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«El arte flota siempre por encima de la mierda y nos hace crecer»

«El arte flota siempre por encima de la mierda y nos hace crecer»
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Una muestra confronta en Almería los barros y cerámicas del artista mallorquín con los de Picasso y piezas arqueológicas milenarias. «La cerámica es muy física, exigente y experimental. La pintura metafísica y cerebral»

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Miquel Barceló junto a una de sus piezas cerámicas expuesta en el museo de Almería. Chema Artero

Miquel Barceló

Pintor, escultor, alfarero y ceramista «El arte flota siempre por encima de la mierda y nos hace crecer»

Una muestra confronta en Almería los barros y cerámicas del artista mallorquín con los de Picasso y piezas arqueológicas milenarias. «La cerámica es muy física, exigente y experimental. La pintura metafísica y cerebral»

Miguel Lorenci

Almería

Sábado, 20 de diciembre 2025, 00:37

... el torno y el horno. Picasso con 65 años. Barceló con 37. Ahora el Museo de Almería, de la mano del Picasso de Málaga, confronta los logros de estos dos singulares y poderosos alfareros y ceramistas que casaron una tradición milenaria con la modernidad. Hasta el 15 de marzo, 'Reflejos. Picasso × Barceló' reúne más centenar de piezas –58 del mallorquín, 36 del malagueño, 33 históricas– en un feliz encuentro entre arte, materia y arqueología. La muestra viajará luego a Cádiz.

Frente a la mesa 'capillas temáticas' con figuras femeninas, toros, y otros animales: arcaicas y anónimas, picassianas y barcelonianas. La última es un teatro-belén creado por Barceló y su amigo Bernard Picasso, nieto del genio malagueño . «Hay cerámicas de casi 8.000 años y son iguales que las de Picasso y las mías. Indistinguibles. Jugamos con el equívoco para que pienses que son de la misma mano. Dentro diez mil años todo eso será anónimo», dice un jocoso Barceló que montó este belén como el que arma en su casa. Ha incluido un fragmento de la maqueta de su proyecto para la Sagrada Familia.

–La alfarería ¿es ancestral y moderna a la vez?

–Sí. Es un gesto humano primigenio: hacer un anzuelo, una vasija, una aguja para coser... Alfarería y cerámica están en todas las culturas. Todos los pintores, cuando empiezan a trabajar con arcilla, encuentran la madre de la pintura. No es un arte menor, ni un derivado, ni un subgénero. Yo empecé en Mali, por un terrible vendaval que impedía pintar. Soy un ceramista accidental.

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Miquel Barceló en su estudio de Vilafranca, Mallorca (izq.) en 2023. Picasso frente a una cerámica en Vallauris en 1966. Jean Marie del Moral / Roberto Otero.

–¿Distingue entre pintura, cerámica y escultura?

–No. Nunca fue un problema que mis cuadros tengan bultos o que mis esculturas sean planas. Esa división me parece algo metafísico del siglo XX, como lo figurativo y lo abstracto. Me interesa el arte de hace cinco milenios. Todo es lo mismo: forma, figura, color, dibujo y tema. La cerámica es muy física, exigente y experimental. Te ensucias y te agotas. Es un frenesí de variantes. Nunca sabes qué saldrá del horno. La mitad de lo que hagas se romperá. La pintura es más metafísica: pasas más tiempo en espera, observando, con pocos gestos y más meditados. Es más cerebral.

–¿Es mejor ceramista o pintor?

­­–!Uff¡ Acuarela, óleo, barro… Son parte de lo mismo. Con lo años he aprendido algo, pero nunca me ha importado demasiado la técnica. Técnicamente soy mediocre. No soy un prodigio. Me la voy inventando.

–El barro no perdona los errores dice ¿La pintura sí?

–En el barro los errores permanecen a la vista. La arcilla cruda se parece a la piel. Tiene memoria de una caricia o de los golpes con los que se trabaja. En pintura hay 'pentimento', arrepentimiento.

–Tiene unas 5.000 piezas de barro. ¿Más que pinturas?

–Quizá sí. Por una buena salen cien malas. En el centro del taller-tejar hay una piscina de barro con piezas fallidas. Pienso que lo mejor está ahí dentro.

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'Sin título', 2021. Plato cerámico de Barceló como una plaza de toros de Barceló. Colección Particular

-No quedan tejares ni alfareros en Mallorca, lamenta.

-Otro efecto perverso del turismo y la especulación. La industria turística se parece a la de la droga: nadie la controla y siempre es expansiva. Acaba contaminándolo todo.

