Felipe VI, al inicio de su Mensaje de Navidad, este miércoles. Efe
España El Rey se pone en pie y apela al "coraje" de la Transición para "defender la convivencia" de "radicalismos y populismos"Felipe VI pide "especial ejemplaridad en el desempeño del conjunto de los poderes públicos".
Advierte contra la crispación: "La tensión en el debate público provoca hastío, desencanto y desafección".
Se pronuncia contra los muros entre españoles: "En democracia, las ideas propias nunca pueden ser dogmas, ni las ajenas, amenazas".
Ferrer Molina Publicada 24 diciembre 2025 21:10h Actualizada 24 diciembre 2025 21:18hLas claves nuevo Generado con IA
El Rey Felipe VI apeló al coraje de la Transición para defender la convivencia frente a radicalismos y populismos en su Mensaje de Navidad.
Felipe VI enfatizó la importancia de caminar juntos, evitar muros entre españoles y recuperar la confianza, advirtiendo sobre la fragilidad de la convivencia democrática.
El Monarca pidió ejemplaridad a los poderes públicos, atención a los más vulnerables y que la política sea un servicio a los ciudadanos.
Destacó la Constitución de 1978 como marco para la diversidad y abogó por el diálogo, el respeto y el entendimiento como bases para fortalecer la convivencia.
En su primer Mensaje de Navidad dirigido de pie a los españoles, Felipe VI apeló este miércoles al "coraje" demostrado por los protagonistas de la Transición. La llevaron a cabo personas que, recordó, "supieron salvar sus desacuerdos" en busca de un objetivo, "avanzar unidos".
El simbolismo de renunciar a la butaca y hablar de pie, algo que tampoco hizo nunca Juan Carlos I, reforzó en el discurso la idea de dignidad institucional.
La palabra "convivencia" fue la más repetida por el Rey en Nochebuena. La pronunció en siete ocasiones y fue el hilo con el que pespunteó un discurso en el que puso el énfasis en la necesidad de caminar "juntos" y no levantar muros entre españoles.
En varias ocasiones recordó el espíritu de la Transición, un ejercicio colectivo, dijo, que permitió superar las divisiones. Con ello, el Monarca quiso subrayar la necesidad de recuperar aquel sentido de responsabilidad en un momento político complicado.
La convivencia, dijo, es "la raíz de todo proyecto compartido" y "la base de nuestra vida democrática". Y aunque la recibimos de nuestros mayores, "no es un legado imperecedero", es "una construcción frágil" y, por ello, todos estamos llamados a hacer de ella "nuestra labor diaria".
Hay en las palabras del Monarca una llamada de atención, un aviso, la constatación de un riesgo. Para evitar que se quiebre la convivencia, "necesitamos confianza", una virtud "en crisis" no sólo en España, sino en "las sociedades democráticas".
"Los extremismos, los radicalismos y populismos se nutren de esa falta de confianza", y son un reflejo del "desencanto con el presente" y de las "dudas sobre cómo abordar el futuro", señaló.
Para el Rey, ese clima afecta no sólo al ánimo de los ciudadanos, sino a "la credibilidad de las instituciones". Por eso, reclamó "especial ejemplaridad en el desempeño de los poderes públicos", un mensaje que, en las actuales circunstancias, cabe interpretar como una referencia a los casos de corrupción que cercan al Gobierno.
En ese sentido, Felipe VI pidió que los esfuerzos de la Administración se centren en atender a "los más vulnerables", y que la política sea, ante todo, un servicio a los ciudadanos.
Por tanto, hace falta "visión de país" y que los dirigentes no se enzarcen en disputas estériles, porque "la tensión en el debate público provoca hastío, desencanto y desafección".
"Diálogo" y "respeto"
El Rey, que eligió para su discurso el Salón de Columnas del Palacio Real, como el año pasado, explicó que la antorcha que puede iluminarnos para resolver los problemas actuales la encontramos en la Transición.
"Quienes encauzaron aquel proceso", dijo, "supieron salvar sus desacuerdos y transformar la incertidumbre en un punto de partida". Y añadió: "Aquel coraje, el de avanzar sin garantías pero unidos, es una de las lecciones más valiosas que nos enseñaron".
Aunque el Monarca reivindica la Transición de forma recurrente en sus intervenciones, tiene especial significado hacerlo en el discurso más importante del año y cuando no son pocas las voces y los partidos políticos, algunos con influencia en el Gobierno, que tratan de presentar ese pasaje de la historia reciente como un fraude o un engaño al pueblo español.
El Rey, que vestía en esta ocasión traje azul marino, camisa blanca y corbata de color terracota con estampado geométrico, se refirió también a la Constitución de 1978 como el marco amplio para que quepamos "todos" en "toda nuestra diversidad".
La idea de la tolerancia, del diálogo y del entendimiento estuvo muy presente en los nueve minutos de su intervención de Nochebuena. "¿Qué podemos hacer cada uno de nosotros para fortalecer la convivencia? ¿Qué líneas rojas no debemos cruzar?", se preguntó Felipe VI, a la vez que apelaba a todos los ciudadanos.
Su respuesta fue "diálogo" y "respeto en el lenguaje y en la escucha de las opiniones ajenas". "En democracia", añadió, "las ideas propias nunca pueden ser dogmas, ni las ajenas, amenazas; avanzar consiste en dar pasos, con acuerdos y renuncias, pero en una misma dirección, no correr a costa de la caída del otro".
El Rey habló con las banderas de España y de la Unión Europea al fondo, y también un árbol de Navidad, según el tiro de cámara.
Hubo alusiones en el Mensaje de Navidad a Europa, a los "principios y valores" que encarna, al "proyecto común de futuro" que significa y a su papel garante de "nuestras libertades democráticas", justo cuando se cumplirán este 1 de enero los 40 años del ingreso de España en la UE.
Y no se olvidó el Jefe del Estado de los jóvenes ni de las dificultades económicas y de acceso a la vivienda que, pese a los buenos datos de la economía, siguen siendo causa de preocupación. "Muchos ciudadanos sienten que el aumento del coste de la vida limita sus opciones de progreso; que el acceso a la vivienda es un obstáculo para los proyectos de tantos jóvenes", manifestó.
En suma, el discurso de Felipe VI combinó el aviso sobre la fragilidad de la convivencia con un llamamiento al espíritu constructivo como el que se fraguó en la Transición. Un mensaje que, en tiempos de división política y desafección ciudadana, busca reafirmar el papel de la Corona como garante de unidad y moderación.