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La candidata del PP, María Guardiola. EFE 21-D Extremadura testa este domingo el empuje del cambio en EspañaEl triunfo de Guardiola medirá si barre a los candidatos de Sánchez y Abascal por mayoría absoluta o no, el grado de atadura de Feijóo a Vox y la caída socialista
Lourdes Pérez, Paula De las Heras, María Eugenia Alonso, Álvaro Soto y Miguel Ángel Alfonso
Madrid
Domingo, 21 de diciembre 2025, 00:17
... generales en las que Pedro Sánchez aguantó, una cariacontecida María Guardiola tuvo que escenificar el acuerdo con Vox que la aupaba a la presidencia de Extremadura al que se había resistido hasta que la dirección nacional de su partido decantó el trágala. «Mi palabra no es tan importante como el futuro de los extremeños», justificó Guardiola un viraje con sabor a cicuta que comprometía la credibilidad personal de su proyecto político. Dos años y medio después, sabedora de que ha asentado el poder para su partido en una comunidad históricamente escorada a la izquierda y de que ella, y solo ella, está en condiciones de ganar el órdago que lanzó al adelantar las autonómicas por el bloqueo de sus Presupuestos regionales, la mandataria popular va en las atípicas elecciones de este domingo navideño –y, de su brazo, Alberto Núñez Feijóo– a por una victoria tan rotunda que la entronice en su tierra y cuya onda expansiva retumbe en todo el país. un Gobierno y un PSOE asediados por las causas judiciales por corrupción y, en plena campaña extremeña, por la bomba de relojería de las denuncias por acoso sexual, Génova ha optado por intentar contrarrestar la tozuda negativa de Sánchez a zanjar la legislatura anticipando las generales por la vía de asfixiarlo políticamente con las cuatro perlas del collar electoral de aquí a verano: los comicios de esta noche en Extremadura, los también adelantados en Aragón del 8 de febrero, los de Castilla y León a más tardar el 15 de marzo y los de Andalucía, con fecha límite en junio. Donde los socialistas se aferran al hilo de supervivencia de tratar de repetir la jugada de julio de 2023 –que el PP tenga que retener esos cuatro gobiernos atándose a Vox y que eso vuelva a proporcionar ladrillos al presidente para su «muro» contra la derecha y la ultraderecha–, sus oponentes ven la ocasión de evaporar lo que creen un espejismo, afianzar la imagen de que España circula ya por otro raíl y que el sanchismo ha entrado en una irreversible parálisis terminal.Noticias relacionadas
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Con todo, el retrovisor de los populares los aconseja no dejarse llevar por el entusiasmo que tan dura hizo la caída el 23-J de 2023. Los de Guardiola y Feijóo se han cuidado de alentar que la presidenta extremeña tenga en su mano la mayoría absoluta fijada en 33 escaños –ahora atesora 28, empatada con los socialistas– que no le ha otorgado ninguna encuesta de las publicadas y que representaría un triunfo inapelable no solo para que la candidata a la reelección siga gobernando la Junta, esta vez sin dependencia alguna de Vox; también catapultaría al líder de su partido, por persona interpuesta, frente a Sánchez y Abascal. Un Sánchez que ha pasado cuatro veces por Extremadura para levantar a la alicaída militancia a la que no seduce su cabeza de cartel, Miguel Ángel Gallardo, con la losa ante sus rivales de concurrir a las urnas enjuiciado, precisamente, por el supuesto enchufe en la Diputación de Badajoz al hermano del presidente. Y un Abascal cuya omnipresencia en la campaña ha llevado a Guardiola a librar con él un duelo contra su «tufo machista» que busca arañar votos al PSOE donde hoy más le duele: entre las mujeres.
La última hegemonía
La última vez que un partido –siempre los socialistas– conquistó la mayoría absoluta en la Asamblea fue en 2019, con 34 diputados, casi 288.000 votos y el 46,7% de los sufragios. El sondeo del lunes de este periódico otorgaba a Guardiola entre 31 y 32 escaños y un 43% del electorado. Feijóo, del que el lugar común dicta que le sobró la última semana de campaña ante el 23-J –lo mismo que sostienen en su partido quienes rumian que la presidenta extremeña ha perdido fuelle tras tener que cesar a su chófer por una condena por violencia machista, eludir el debate en RTVE y, sobre todo, hiperbolizar el robo de 124 votos por correo atribuido a la delincuencia común–, ha cifrado el éxito en que Guardiola le meta diez puntos de distancia al dúo Gallardo-Sánchez. Y que sume más que el PSOE y Unidas por Extremadura para permitirse gobernar en solitario.
