el dique de contención perfecto y la Justicia ya ha llamado a su puerta para juzgarle por "revelación de información confidencial a un agente extranjero con el fin de comprometer la seguridad nacional", en referencia a la filtración al diario alemán BILD de las actas de las FDI sobre las conversaciones inmediatamente posteriores al 7 de octubre.

La labor de Feldstein, entre otros, era exonerar públicamente a Netanyahu y su Gobierno de cualquier responsabilidad en los atentados… a la vez que se trataba de convencer a la opinión pública de que Catar era el intermediario ideal para una solución pacífica al conflicto… y acusar, paradójicamente, a Egipto y sus servicios de inteligencia de connivencia con Hamás.

Egipto y Catar tienen una relación diplomática compleja, debido al apoyo del emirato a los Hermanos Musulmanes.

Del Mundial al 7-O

Al menos son cuatro los nombres vinculados de una u otra manera a esta operación de propaganda catarí, lo cual, de confirmarse, sería gravísimo para la seguridad del Estado.

Pensar que el emirato, que sigue sin reconocer a Israel y que lucha activamente por su destrucción, ha infiltrado a cuatro afines en lo más alto del Gobierno sería un golpe durísimo no solo para Netanyahu, sino para el país en general.

Aparte de Feldstein, los otros sospechosos son Jonatan Urich, Srulik Einhorn y, después de la entrevista concedida al canal estatal, Tzachi Braverman.

Urich era asesor personal de Netanyahu en los meses posteriores al atentado del 7 de octubre de 2023, cuando los hechos tuvieron lugar.

Según la Fiscalía israelí, Urich y Feldstein habrían puesto en marcha una narrativa progubernamental como respuesta a la petición del propio Netanyahu de contrarrestar los relatos críticos con los numerosos fallos de seguridad que permitieron a los terroristas campar a sus anchas durante horas y horas tanto por el Festival Nova como por los distintos kibutz fronterizos con Gaza.

El asunto es que, para entonces, ambos estaban a sueldo de la empresa The Third Circle, dedicada a mejorar la imagen de Catar en Israel.

Su actividad venía de antes, cuando hicieron lobby por la Copa del Mundo de 2022, a celebrarse en el emirato árabe, pero cruzó una línea roja al filtrar al diario alemán, BILD, unos papeles secretos de las FDI en relación con lo sucedido el 7 de octubre en los que era el ejército quien quedaba mal y no el Gobierno de Netanyahu.

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La defensa a ultranza de Einhorn y Braverman

Dicha filtración es lo que está en el fondo de la acusación penal, pero puede no ser más que un grano de arena en una inmensa playa.

Igual que tanto el Likud como el propio Gobierno no han tenido problema en echar tierra sobre Feldstein, siguen protegiendo a Urich, quien trabaja en el partido conservador y no ha sido despedido de la oficina de Netanyahu, aunque la Justicia le impida preventivamente seguir ejerciendo su condición de asesor.

El propio primer ministro ha salido a defenderlo, calificando las acusaciones de "políticas" e "inventadas".

A Urich y Feldstein, se suman otros dos importantes cargos de la administración: Einhorn y Braverman. Einhorn era otro de los asesores personales de Netanyahu y el encargado, según la acusación, de diseñar los mensajes que luego transmitía a Urich y Braverman para su difusión a los medios.

Einhorn compaginaba su cargo público con la gestión de Perception Media, otra compañía encargada de mejorar la imagen de Catar en el mundo.

Además, había sido uno de los estrategas de Netanyahu durante las distintas campañas electorales que el sempiterno primer ministro tuvo que afrontar de 2019 a 2022. En mayo de 2024, decidió abandonar su puesto y se instaló en Belgrado, pues también es uno de los principales asesores del presidente serbio prorruso Aleksandar Vučić, puesto que aún ocupa.

Según la Fiscalía, el trasvase de información confidencial entre Einhorn, Urich y Feldstein era constante, confundiendo así los intereses personales con los de la seguridad del país.

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El jefe de gabinete, en el ajo

La última pata de esta mesa es Tzachi Braverman. Braverman es ni más ni menos que el jefe de gabinete de Netanyahu y ya fue acusado en 2024 de extorsión a un oficial de las FDI para que alterara las actas de las conversaciones inmediatamente posteriores al atentado del 7 de octubre.

Según declaró Feldstein a KAN, Braverman era perfectamente consciente de lo que estaba sucediendo e incluso le ofreció "parar" la investigación a cambio de su silencio.

La oficina del primer ministro siempre ha mantenido que todas estas acusaciones contra Braverman eran una "caza de brujas" para acabar con Netanyahu.

Los dos han trabajado juntos al menos desde 2016 y, de hecho, Braverman, considerado la mano derecha del líder del Likud, fue trasladado convenientemente este mes de mayo a Londres para ocupar el puesto de embajador de Israel en Reino Unido y alejarle de la onda expansiva del Catargate.

Obviamente, la reacción de la oposición no se ha hecho esperar. El ex primer ministro Naftali Bennett calificó lo sucedido de "el más grave acto de traición" de la historia de Israel y afirmó que "tanto si lo sabía como si no se enteró de lo que pasaba, Netanyahu debe dimitir".

En términos similares se expresó el también ex primer ministro Yair Lapid, quien encabeza la oposición al primer ministro en la Knéset.

"Tres de los consejeros más cercanos a Netanyahu eran en la práctica agentes pagados por Catar y por Hamás en lo más crudo de la guerra, mientras nuestros soldados luchaban y morían bajo las balas de Hamás que se habían comprado con dinero catarí. Esto explica a las claras por qué el gobierno de Israel fracasó en el gran objetivo que se había fijado en la guerra: la destrucción de Hamás", añadió Bennett.

La relación entre Catar, Hamás y Netanyahu siempre ha sido confusa y el primer ministro tuvo que reconocer en 2024 que hizo la vista gorda a los pagos del emirato a la banda terrorista al entender que así causaba un mayor perjuicio a Fatah y a la Autoridad Palestina.

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