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Piezas de Picasso y Barceló expuestas en Almería. EP

–¿El azar es un gran aliado?

–Sí. Brutal. La alfarería es arcilla, mano y torno. La cerámica es alquimia del color. Durante años mi cerámica fue monocroma, como la íbera. Ahora investigo mucho con los colores.

–¿Cómo dialoga con Picasso?

–Picasso siempre me ha interesado, y eso que me gustaba más la cerámica de Miró o de Fontana. Desde los trece años lo estudio. Incluso como actitud humana: antifascista, progresista. Me parece siempre honorable, aunque se discuta mucho su figura.

–Hay quien quiere cancelarlo por misógino y maltratador.

–Todo se discute. A mí me interesa muchísimo como artista. Pero he luchado por que mis obras no se parezcan a las suyas sin dejar de aprender de él.

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Plato decorado por Picasso con una cabeza de cabra en los años 50. Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso

–La exposición de ambos tiene algo de teatral.

–La ultimamos sobre la marcha montando un belén con fragmentos de mi taller y de Picasso. Hay piezas íberas, fenicias, de la Edad del Bronce. Un toro de Picasso, uno mío y uno fenicio se mezclan sin identificar la autoría: hay que mirar y descubrir. Son los mismos gestos con una arcilla parecida separados por casi 8.000 años. Es como comer una pizza hecha hace milenios en Pompeya, otra en Palma y otra horneada por tu madre.

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Teatro-belén con piezas de Barceló, Picasso y arqueológicas montado por el artista mallorquín. EP

–Es agnóstico, pero tiene un retablo cerámico en la catedral de Palma, tapices en Notre-Dame y quizá intervenga en la Sagrada Familia.

–«Alguien guía tu mano ahí arriba», me dijo un arzobispo. Me gusta la idea. Ojalá fuera verdad. Pero mi sensación es de caos absoluto. Me encantaría ser creyente, pero no lo soy.

–¿Qué prepara para la fachada de la gloria de la Sagrada Familia?

–Compito con Cristina Iglesias y el mexicano Javier Marín en un concurso. A principios de año se fallará. Un comité teológico fijó el tema: el paraíso, la gloria. Serán casi 400 figuras en un gran espacio de 70 por 70 metros. Ilustré la 'Divina Comedia': el infierno, el purgatorio y el paraíso. Estoy entrenado.

–¿No es más divertido el infierno?

–Sí. En las iglesias románicas el infierno siempre atrae más: hay más movimiento y más diablos. Pero cuando lees el infierno y el purgatorio, el paraíso es fascinante.

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Fragmento de la maqueta que Barceló ha preprarado para la fachada de La Gloria de la Sagrada Familia. EP

–Redoblan los tambores de guerra ¿Mantiene la confianza en el género humano?

–No. En el arte, toda. El arte flota siempre por encima de la mierda. Es una necesidad humana, como defecar o amar. Es de las pocas cosas que merece la pena defender. No hay inteligencia artificial que valga. Tengo 67 años. Viví que te dieran de hostias si no cantabas el 'Cara al sol'. Parecía que todo iba mejor y... ves cambios inauditos. Con la decadencia del Imperio Americano a esta velocidad piensas que el cabrón de Marx tenía razón en casi todo. Eso de que los burgueses comprarán la cuerda para que los ahorquen, es casi la descripción literal de lo que está pasando. Nunca he sido marxista, y menos comunista, pero Marx lo había previsto.

–¿Puede el arte hacer algo contra la guerra?

–No la evitará. Nunca lo hizo, y suele ser una de sus primeras víctimas. Pero nos hace crecer. Antes tomamos LSD para ver el mundo con algo de perspectiva, y el arte también te la da.

–Soñamos ser una generación en paz, y la guerra nos cerca.

–Hemos vivido siempre en guerras que hemos alimentado. Nadie es muy inocente. Vendemos armas aquí y allá. Las de Palestina y Ucrania todavía son guerras coloniales. En versión psicoanalítica: aún pagamos los pecados de nuestros padres y abuelos. Inquieta hasta qué punto es un asunto estético. Viví en la fantástica Nueva York en los 80. Dudé mucho si quedarme y volví a Europa para ir más fácilmente a África. Nueva York me parecía una ciudad estupenda. Ahora es una mierda. El primer horror es estético, como la actual administración americana: purpurina y mierda. Cuando Trump habla siempre dice 'beautiful white house' ¿Cómo? Su mansión de Mar a lago es una abominación. El nivel de decadencia es imparable.

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Fuente original: Leer en Diario Sur - Ultima hora
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