Friday, 12 de December de 2025
Economía

El residencial más deseado: en un bosque y con edificio icónico conservado

El residencial más deseado: en un bosque y con edificio icónico conservado
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El antiguo edificio Kodak en Las Rozas (Madrid) es el epicentro del nuevo y muy deseado residencial de la promotora Levitt: más de 500 viviendas, 300.000 m² de terreno, 170.000 de ellos dedicados a parques y montes preservados. Entramos en el piso piloto para anticipar cómo será vivir ahí. Leer
ArquitecturasAsí será vivir en un bosque privado: El Quintanar abre su piso piloto en Las Rozas
  • CRISTINA ACEBAL
12 DIC. 2025 - 07:55El piso piloto de El Quintanar en Las Rozas demuestra que no se trata de una vivienda en venta sin más. El salón comedor, con cocina abierta y grandes ventanales por los que la luz entra a raudales.

El antiguo edificio Kodak en Las Rozas (Madrid) es el epicentro del nuevo y muy deseado residencial de la promotora Levitt: más de 500 viviendas, 300.000 m² de terreno, 170.000 de ellos dedicados a parques y montes preservados. Entramos en el piso piloto para anticipar cómo será vivir ahí.

En Las Rozas, a media hora de Madrid, acaba de levantarse el telón del showhome de El Quintanar, un piso piloto que juega a ser algo más que un simple escaparate de vivienda. Detrás está el nuevo proyecto residencial de Levitt, que aspira a convertir la histórica finca de Kodak en un paisaje doméstico distinto: 300.000 m² de terreno, con 170.000 dedicados a parques y montes preservados. No se presenta como "otra promoción" en el noroeste madrileño, sino como un experimento para reconciliar ciudad y naturaleza en uno de los pulmones verdes más codiciados de la capital.

La operación tiene también algo de ajuste de cuentas con la memoria del lugar. El viejo edificio de Kodak, levantado en los años 80 y abandonado en 2012, estuvo a punto de ser demolido para dejar sitio a 750 viviendas. Hoy, en cambio, figura en el catálogo de bienes protegidos de Las Rozas y se prepara para una segunda vida como pieza central del proyecto: un icono industrial reconvertido en corazón social, con plazas, restaurantes, cultura y coworking. Sobre los planos, el ladrillo ochentero dialoga ahora con la arquitectura limpia y contemporánea del Estudio Lamela.

Dormitorio principal de piso en La Retorna, la primera fase que suma 176 viviendas multifamiliares de 2, 3, 4 y 5 dormitorios.Zonas de juegos para adultos y niños, amplias y con materiales nobles y tonos discretos para un disfrute sensorial.

Desde Levitt resumen la filosofía con una idea sencilla: aquí el epicentro no son los edificios, sino la naturaleza que los rodea. El Quintanar se encaja entre dos grandes parques protegidos, el Regional del Guadarrama y la Cuenca Alta del Manzanares, y la intención no es levantar una urbanización aislada tras una valla, sino coserla al paisaje, de manera que el monte y sus senderos se conviertan en la prolongación más cotidiana de casa.

El showhome, instalado junto a la obra, es un primer ensayo de todo lo que promete el conjunto. No tiene nada de piso neutro de catálogo: aquí mandan interiores de maderas cálidas, una luz que entra a chorros y una planta pensada para abrir o cerrar espacios según el ritmo del día. La terraza deja de ser un añadido para convertirse en otra habitación más, con vistas largas al arbolado que recuerdan que el verdadero jardín privado son esos 170.000 m² de parque natural que abrazan la finca.

El nuevo proyecto residencial de Levitt está convirtiendo la histórica finca de Kodak en un paisaje doméstico distinto: 300.000 m² de terreno, con 170.000 dedicados a parques y montes preservados.

Sentado en el salón, con la sierra insinuándose tras los ventanales y la maqueta del desarrollo al fondo, cuesta verlo solo como una vivienda en venta. Es fácil imaginar un calendario entero: mañanas de teletrabajo, niños en el colegio a un paso, tardes de piscina y un paseo al atardecer entre encinas sin arrancar el coche del garaje.