Un logro que, según las encuestas, está al alcance de Guardiola; que le permitiría esgrimir que no existe una mayoría alternativa a la suya a no ser un pacto 'contra naturam' del PSOE y Vox; y con el que intentaría abaratar las exigencias de los de Abascal, porque le bastaría con su abstención y porque hay quien piensa en el PP que, en realidad, los voxistas no quieren quemarse entrando en gobiernos en la antesala de unas generales. El resultado de esta noche decretará si Feijóo ha encontrado a la 'Ayuso del sur' pero con un programa templado capaz de erigirse en el voto útil, también entre los socialistas desencantados, contra la ultraderecha o si Guardiola se ve obligada a amenazar con la repetición electoral –riesgo ante el que el partido acabó capitulando en 2023– frente al auge del radicalismo de derechas.
- Partido Popular
Feijóo confía en sumar más que la izquierda para limitar la dependencia de Vox y gobernar en solitario
Pase lo que pase el domingo en Extremadura, el PP saldrá ganador de unos comicios que servirán para asestar la primera estocada electoral a Pedro Sánchez y al PSOE, que sufrirá un desplome «histórico» en uno de los feudos socialistas por antonomasia y marcará las siguientes convocatorias de 2026. El desgaste general que sufren los de Sánchez, ante la cascada de casos de corrupción y el goteo de denuncias por acoso sexual en sus filas, junto a la pesada mochila de su candidato, Miguel Ángel Gallardo, procesado judicialmente, ha allanado el camino hacia la reelección a María Guardiola, aunque en la dirección nacional alejan la posibilidad de que su candidata consiga la mayoría absoluta por el sistema de restos en solo dos provincias. «Estamos más cerca de los 30 escaños que de los 29», cifró con cautela Alberto Núñez Feijóo este viernes en una conversación informal con periodistas.
En Génova sitúan a Guardiola entre los 40-42 puntos de intención de voto, lo que supone un impulso considerable frente al 38,8% que obtuvo en 2023 gracias al trasvase de voto de socialistas desencantados. Aún así la dirigente conservadora seguiría necesitando a la derecha radical, la otra gran beneficiada de la apertura de urnas en Extremadura, para sacar adelante su investidura y los Presupuestos. Pero esta vez le valdría con su abstención.
Los de Abascal amenazan con subir el precio si mejoran su representación y han llegado a sugerir incluso el órdago de que el PP releve a Guardiola para lograr un entendimiento y no condenar a Extremadura a una repetición electoral, escenario que manejan en algunos sectores del PP determinados a «no arrodillarse» más ante Vox. Algunos dirigentes con mando en plaza coinciden en que no hay que dejarse intimidar por los voxistas y creen que es preferible repetir comicios antes que tener que «pasar por el aro».
Una campaña regionalizada
Con el viento a favor de las encuestas desde el primer momento, Guardiola diseñó una campaña muy regionalizada, volcada en actos a pie de calle, sin la presencia de los principales barones de su partido y ni tan siquiera de Feijóo, quien ha limitado a tres días sus visitas a Extremadura –en la campaña andaluza protagonizó una caravana electoral paralela a Juanma Moreno– y sin dejar de mirar ni a su izquierda ni a su derecha entre apelaciones constantes al 'voto útil'. En su equipo no tiran la toalla y confían en que el último arreón pueda inclinar la balanza a su favor y conseguir la hegemonía.
Pero en las filas conservadoras hay también quienes creen que la decisión de Guardiola de rechazar ir al debate de RTVE del jueves por muy «jauría que fuese, como lo definió Feijóo el viernes, o que se pasase de frenada diciendo que «nos están robando la democracia» tras el robo de una caja fuerte que contenía 14.000 euros y 124 votos en una oficina de Correos, le puede pasar factura. Y cuanto más se aleje de la cifra mágica de los 33 escaños, más subirá Vox sus exigencias.
- PSOE
Sánchez se afana en encapsular un resultado catastrófico que su partido ya da por seguro
No hay subterfugio posible. El PSOE asume que esta noche tendrá unos resultados catastróficos. Peores incluso de lo que preveían hace dos meses cuando María Guardiola anunció el adelanto electoral. El sondeo del CIS, no precisamente sesgado en contra de los socialistas, ya vaticinó que Miguel Ángel Gallardo perforaría de manera considerable el suelo que le legó su antecesor, el recientemente fallecido Guillermo Fernández Vara en 2023 y que podría bajar del 40% de los votos a tan solo un 24%, una cifra inaudita en una comunidad gobernada por los socialistas durante 36 de los últimos 42 años de democracia.
La certeza de que las cosas no pintaban bien agitó durante unos días el debate interno en la federación extremeña acerca de si realmente era buena idea que Gallardo – procesado por prevaricación y tráfico de influencias en la causa sobre la creación de un puesto de trabajo en la Diputación de Badajoz para el hermano del presidente del Gobierno, el músico David Sánchez– fuera cabeza de cartel. Pero ni en Ferraz ni en Moncloa hubo duda.
Gallardo venía de ganar dos procesos de primarias muy reñidos con candidatas más del agrado de la dirección federal, pero a eso se añadía el interés de no señalarlo en una causa que el Ejecutivo presenta como acoso judicial contra el propio presidente.
