El presidente ucraniano Volodímir Zelenski, en una imagen difundida por su oficina. @ZelenskyyUa X
Europa "Elecciones o referéndum": Zelenski planea llevar la cesión del Donbás a las urnas para diluir las presiones de EEUUEl desencuentro con la Casa Blanca es total y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ya alerta de una guerra “como las que vivieron nuestros abuelos y nuestros bisabuelos”.
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Guillermo Ortiz Publicada 12 diciembre 2025 02:50hLas claves nuevo Generado con IA
Zelenski rechaza ceder el Donbás a Rusia y plantea consultar al pueblo ucraniano mediante elecciones o referéndum.
La Constitución ucraniana prohíbe elecciones bajo ley marcial, por lo que Zelenski intenta promover cambios legales para posibilitarlas.
La Casa Blanca presiona a Ucrania para aceptar un plan de paz que implica ceder Donbás, pero Zelenski mantiene que la decisión debe ser popular.
La OTAN advierte del riesgo de que Rusia ataque Europa y Trump busca resolver el conflicto ucraniano a través de negociaciones comerciales, involucrando a empresarios.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, insistió este jueves en su negativa a ceder la totalidad del Donbás, tal y como exige el plan de paz con el que le presiona la Casa Blanca. Según Zelenski, esa decisión no le corresponde a él, sino que habría que consultar al pueblo ucraniano, para lo cual ha repetido su voluntad de convocar elecciones en 60-90 días.
El problema actual es que la Constitución no le permite dicha convocatoria mientras la ley marcial esté vigente, así que Zelenski se ha comprometido a intentar aprobar en el Parlamento las enmiendas necesarias.
Si no fuera posible, el Gobierno de Kiev baraja ahora la posibilidad de convocar un referéndum, en la convicción de que la ciudadanía no aceptaría la rendición sin más de un territorio por el que han muerto decenas de miles de compatriotas.
Rutte advierte de que la OTAN será "el próximo objetivo de Rusia": “La guerra podría ser como la de nuestros abuelos”La razón parece sencilla: no hay nada histórico en Donetsk ni en Lugansk que asocie estas dos provincias con Rusia, o no más que Odesa, Járkov o Zaporiyia. Hasta la industrialización de finales del XIX y principios del XX, eran dos regiones anodinas con abundante presencia turca. No hay nada en Donetsk ni en Lugansk, por lo tanto, que vaya a saciar la sed imperialista de Vladímir Putin.
La importancia actual parte, por un lado, de dicha industrialización, pues se trata de la zona económicamente más próspera de Ucrania, y, por otro lado, del hecho de que el mayor núcleo defensivo leal a Zelenski se ubique en las ciudades de Kramatorsk y Sloviansk.
La caída —o la cesión— de ambas ciudades podría provocar un desplome del frente hasta la frontera natural del río Dniéper. Toda la estrategia militar ucraniana se ha basado en la defensa a ultranza de estos dos bastiones. Regalarlos ahora, sin más, parece una temeridad.
El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, y el canciller alemán, Friedrich Merz, en una rueda de prensa este jueves en Berlín. Reuters
Rutte anuncia la Tercera Guerra Mundial
Y, sin embargo, como Putin prometió a Steve Witkoff y Jared Kushner que con eso se conformaría para un alto el fuego, Donald Trump está empeñado en hacer que Ucrania sacrifique esos territorios.
Eso, pese a la sospecha de que Rusia no va a parar ahí y pese a la evidencia de las palabras de su ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, quien insistió este jueves en que la paz no llegaría hasta que no se solucionasen "las causas reales del conflicto", esto es, además del mantra de la desnazificación y la desmilitarización de Ucrania —que los estadounidenses hicieron propio en su plan de paz original sin pudor alguno—, el estudio del papel de la OTAN en Europa oriental.
Lo bueno para Moscú es que en esto no tiene que convencer a nadie: Trump, J.D. Vance y buena parte de la actual Administración estadounidense odian la OTAN y se saldrían sin dudarlo si las consecuencias no fueran tremendas para la seguridad de su propio país y la estabilidad del mundo occidental a corto plazo.
