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El expresidente de Neuralink ahora busca alargar la vida de los órganos para transplantes

El expresidente de Neuralink ahora busca alargar la vida de los órganos para transplantes
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Science Corporation, la empresa fundada por Max Hodak, primer presidente de Neuralink, presenta una máquina capaz de prolongar la vida de los órganos durante más tiempo.
Emily MullinSalud17 de diciembre de 2025la sangre en órganos vitales cuando ya no pueden funcionar por sí solos. Esta tecnología se utiliza para preservar órganos para trasplantes y como soporte vital temporal para pacientes cuyo corazón y pulmones fallan, pero es compleja y costosa. Science quiere desarrollar un sistema más pequeño y portátil, capaz de proporcionar asistencia a largo plazo.

Interfaces neuronales y restauración de la visión

Actualmente, Science trabaja en una interfaz biohíbrida que utiliza neuronas vivas en lugar de cables para conectarse al cerebro. Su idea inmediata es comercializar su implante de retina, que ha devuelto la visión a pacientes con degeneración macular avanzada, permitiéndoles leer letras, números y palabras. Este implante fue adquirido en 2024 a la startup francesa Pixium Vision, que enfrentaba la quiebra, y ha adelantado a Neuralink, de Elon Musk, en el desarrollo de soluciones para la pérdida de visión.

"En cierto sentido, ambas son tecnologías para mejorar la calidad de vida humana, ese es el objetivo tanto de las interfaces neuronales como de esto", declara Hodak sobre la perfusión de órganos. Hodak cofundó Neuralink junto con Musk y otros en 2016, pero lo dejó en 2021 para fundar Science y asumir el rol de CEO. Desde entonces, la empresa ha recaudado aproximadamente 290 millones de dólares, según Pitchbook.

Hodak se inspiró para trabajar en la preservación de órganos tras leer el caso de un adolescente de 17 años en Boston, cuyos pulmones fallaron por fibrosis quística. Lo mantenían con un sistema de perfusión llamado oxigenación por membrana extracorpórea (ECMO) mientras esperaba un trasplante. Tras dos meses en lista de espera, sufrió una complicación que le impidió recibir el órgano. Sus médicos y padres enfrentaron el dilema ético de mantenerlo con ECMO, que se usa como puente temporal. Finalmente, la máquina comenzó a fallar, y el joven falleció poco después.

Durante la pandemia de covid-19, las máquinas ECMO se utilizaron para pacientes con fallos pulmonares graves. Sin embargo, son caras y requieren mucho personal especializado, con costos diarios de miles de dólares. Los pacientes permanecen conectados en el hospital, y los circuitos de tubos deben trasladarse en camillas junto a la cama, con ajustes constantes y supervisión continua.

"¿Se podría llegar a resguardar un riñón como equipaje en un vuelo o construir un sistema que permitiera a ese niño irse a casa con una mochila en lugar de retirarle el soporte vital?", se pregunta Hodak.

Más allá de la ECMO, los sistemas de perfusión para trasplantes también son costosos. Por ejemplo, TransMedics, de Massachusetts, fabrica un sistema que cuesta alrededor de 250,000 dólares por máquina, más entre 40,000 y 80,000 dólares por uso. Los órganos que recorren grandes distancias se transportan en jets privados de la empresa.

riñón humano puede permanecer viable entre 24 y 36 horas si se almacena en hielo; las máquinas existentes pueden prolongar este tiempo hasta cuatro días o más.

La ramificación hacia la perfusión de órganos siempre formó parte del plan de Science, que ahora cuenta con unos 170 empleados. "Necesitábamos hacer un trabajo preliminar para tener la convicción de apostar más por ello", declara Hodak. Su prototipo incluye sensores integrados que controlan en tiempo real la oxigenación, el flujo, la presión y la temperatura de la sangre, con un diseño modular y componentes intercambiables para distintos órganos y aplicaciones. El sistema de control en bucle cerrado realiza ajustes automáticos, mientras que las máquinas ECMO actuales requieren manejo manual.

Science competirá con otras empresas que fabrican sistemas automáticos de perfusión para trasplantes. Aunque cada vez más comunes, estos dispositivos siguen siendo costosos y requieren personal especializado. Hodak no revela un precio exacto, pero confía en crear una opción más asequible.

"Existe una gran brecha entre lo que esta tecnología puede hacer y cómo se utiliza en la práctica diaria. Si Science logra cerrarla, habremos abordado algunos de los problemas más difíciles de la medicina convencional: un mundo potencialmente de piezas intercambiables", concluye Hodak.

Artículo originalmente publicado enWIRED.Adaptado por Alondra Flores.

Fuente original: Leer en Wired - Ciencia
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