Tres formas de habitar el mismo paisaje

El Quintanar The Residences se desplegará en tres fases. La primera, La Retorna, suma 176 viviendas multifamiliares de 2, 3, 4 y 5 dormitorios. La urbanización se plantea como un recinto privado y seguro, pero muy de cara al entorno, donde la luz y la ventilación cruzan de lado a lado. Las estancias amplias y la versatilidad de los espacios son aquí más importantes que el gesto espectacular: se trata de vivir cómodo, silencioso y bien orientado.

Las Dovelas, segunda fase, repite cifra, 176 viviendas, pero se apoya especialmente en las terrazas: auténticas atalayas desde las que asomarse al vasto parque natural. Para muchos futuros propietarios, será el verdadero salón de verano. El discurso de Levitt insiste en calidad y bienestar, pero lo que llama la atención es la integración física en el terreno: los edificios se adaptan a la topografía y evitan el efecto "muro" desde el exterior.

Dormitorio secundario del piso piloto, que pertenece a la primera fase de la promoción.

El Lindal, quizá la pieza más singular, se sitúa en la franja más próxima al parque natural. Aquí se mezclan 120 viviendas en altura y 44 unifamiliares de 1 a 5 dormitorios, dispuestas de forma escalonada para capturar vistas y sol. Es la parte donde más claramente se ve la mano del Estudio Lamela y donde el lenguaje arquitectónico contemporáneo, con volúmenes limpios, grandes vuelos, materiales de primera calidad… se combina con la sensación de estar casi en mitad del campo.

En cuanto a números, el proyecto se sitúa sin complejos en la franja alta del mercado de la zona: las viviendas de 2 dormitorios parten en torno a los 630.000 euros y los exclusivos unifamiliares -solo 44 unidades en todo el conjunto- arrancan en el millón de euros. Las obras de la primera y la segunda fase llevan ya alrededor de un año en marcha, mientras que la tercera arrancará en diciembre. Si todo avanza según lo previsto, los primeros residentes comenzarán a instalarse en el segundo semestre de 2027.

La gastroteca es el corazón social de la urbanización: cocina equipada, barra, gran sofá y terraza conectada. Un espacio donde disfrutar.El Lindal, es la única de las tres fases con viviendas unifamiliares. Un total de 44, de uno a cinco dormitorios, que se suman a otras 120 viviendas en altura.

Zonas comunes de club, no de urbanización

Si puertas adentro el lujo se mide en luz y silencio, fuera se traduce en la vida que ocurre alrededor. En El Quintanar esa vida no se improvisa: unos 50.000 m2 se reservan a colegios, deporte, comercio de proximidad o servicios de salud, aprovechando que Las Rozas juega con ventaja en oferta urbana. A esa capa pública se suma la íntima: piscinas que se desbordan entre encinas, pistas deportivas, circuito de running, carriles bici, gimnasio, salas de yoga, club social, zona para niños, gastrobar, espacios de coworking y hasta huertos donde mancharse las manos de tierra.

Más que una colección de amenities, la idea es que el día a día pueda hacerse casi a pie: trabajar, entrenar, llevar a los niños, quedar a cenar… todo en un radio muy corto y siempre con el monte de fondo. En un mercado donde muchas promociones se confunden entre sí, aquí la ambición es otra: levantar un pequeño ecosistema con carácter propio.

En las zonas comunes de todas las fases destacan los gimnasios, con zonas para la práctica de yoga y el relax.El Quintanar contará con varias zonas de coworking para teletrabajo y reuniones privadas.

Con más de 500 viviendas previstas, El Quintanar apunta a convertirse en uno de los grandes nombres residenciales del noroeste madrileño, pero la gracia no está en la cifra. Encaja en una corriente cada vez más clara: esos proyectos que no te ofrecen solo metros cuadrados, sino una manera concreta de vivir.

En este caso, esa manera tiene que ver con despertarse frente a encinas protegidas, salir a correr por un monte que sigue siendo monte y no un jardín maquillado, trabajar en un coworking instalado en la antigua fábrica de Kodak y rematar el día en una piscina que se esconde entre los árboles. Un lujo menos de escaparate y más de ritmo vital, que se mide en silencio, en aire limpio y en tiempo ganado. Y que, sin grandes discursos, confirma que el futuro de la vivienda de alto nivel se juega tanto dentro de casa como, sobre todo, en todo lo que ocurre alrededor.

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Fuente original: Leer en Expansión
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