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Detenido en Vizcaya un joven por asfixiar con las manos a su compañera de trabajo

Detenido en Vizcaya un joven por asfixiar con las manos a su compañera de trabajo
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El arrestado, un joven de 27 años, y la fallecida habían estado juntos en la cena de empresa

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La Ertzaintza condujo al detenido al piso donde se halló el cadáver para reconstruir los hechos. Luis Calabor Detenido en Vizcaya un joven por asfixiar con las manos a su compañera de trabajo

El arrestado, un joven de 27 años, y la fallecida habían estado juntos en la cena de empresa

Ainhoa de las Heras

Martes, 23 de diciembre 2025, 09:19

... mañana, murió asfixiada probablemente con las manos, según el informe preliminar de la autopsia practicada ayer al cadáver en el Instituto Vasco de Medicina Legal, en el Palacio de Justicia de Bilbao. Pero antes de confirmarse de manera científica que se trataba de una muerte de etiología homicida, la Ertzaintza ya lo investigaba como tal por los indicios recogidos en la escena del crimen y por los testimonios de testigos, que escucharon ruidos extraños procedentes de la vivienda de madrugada.

El arrestado permanecía este lunes en los calabozos de la comisaría de Getxo, ya que fue detenido en su domicilio en Sopela. A media tarde, la Ertzaintza le llevó a la vivienda donde la mujer fue asfixiada, ubicada en la calle Sociedad Santa Águeda de la localidad fabril, para realizar una reconstrucción de los hechos. El piso había quedado precintado por la Policía autonómica el día anterior para preservar la escena del crimen. Ayer, en la puerta, decorada con motivos navideños, todavía quedaban restos del polvo que los especialistas de la Científica utilizan para extraer huellas dactilares.

Contradicciones

El joven ofreció una versión llena de contradicciones a la que los investigadores no conceden completa credibilidad. Según explicó, después de la cena de empresa a la que ambos acudieron junto con otros cuatro compañeros, estuvieron de fiesta e intimaron. En un momento determinado, cuando decidieron dar por terminada la velada, un grupo se fue en un taxi y ellos dos, en otro. Fueron juntos a la casa de ella, donde después sucedieron los hechos.

Siempre según su versión, durante el encuentro ella sufrió algún tipo de indisposición y él se asustó. El miedo le empujó a marcharse de la vivienda alrededor de las tres o cuatro de la madrugada, pero regresó al poco tiempo. Como no podía abrir la puerta, solicitó la ayuda de un conocido con conocimientos de cerrajería que le franqueó la entrada. Según él, fue entonces cuando encontró a la mujer fallecida y pensó en simular un ahogamiento. Llenó la bañera de agua en el cuarto de baño y, aún vestida, le sumergió la cabeza. En esta postura la dejó y se fue.

Cuando llegó a su casa en Sopela, a una media hora de distancia, le contó lo ocurrido a una mujer de su confianza, que se presentó en una comisaría de la Ertzaintza para comunicarlo. Una patrulla acudió a buscarle. Durante el largo interrogatorio, el hombre se puso muy nervioso y cambió en varias ocasiones el relato. Los agentes que llevan la investigación decidieron entonces detenerle y tratar de confirmar su coartada. Los ertzainas intentan ahora determinar si el resultado de la autopsia, que apunta a una muerte por asfixia mecánica, cuadra con el relato de hechos ofrecido por el sospechoso o bien se trata de un homicidio doloso.

Contaban ya con otros indicios que apuntan a algo extraño y con las declaraciones de una vecina de la víctima, que escuchó ruidos en la vivienda en plena madrugada. La mujer oyó como si alguien se hubiera caído de la cama en el piso y estaba convencida de que su vecina estaba acompañada. Una de las dos hijas de la víctima intentó entrar en la casa de su madre sobre las cuatro de la madrugada, pero no pudo porque pensaba que las llaves estaban puestas por dentro. Llamó al timbre, pero no contestó nadie y se fue a dormir con sus abuelos. Mediante una aplicación del móvil, la joven pudo escuchar una voz de hombre en el interior del domicilio.

A la mañana siguiente, cuando la víctima tampoco se presentó en misa para una celebración familiar, después de la cual pensaban acudir a Santo Tomás a probar el talo con chorizo, sus allegados empezaron a sospechar que algo podía haberle pasado. Sus hijas se presentaron en la vivienda de la calle Santa Águeda y esta vez sí que pudieron abrir la puerta. Horrorizadas, las chicas encontraron a su madre inconsciente, con el cuerpo sumergido en parte en la bañera y llamaron al 112 para dar la voz de alarma. La vivienda estaba inundada y un televisor, roto.

Los investigadores también rastrearon las cámaras de vídeovigilancia del entorno de Urban para comprobar si la mujer llegó acompañada a casa. Antes de que anocheciera, sabían con quién había estado en sus últimas horas con vida.

Una mujer «normal»

J. M.D. estaba separada del padre de sus hijas y tenía una nueva relación. Su novio se encontraba estos días de vacaciones en la zona de Levante. La mujer había trabajado hace años en la empresa PCB y en una gran superficie de Bilbao, regentó una tienda de ropa en la calle Guipúzcoa de Barakaldo y tenía estudios de auxiliar de clínica, según aseguraba en el perfil de una red social de contenido profesional.

Había pasado una mala racha tras la muerte prematura de su hermana, a los 46 años, con la que estaba muy unida. Aquello había sucedido en marzo de 2024, hacía apenas un año y medio. Muy familiar, se preocupaba mucho por sus padres y por sus sobrinos huérfanos de madre.

La muerte de esta chica, una mujer «normal» con la que cualquiera puede empatizar, ha conmocionado al barrio de Urban, donde vivía, y a toda Vizcaya.

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Fuente original: Leer en Diario Sur - Ultima hora
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