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El PSOE arranca el ciclo electoral desde la catástrofe pero aferrándose a la dependencia del PP con Vox

El PSOE arranca el ciclo electoral desde la catástrofe pero aferrándose a la dependencia del PP con Vox
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Los socialistas mantienen el discurso del miedo a la ultraderecha, aunque el resultado de Extremadura muestra que los electores ya no temen a Vox y que ese argumento ya no moviliza a la izquierda. Más información: Sánchez lleva al desastre al PSOE en Extremadura: Guardiola podrá gobernar con la abstención de un Vox crecido

Miguel Ángel Gallardo, este domingo ante la prensa, haciendo su valoración de las elecciones. EFE

Política EXTREMADURA 21-D El PSOE arranca el ciclo electoral desde la catástrofe pero aferrándose a la dependencia del PP con Vox

Los socialistas mantienen el discurso del miedo a la ultraderecha, aunque el resultado de Extremadura muestra que los electores ya no temen a Vox y que ese argumento ya no moviliza a la izquierda.

Más información:Sánchez lleva al desastre al PSOE en Extremadura: Guardiola podrá gobernar con la abstención de un Vox crecido

Publicada 22 diciembre 2025 00:08h Actualizada 22 diciembre 2025 00:08h

Las claves nuevo Generado con IA

El PSOE sufre un desplome histórico en Extremadura, mientras que PP y Vox suman el 60% de los votos, consolidando una mayoría de derecha y extrema derecha.

El PP, aunque logra una victoria amplia, sigue dependiendo del apoyo o la abstención de Vox para formar gobierno, sin lograr la mayoría absoluta.

La estrategia del PSOE de movilizar a sus votantes mediante el miedo a la ultraderecha pierde eficacia, lo que genera preocupación en otras federaciones socialistas de cara a próximos comicios.

El adelanto electoral en Extremadura y el resultado obtenido siembran inquietud entre dirigentes del PSOE en otras comunidades, ante la posibilidad de repetir este retroceso en próximas elecciones autonómicas.

Extremadura no es España, pero sus elecciones permiten extraer conclusiones claras para el ciclo electoral que arranca. Básicamente, que el PSOE se desploma y que el PP no logra frenar el avance de Vox y librarse de su dependencia, aunque ambos puedan forjar una amplia mayoría.

También, que por más que el PSOE insista en explotar el miedo a la ultraderecha, los electores han demostrado que ese argumento ya no funciona, ni moviliza a los potenciales votantes de la izquierda.

Tras las elecciones de este domingo, la derecha y la extrema derecha suman un número de escaños en Extremadura impensable hace poco tiempo, porque el PSOE está en su mínimo histórico en esta comunidad. El 60% de los votos ha ido a la derecha y extrema derecha frente al 47% que lograron en 2023.

Las elecciones autonómicas en Extremadura son el primer paso de la yincana electoral que el PP ha querido plantear hasta las generales, sean cuando sean.

El partido de Alberto Núñez Feijóo arranca con una victoria amplia e histórica en un feudo tradicional del PSOE, pero hoy por hoy no encuentra la fórmula para liberarse de Vox. No resuelve la incógnita de si será capaz de gobernar en solitario. Y su candidata, María Guardiola, casi no mejora su situación y queda a expensas de que Santiago Abascal no cumpla su amenaza y no pida su cabeza para permitir la investidura con su abstención.

Desplome del PSOE en Extremadura y subidón de Vox, aviso a navegantes en Andalucía a meses de sus elecciones

El candidato de estas elecciones no era Pedro Sánchez, pero el presidente del Gobierno y líder socialista se ha volcado como pocas veces en la campaña, con un candidato que inicialmente no era el suyo, pero que terminó siéndolo cuando fue procesado junto a su hermano.

Fuentes de Moncloa repetían tras el cierre de las urnas lo de que "no son elecciones generales", que "cada comicio tiene una lógica diferente" y que hay que ir "partido a partido", pero la procesión va por dentro y el presidente del Gobierno no puede liberarse de la responsabilidad del resultado.

Miguel Ángel Gallardo, que obtiene el récord de peor candidato socialista de la historia en Extremadura, era la personificación de los escándalos que han cercado en los dos últimos años a Sánchez.

Y ha ocurrido lo previsto: que el PSOE cae con enorme desgaste y deja en evidencia que existe una mayoría muy amplia de derecha y de extrema derecha. Esta vez en Extremadura, pero previsiblemente en toda España, según muestran todas las encuestas.

