Bastó el arranque del debate sobre las elecciones en Extremadura que organizó RTVE para resumir la noche. Xavier Fortes, el presentador de la televisión pública, dio paso a lo que denominó "minuto de plata", es decir, que cada uno expresase el por qué quiere ser presidente de la Junta de Extremadura. En la contestación de dicha pregunta, antes de pasar a los bloques temáticos preestablecidos, se definieron las reglas del juego que presidieron la noche: todos pusieron en el punto de mira a la presidenta de la Junta, María Guardiola, que como había decidido hace ya casi un mes, no compareció. Y no se pudo defender de sus logros. Por orden de intervención, Irene de Miguel (Unidas por Extremadura), Óscar Fernández (Vox) y Miguel Ángel Gallardo (PSOE) dedicaron sus primeros argumentarios a criticar a la candidata del PP, que no se pudo defender, claro.
La entrada del periodista gallego que moderó el debate fue esencial para saber lo que estaba ocurriendo si nadie a estas alturas se hubiera enterado de por qué no se encontraba allí la fuerza política que está gobernando Extremadura: "Lógicamente la hemos invitado y se ha negado a debatir", advirtió el moderador gallego, y hubo mucho que moderar porque hubo los 'cabezas de cartel' se interrumpían unos a otros, lo que agilizó la noche, que no estuvo tan encorsetada como hace una semana en el de Canal Extremadura TV, donde participaron hasta diez partidos. De entrada, Gallardo le dio efusivamente "la bienvenida a Extremadura" al presentador...
Televisivamente estuvo mucho mejor el programa porque, aunque cada candidato tuviera sus minutos controlados para bloque, podían interactuar entre ellos, replicarse, en definitiva, no encorsetarse. Las reglas eran más dinámicas, lo que agradeció el espectador. A falta de Guardiola, el triángulo se fue poco a poco estrechando y la pinza se hizo evidente en las estrategias de los candidatos de la izquierda, que se fueron directo a por Vox, al que trataron como el socio de gobierno de Guardiola, aunque abandonara el ejecutivo hace más de un año y no le aprobara los dos últimos presupuestos que desembocaron en las elecciones. De hecho,
la candidata de Unidas por Extremadura le dijo que tenía "cara de vicepresidente", en referencia a un posible pacto de PP y Vox tras el domingo. Estuvo ágil el candidato de Abascal porque le replicó que quien tenía pactado ser vicepresidenta de la Junta fue ella en las anteriores elecciones con Guillermo Fernández Vara. Y Gallardo tildó a Óscar Fernández de "testaferro" de Guardiola. "Es bueno que interactúen entre ellos, que se interpelen, pero sin insultos porque si no tendré que intervenir como un gendarme", advirtió Fortes, que avivó "un debate abierto".
No faltaron las críticas a Santiago Abascal, que se ha pasado casi toda la campaña en Extremadura, y sus paseos a caballos por el campo, por aquel vídeo y fotografías que publicó a comienzos de la campaña en sus redes sociales. Tampoco hubo grandes novedades más de lo escuchado durante estos días, con Vox incidiendo en el bipartidismo, PP y PSOE, como mal endémico a su entender de Extremadura, aunque hizo mella sobre todo en los socialistas en cuanto a los últimos casos conocidos de abusos sexuales o, al otro lado, contra Podemos por la permitir salir de la cárcel a los violadores al reducir las penas por la ley del 'sí es sí'.
Irene de Miguel se centró en la que a su juicio es la privatización de los servicios públicos que ha ocurrido en Extremadura en esta pasada legislatura mientras que Gallardo se comprometió la homologación salarial a los docentes. El candidato del PSOE ya había sufrido las críticas de Óscar Fernández desde el banderazo de salida por su imputación en el caso de David Sánchez-Pérez Castejón y le castigó con dureza por esta debilidad durante toda la noche, recordándoselo en varias ocasiones y no sólo por este caso sino "por las numerosas colocaciones con usted al frente tanto en el Ayuntamiento de Villanueva de la Serena (del que fue alcalde) como en la Diputación". "Chiringuitazos", lo definió Óscar Fernández, a lo que Gallardo le contrarrestó con el último caso conocido de la Revuelta, las juventudes de Vox.
Hasta Irene de Miguel le afeó a Gallardo que estuviera deseando aprobarle los últimos presupuestos a Guardiola para evitar las elecciones por su situación judicial. Fue el único encontronazo entre la izquierda de toda la noche porque Gallardo esquivó el anzuelo y se dedicó a llamar "telepredicador" al representante de Vox, que también le afeó esa posibilidad de pacto presupuestario. Para entonces, el candidato socialista recibió por todos lados, salvo de Guardiola, claro, porque Vox incidía en que el PSOE tiene un pacto con el PP porque ambos hacen "la misma política porque la señora Guardiola no ha tocado ni una sola ley. Son ustedes lo mismo". Y el candidato del PSOE ya arremetió con todo: "A usted lo que le gustaría era darnos el tiro de gracia", le llegó a decir al representante de Abascal. "Lo que tiene que hacer usted es pedir perdón e irse", le replicó Óscar Fernández.
Al contrario, el candidato socialista le lanzó varios guiños a la representante de Unidas Podemos, hablando constantemente de "las izquierdas" y de seguros pactos en un futuro si suman los escaños necesarios (33). "Aspiro a liderar el bloque progresista y algunos deberían de dar un paso al lado", contestó con dureza Irene de Miguel: "No es su cuestión judicial, es su aforamiento, me produjo bochorno", le afeó. Directa a por el voto de la izquierda, o de los desencantados de la izquierda: "El PSOE merece una reflexión profunda tras las elecciones" y le animó a quitarse "mochilas de encima", es decir, animándole a dimitir la noche electoral. En una entrevista hace unos días, la candidata de Podemos ya le había tildado de "candidato de hojalata" y hasta en su 'minuto de oro' pidió el "voto prestado" a los votantes socialistas. "No tenemos casos de corrupción y somos feministas", adujo.
"Pero qué tontería estás diciendo", le espetó Irene de Miguel a unas de las acusaciones de Fernández, sobre un tema de menores: "Ni te voy a contestar", le volvió a replicar, en lo que
ya iba derivando el debate con el paso de los minutos que Gallardo insistió en que "nosotros siempre estaremos con las víctimas", en referencia a los últimos casos de acoso conocidos en el interior de su partido, pero que los comparó con el reciente de Navalmoral de la Mata contra el alcalde del PP. Para entonces, ni Fortes salvaba ya el aburrimiento en el que derivó el debate a tres: "Entiendo que es complicado mandar mensajes y al mismo tiempo administrar el tiempo", advirtió el presentador. Habrá que esperar a las audiencias y, sobre todo, al domingo por la noche... Pero el balance no sorprendió: eficaz la representante de Podemos, Irene de Miguel, que salió fortalecida de la noche haciendo guiños constantes, y eficaces, al electorado progresistas, con un Gallardo que no aprovechó el debate para remontar y mostró de nuevo su fragilidad, lastrado por su procesamiento, mientras que el representante de Vox acaparó a todos la audiencia de derechas. Mientras, María Guardiola perdió una gran oportunidad de sentenciar las elecciones y acercarse, si es que aún es posible, a la mayoría absoluta.