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El líder de los socialistas extremeños, Miguel Ángel Gallardo, anoche en la sede del PSOE en Mérida EFE Gallardo prepara su dimisión y el PSOE proclama que el proyecto de Sánchez sigue «muy vivo»Los socialistas se esfuerzan en ceñir a Extremadura el catastrófico resultado del 21-D y esgrimen que solo demuestra que la continuidad del Gobierno es «más necesaria que nunca»
Madrid
Lunes, 22 de diciembre 2025, 14:32
... la ejecutiva regional y la formación quedará en manos de una gestora hasta la celebración de un congreso extraordinario. Con este movimiento, Ferraz y Moncloa pretenden dar por asumidas todas las responsabilidades de un resultado electoral catastrófico, que ha dejado a su formación política en la comunidad autónoma, hegemónica durante la inmensa mayoría de los últimos cuarenta años, temblando, con 18 diputados, frente a los 28 de 2023 y apenas un 26% del voto, frente al casi 40% de hace dos años, cuando firmó el que era hasta ayer mismo su peor resultado histórico.El jefe del Ejecutivo defendió en la ejecutiva reunida esta mañana para analizar la situación -después de anunciar desde Moncloa el nombre de las sustitutas de Pilar Alegría al frente de la portavocía del Consejo de Ministros y el Ministerio de Educación- que lo que demuestra que el 60% de los extremeños que votaron el domingo, en una cita con una abstención más alta de lo habitual, lo hicieran por la derecha (43% al PP y 17% a Vox) es que su continuidad es hoy «más necesaria que nunca». «Gracias al dique de contención del Gobierno de Pedro Sánchez los ciudadanos de Extremadura, de Madrid y de Valencia pueden ver protegidos sus derechos», argumentó Mínguez.
Nada en el análisis del PSOE apunta a que se vaya a abrir una reflexión sobre en qué medida la acción del propio Ejecutivo o la situación política nacional ha podido impactar en unas cifras que, de momento, los socialistas atribuyen más a la baja movilización del electorado propio, es decir, a que los suyos se han quedado en casa, que a un cambio de caballo no ya al PP sino a los de Santiago Abascal, algo que no se verá hasta que haya sondeos postelectorales.
Mientras los socios del Ejecutivo llevan semanas advirtiendo de que la respuesta insuficiente a los escándalos de corrupción y la gestión de los casos de acoso sexual son un caldo de cultivo del que se nutre Vox, los socialistas se lavan las manos y culpan al PP del ascenso de la ultraderecha. «Porque lo han blanqueado», alegan. Lo cierto es que tras siete años de Gobierno de Sánchez y después de dos años en los que los extremeños han estado gobernados por los populares pero condicionados por Vox, parece que el miedo a la ultraderecha, al que en el PSOE se atribuye su aguante en las generales de 2023, no parece haber funcionado.
En la dirección socialista aducen que si hay menos miedo es porque los españoles no han llegado a sufrir en sus carnes las consecuencias de que la ultraderecha llegue al poder gracias a que en la Nación hay un Ejecutivo que hace de parapeto. Pero Mínguez rechazó que lo ocurrido en Extremadura vaya a ser la tónica en el nuevo ciclo electoral, que ahora seguirá con los comicios en Aragón, el 8 de febrero; Castilla y León, en marzo, y Andalucía, como tarde en junio. «El PSOE está más fuerte, vamos a dar la batalla», llegó a afirmar.
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