Ahora bien, el objetivo, como quedó claro en el documento de seguridad nacional publicado por la Casa Blanca la semana pasada, es seguir fortaleciendo a los partidos "patriotas" de ultraderecha en el continente para que sean ellos los que, uno a uno, vayan sacando a sus países de todas las organizaciones internacionalistas, empezando por la Unión Europea y la Alianza Atlántica.
El pesimismo es tal que Mark Rutte, secretario general de la OTAN, afirmó este jueves que Rusia ha vuelto a llevar la guerra a Europa y que la Alianza "es el próximo objetivo", un objetivo que se podría materializar en un ataque en un plazo de cinco años.
"Debemos estar preparados para vivir una guerra de la magnitud de las de nuestros abuelos y nuestros bisabuelos", dijo Rutte, quien puso como ejemplo de la crueldad de Putin el hecho de que Rusia esté perdiendo 1.200 soldados al día y aun así no se plantee seriamente una tregua.
La UE se moviliza para sostener a Zelenski tras el acuerdo Trump-Putin: lo considera una capitulación total de UcraniaTrump, "harto de reuniones"
La división actual entre Estados Unidos y la vieja Europa parece total, para deleite, precisamente, de Putin y sus propagandistas.
El pasado miércoles, Trump habló por teléfono con el canciller Friedrich Merz, el primer ministro Keir Starmer y el presidente Emmanuel Macron, las cabezas visibles de la llamada Coalición de los Dispuestos en apoyo de Ucrania. Según Merz, la conversación fue "constructiva". Según Trump, no lo fue tanto, criticando que se utilizaran "fuertes palabras" respecto a su plan de paz.
En cualquier caso, dichas conversaciones seguirán, en principio, este sábado en París, donde se reunirá una delegación de Ucrania y la Unión Europea con una delegación estadounidense para estudiar punto por punto las posibles modificaciones al memorándum.
La reunión se daba por hecha, pero Trump hizo saber a última hora del jueves a través de la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, que "estaba harto de reunirse solo por reunirse" y que quería pasar ya a la acción.
Lo que sí parece claro es que en la reunión no estará, una vez más, el secretario de Estado y asesor de Seguridad Nacional, Marco Rubio.
Aunque sí estuvo en las conversaciones de Ginebra de hace tres semanas, en general el máximo representante de la diplomacia estadounidense tiende a ausentarse con demasiada frecuencia de encuentros en los que se define la seguridad y las relaciones internacionales de su país.
Tampoco estará el general retirado Keith Kellogg, nombrado en un principio por Trump como enviado especial de su Administración a la guerra de Ucrania y censurado posteriormente por el Kremlin.
Larry Fink, presidente y CEO de BlackRock. Reuters
Larry Fink se une al equipo negociador
En cambio, quien sí podría estar sería el CEO del fondo de inversión BlackRock, Larry Fink, uno de los hombres más ricos del mundo. Fink se sumaría de este modo al equipo de empresarios negociadores ya compuesto por Kushner y Witkoff.
Trump sigue viendo los conflictos geopolíticos como el equivalente a una disputa comercial y por eso deja su solución en manos de expertos en la materia.
Ahora bien, lo que parece haber funcionado en Gaza, donde un bando tenía una gran ventaja sobre el otro —y a su vez una gran desventaja respecto de los propios Estados Unidos— no tiene por qué funcionar cuando el imperialismo y el supremacismo entran en escena.
Trump está buscando la manera de reactivar el comercio con Rusia y de enriquecer por el camino a su entorno. Si eso implica explotar las tierras raras ucranianas, adelante. Si implica luego dejar tirado a Zelenski en favor de quien él considera un aliado más potente, no hay problema.
Ni 28 puntos ni ultimátum: Rubio desmonta en Ginebra el "Plan Trump" y devuelve el conflicto a la casilla de inicioEuropa, por el contrario, se juega mucho más en el asunto. No es de extrañar, por consiguiente, que se niegue a una solución provisional que favorece a Rusia, pues eso la colocaría a su vez en desventaja respecto del Kremlin.
Por Europa no negocian empresarios, sino políticos: tanto Reino Unido como Francia y Alemania enviarán a sus expertos en seguridad a la reunión de París.
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