La yincana electoral seguirá en febrero en Aragón, en marzo en Castilla y León y en junio en Andalucía, y con idénticas negras expectativas para el PSOE.

Los de Feijóo empiezan con una victoria amplia sobre el PSOE, pero sin llegar a la mayoría absoluta y con la necesidad de pactar para lograr la abstención de Vox. Y ahí es donde está el talón de Aquiles del PP porque otorga munición a los socialistas.

El PSOE, que antes era un partido que optaba siempre a ganar elecciones y era capaz de mantener sus feudos a salvo de la derecha, ahora sólo puede celebrar que el PP no llegue a la mayoría absoluta, que dependa de otro partido y que tenga que ceder ante la extrema derecha.

Porque el PP no ha logrado arruinar del todo el discurso con el que Sánchez pretendía avanzar en el ciclo electoral.

Se mantendrá el discurso

El presidente del Gobierno pretendía movilizar a los suyos con el miedo a la ultraderecha, con los perniciosos pactos del PP con Vox, negacionista de la violencia de género y del cambio climático. Lo seguirá haciendo, pero lo cierto es que cada vez le funciona menos, como se ha demostrado ahora.

Pretendía sembrar la inquietud dentro del PP entre los que puedan empezar a pensar que con Feijóo les va ser imposible llegar a la Moncloa. Quería forzar la implosión de los dirigentes del PP inquietos por no poder rentabilizar la pésima situación del Gobierno y del PSOE.

Todos esos mensajes apenas le siguen sirviendo a Sánchez, como consuelo de futuro al desastre de su partido.

Paradójicamente, sólo puede consolarse con el ascenso de Vox y, ya en la noche electoral, la responsable de Organización, Rebeca Torró, insistió en el mensaje que identifica al PP con Vox y culpa a los de Feijóo de haber inflado a la extrema derecha.

Guardiola ha conseguido mejorar mínimamente con su arriesgada decisión de anticipar elecciones, basada en un argumento contundente para convocarlas: la falta de Presupuestos.

Con eso deja en evidencia a otros presidentes del PP como los de Murcia o Baleares, que se mantienen sin haber aprobado las cuentas pero, sobre todo, al presidente del Gobierno, que quiere mantener la legislatura aunque no consiga sacar adelante las cuentas del Estado.

Antes dependía del voto de Vox y ahora depende menos, porque le sirve su abstención para la investidura. No le será fácil, pero si lo consigue necesitará pactar con el partido de Santiago Abascal para sacar adelante sus futuros Presupuestos. Es decir, casi vuelve a la casilla de salida del pacto frustrado sobre las cuentas con Vox. Y, además, debe esperar a que Vox no pida su cabeza como condición para permitir la investidura.

Temor del PSOE en otras CCAA

Otro de los efectos extrapolables de estas elecciones en Extremadura es el de sembrar el pánico entre otros dirigentes regionales o cargos intermedios del PSOE en diferentes federaciones ante la posibilidad de que pueda repetirse lo que ya ocurrió en las municipales y autonómicas de 2023, cuando todos ellos pagaron en sus carnes el desgaste del Gobierno de Sánchez.

Se pueden ver reflejados en la cara de Gallardo y el pánico crecerá si en Aragón, Castilla y León y Andalucía se repiten resultados similares. El calvario puede ser duro y agitar las aguas de las federaciones.

El argumentario de Moncloa y el PSOE es el de insistir en que "el PP engorda a Vox", en que hay esperanzas porque se ha producido una alta abstención y, por tanto, hay votantes recuperables y en que, en realidad, competían con un pésimo candidato, mientras que en las otras comunidades los cabezas de lista son mucho mejores.

Por supuesto, el mensaje de la Moncloa es el de mantener la legislatura contra viento y marea, como si no pasara nada, con la misma hoja de ruta: medidas progresistas si no requieren someterlas a voto en el Congreso e intento de recuperar a Junts y ERC para sacar adelante los Presupuestos a partir de febrero.

Otra derivada es la recuperación de Podemos, partido que ha mantenido la tesis de retirar el apoyo a Sánchez y eso no parece pasarle factura. Sumar no concurría y, por tanto, pierde por incomparecencia.

Hoy Sánchez nombra sustituta en la Portavocía del Gobierno para sustituir a Pilar Alegría y el martes celebra el último Consejo de Ministros hasta la segunda semana de campaña. Lo que se ha llamado siempre unas "vacaciones reparadoras".

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