Clave autonómica
En el Gobierno, sin embargo, se afanan en encapsular el previsible nefasto resultado –fuentes del PSOE extremeño ni siquiera descartan que María Guardiola consiga por sí sola más escaños que la suma de toda la izquierda– en Extremadura. En el entorno de Sánchez aducen que estos comicios hay que leerlos en clave autonómica y que si lo que estuviera en liza fuera el Gobierno de la Nación, sus resultados serían indudablemente mejores porque la valoración del jefe del Ejecutivo sigue en niveles altos entre sus votantes. «Ahora no es el PSOE el que se la juega – repiten–, sino el PP».
Su máxima aspiración es que el Guardiola no logre mayoría absoluta y vuelva a depender de Vox. Aún confían en que la visualización de un PP sometido a la ultraderecha ejerza de catalizador del voto progresista en unas generales que insisten en situar en 2027.
- Vox
Abascal aspira a que Guardiola «pase por el aro» con un resultado histórico
En las últimas dos semanas (en realidad, desde que María Guardiola convocó las elecciones autonómicas), a Santiago Abascal lo han visto poco en su casa de Madrid. «Solo le ha faltado empadronarse en Almendralejo», bromea un dirigente de Vox sobre la constante presencia de su líder en los actos (multitudinarios) de su partido en Extremadura.
Consciente de sus excelentes perspectivas en una comunidad tradicionalmente poco afín a la derecha, Abascal se ha volcado en los comicios extremeños, donde Vox toca con la punta de los dedos un resultado histórico. El CIS le concede el 17,3% de los votos (más del doble del 8,14% de 2023), lo que les permitiría alcanzar entre diez y doce diputados (de nuevo, más que doblar los cinco actuales), con el gran objetivo de que el futuro Gobierno de Extremadura dependa, otra vez, de Vox, el partido que dijo 'no' a los presupuestos de Guardiola y precipitó la convocatoria electoral.
Quien este domingo vote a Vox estará votando a Abascal, que sabe que un buen resultado en Extremadura lanzará también a su partido en el nuevo ciclo electoral que se abre en España. Él ha sido la imagen de los carteles electorales, por delante del candidato real de la formación, el poco conocido Óscar Fernández, y él ha sido el gran azote de María Guardiola en la campaña electoral, más que el socialista Miguel Ángel Gallardo o la izquierdista Irene de Miguel.
Abascal ha fustigado a Guardiola, la ha llamado «portavoz del socialismo azul», ha insinuado que pedirá su cabeza si el PP vuelve a depender de Vox para gobernar y ha lanzado contra ella la frase más polémica de la campaña, «Guardiola va a tener que pasar por el aro», que la candidata popular tildó de «machista». En la campaña ha quedado muy claro que Abascal detesta a Guardiola y que Guardiola detesta a Abascal.
Pero más allá de las formas, Vox aspira a eso, a que la candidata popular pase por el aro, esto es, a que acate sin resistencia sus condiciones si quiere seguir presidiendo la Junta. El sueño de Abascal es que en una hipotética investidura, Guardiola repita en la Asamblea de Extremadura las palabras que Juanfran Pérez Llorca tuvo que pronunciar en las Cortes Valencianas: no a la inmigración irregular, rechazo al Pacto Verde y fin de cualquier tibieza respecto a cualquier política que Vox considere de izquierdas.
Como hizo en Andalucía en 2018, Abascal ha vuelto a sacar a su caballo para pastorear rebaños de ovejas merinas en la dehesa extremeña. Pero su marcha triunfal se ha topado con dos escándalos cuyo impacto entre el electorado también medirán las urnas: el complicado divorcio con su organización juvenil, Revuelta, presuntas irregularidades contables mediante, y la dimisión del responsable de redes del partido por supuesto acoso sexual a un joven cuando este era menor de edad.
En Vox acusan a «las terminales mediáticas de Ferraz y Génova» de haber dado aire a estos escándalos, pero confían en que las polémicas no tengan ninguna consecuencia este domingo en las urnas. «Somos un ejemplo de honradez, vigilancia, exigencia y transparencia pese a los intentos de intentar involucrarnos en asuntos sucios, turbios y de presunta corrupción», proclamó Abascal este viernes en su último mitin.
- Unidas por Extremadura
Podemos e IU experimentan una coalición sin Sumar que puede sembrar un precedente
Unidas por Extremadura, la marca con la que Podemos e Izquierda Unida concurren de la mano a los comicios de este domingo, aspira a mejorar los cuatro diputados que cosecharon en 2023 y revertir, de ese modo, la sostenida tendencia a la baja con la que cerraron el anterior ciclo electoral. Las urgencias del adelanto fijado por la presidenta María Guardiola dejó a Sumar fuera de la ecuación. Los de Ione Belarra quieren seguir explotando esta fórmula en Aragón y Andalucía y aislar a Yolanda Díaz. Un buen resultado podría sembrar un precedente en la izquierda.
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