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Ha tenido que pasar un año, hemos tenido que poner 365 veces la cafetera en marcha cada mañana, para darnos cuenta de que doce meses después, 52 semanas mediante, estamos prácticamente en el mismo sitio que empezamos, o, casi peor, que somos unos clásicos.
Porque, por muy modernos que nos creamos, uno repasa la lista de exposiciones de los últimos doce meses destacadas por nuestros críticos y se sorprende con los protagonistas: Veronés en el Prado; Juan Muñoz, en la misma casa, pero dialogando con sus grandes maestros; hasta un Greco reorganizado' se coló en su galería central; Zurbarán en el MNAC...
Es como si este año de rima fácil nuestra capacidad creativa se haya quedado adormecida y hayamos tenido que tirar del pasado. Y eso que este 2025 'Museo habitado', en Barcelona (MNAC), nos fue vendido como 'el futuro inmediato', el post-museo, la forma de entender lo artístico que iba a acabar con cualquier idea preconcebida. Luego resultó que tampoco era para tanto y que más bien fue más de lo mismo, de lo de siempre, de los discursos que venimos arrastrando desde hace unos años, pero dispuesto todo ello en plan tenderete.
Así que da la sensación de que no pasó nada. Que estamos en el mismo punto, pero un poquito más nerviosos, más cabreados. Que se lo digan si no a los galeristas, que tras la decisión de los portugueses (ellos sí que han movido ficha) de bajar su IVA del arte al 6% (¡y lo tenían en el 23, más alto que nosotros!) nos deja a los españoles en este terreno como verdadera 'excepción Ibérica', esa de la que alardea el presidente, cuya responsable de Hacienda no se fía de esta 'cosa de ricos' (como si no fueran industria el cine o el libro), mientras los 'emisarios' de Cultura repiten que faltan datos por aportar para tomar una decisión. Yo creo que ya los tienen, desde hace años, pero como a Paquita Salas, se les van todos a spam. ¡Un clásico!
Así que mientras algunos galeristas amenazaban este diciembre en asamblea en el Círculo de Bellas Artes con lo de hacer una huelga, otros piensan en ARCO (¿una estampida, un 'simpa' nacional?) como plataforma desde la que afear la foto a los políticos y las administraciones de turno. Eso si van. Los unos o los otros.
Así que 2025 será esa porción de tiempo que queda entre dos muertes memorables: la de la galerista y coleccionista Helga de Alvear casi en su arranque y la de Frank Gehry en sus postrimerías (en un año que algunos quieren finiquitar rápido, pero que se está resistiendo con titulares que recordaremos toda la vida, como los fallecimientos de Martin Parr o Arnulf Rainer, o la decisión del Guggenheim de renunciar a su segunda sede en Urdaibai).
«Mientras Hacienda y Cultura juegan al despiste, nuestro IVA continúa en el 21%. Ya no nos queda ni Portugal»
Tuvo además la mala suerte este 2025 de no ser de esos con una cita internacional de relumbrón (la Bienal de Arquitectura de Venecia no cuenta, que además también les salió regulinchis, y aunque resucitamos la Bienal de Pontevedra o celebramos aquí parte de BienalSur, nos faltó algo, un no sé qué, esas mariposillas que los comensales de 'First Dates' aducen cuando no hay flechazo), aunque lo foráneo nos dejó fotos para el recuerdo, como ese robo a lo Monty Python del Louvre (con campaña de publicidad de empresa de escaleras incluida) o el cierre por obras del Pompidou, con Wolfgang Tillmans como su último habitante. O la reapertura del Museo Egipcio en El Cairo. Las gallinas que salen por las que entran...
En el Metropolitan, Caspar David Friedrich cumplió los 250. Nosotros, más modestos, celebramos los 100 años de 'La deshumanización del arte', los 25 de T-20 (que culminó en una maravillosa 'Noche americana' en Sala Verónicas) y de La Casa Encendida, o los 50 de la Fundación Miró, con la impronta de EE.UU. de su inspirador.
Por estos pagos, sin embargo, también hemos hecho algunas cosas. Hemos visto echar ya a andar a (la programación de) Segade en el Museo Reina Sofía. Fue con Laia Estruch y después llegó Néstor, que nos dejó con la boca abierta. Este museo corrigió con su montaje la necesaria revisión del legado de Maruja Mallo que inició en primavera el Centro Botín, pero no se puede decir que lo visto sea una de las expos del año.
Seguimos oyendo mucho eso del 'techo de cristal' para la mujer en el arte, pero en España el espejismo es evidente: llegaron Blanca de la Torre al IVAM, Semíramis González a La Laboral y Miren Arzalluz al Guggenheim. Este último museo se anota algunas de las mejores propuestas de estos meses: Tarsila do Amaral, Barbara Kruger, Helen Frankenthaler... No pasó desapercibida Joana Vasconcelos en el palacio de Liria o Yoko Ono en el MUSAC. Graciela Iturbide nos visitó dos veces: en PHotoEspaña y para recoger su Princesa de Asturias. En Artium recaló Chantal Akerman y en Matadero retomaron el 'Abierto por Obras' Eva Fàbregas o Cristina Mejías. Ellas también se equivocaron: como lo hizo Annie Leibovitz en la Fundación MOP (o Secundino Hernández en Alcala 31).
En 2025 (re)descubrimos a Carlos Motta en el MACBA (la única mirada descolonizadora soportable en la matraca institucional), Baselitz nos mostró cómo será el futuro Museo de BB.AA. de Bilbao, dijimos hola a Solo CSV y 2MiraArchiv y adiós al Museo de Arte Prohibido. Y recuperamos a Kader Attia (en el CAAC, de donde salió Jimena Blázquez), a Kara Walker (IVAM y MACA) y Santiago Sierra (Helga). Hasta nos gustó el Proust del Thyssen... ¿Ven? ¡Si es que fuimos unos clásicos!
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