Saturday, 13 de December de 2025
Internacional

El PSOE al borde del colapso por sobredosis de su propia medicina

El PSOE al borde del colapso por sobredosis de su propia medicina
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El PSOE se muestra muy compungido por la cascada de denuncias de acoso sexual, pero ninguno de los responsables de haber encubierto a los presuntos abusadores o silenciado a las víctimas ha dimitido.

El líder del PSOE gallego, este viernes.

Editorial EL RUGIDO DEL LEÓN El PSOE al borde del colapso por sobredosis de su propia medicina Publicada 13 diciembre 2025 02:21h

La sangría de caídos en el PSOE por presuntos casos de acoso sexual que se ha desencadenado a consecuencia del escándalo de Paco Salazar es de tal magnitud que ya se habla del "#MeToo del PSOE"

La jornada de este viernes ha sido devastadora, y ha forzado a la secretaria de Igualdad del PSOE, tras la reunión con sus homólogas en las federaciones, a sentenciar que "hay un antes y un después tras lo sucedido".

En paralelo al cierre del caso del exasesor de Pedro Sánchez, con un expediente interno que lo califica de "falta muy grave" y lo suspende de militancia de por vida, Ferraz abría una investigación al alcalde de Almussafes, tras recibir dos denuncias de acoso sexual y laboral por una militante.

Además, ha formalizado su renuncia el presidente de la Diputación de Lugo, que había sido acusado por hasta seis mujeres socialistas de supuestos abusos.

Y, en el mismo día, se ha conocido que el secretario general del PSOE en Torremolinos ha sido denunciado ante la Fiscalía por una militante, que ha aportado los mensajes de alto contenido sexual y tono intimidatorio que le envió. Y también ha trascendido que el alcalde de Belalcázar habría enviado continuadamente mensajes procaces a una subordinada del Ayuntamiento.

Todo ello después de que este jueves el senador y miembro de la Ejecutiva Federal del PSOE Javier Izquierdo dimitiera en medio de informaciones sobre comportamientos inadecuados con mujeres.

Ya son seis casos que hunden definitivamente la credibilidad de un partido que blasonaba de feminista, y que quería imponer a todas las organizaciones públicas y privadas unos protocolos antiacoso que no ha sido capaz de garantizar en sus propia organización. Pero lo esperable es que no sean los últimos.

No cabe descartar que algunas de estas denuncias consistan, en realidad, en ajustes de cuentas a las que ha dado pie una coyuntura propicia.

Además, el acoso sexual concierne a un terreno tan difícilmente objetivable que muchas veces resulta difícil delimitar la frontera entre el mero comentario inapropiado o la conducta improcedente y la agresión constitutiva de delito.

No hay duda de que, de ser verdad (y hay muchos visos de ello), los gestos y comentarios obscenos reportados sobre Salazar constituyen una ofensa gravísima. Pero tampoco se puede olvidar que algunos de los otros casos se reducen por el momento a denuncias anónimas, en un contexto muy particular que invita a la replicación, y que están pendientes de verificarse judicialmente.

Pero el problema para el PSOE es que estas precisiones no pueden tener cabida en el discurso maximalista que ha promovido, que ha dado presunción de veracidad a las denuncias y ha animado activamente a las mujeres a que las interpongan.

Ferraz está siendo ahora víctima de su propia demagogia, toda vez que se ha descubierto que no han tramitado las acusaciones con la celeridad que se presumiría en virtud de su retórica, y que ese buzón interno de denuncias anónimas del que se vanagloriaban permitió que desapareciesen las denuncias contra Salazar.

No es sólo que los canales habilitados en el seno del partido para lidiar con este tipo de incidencias no hayan funcionado correctamente, como ha admitido la secretaria de Organización al reconocer que la dirección "no ha estado a la altura" en la rapidez de la respuesta.

Es que esta cascada de casos está evidenciando que el PSOE había intentado silenciar las denuncias dirigidas contra sus correligionarios, como prueba también los intentos del cesado Antonio Hernández por hacer "luz de gas" a las mujeres damnificadas por su jefe.

Aunque Rebeca Torró lo niegue, lo que está quedando de manifiesto no es únicamente la inacción del PSOE, sino una praxis de encubrimiento sistemático.

Tanto se ha habituado el PSOE a desdeñar la rendición de cuentas que considera que asumir responsabilidades se reduce a pedir perdón.

Pero la connivencia con el acoso reviste aún más gravedad que los propios comportamientos denigratorios. Por eso, si como ha declarado un cargo del PSOE, realmente "esto nos desgarra", Rebeca Torró debería haber dimitido.

Pilar Alegría, que reconoció el "error" de haber quedado a comer con Salazar cuando ya pesaban sobre él acusaciones de acoso, debería haber dimitido.

Y, por supuesto, el secretario general del PSOE de Galicia, que ha admitido este viernes que conoció pero que no denunció el pasado octubre el supuesto caso de acoso del expresidente de la Diputación de Lugo, debe dimitir.

El PSOE pretende diluir su responsabilidad escudándose en que el machismo es transversal, y que si está sacudiendo tanto a los socialistas es precisamente porque muestran "tolerancia cero" ante los abusos al contrario que otros partidos. Pero este embuste tiene las patas tan cortas como la última encuesta del CIS de Tezanos, que en medio de semejante tormenta le ha dado nada menos que nueve puntos de ventaja al PSOE sobre el PP.

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    Fuente original: Leer en El Español
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