Monday, 08 de December de 2025
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Gran Premio de Abu Dhabi 2025: Lando Norris, el campeón humano

Gran Premio de Abu Dhabi 2025: Lando Norris, el campeón humano
Artículo Completo 1,096 palabras
Lando Norris, en el podio de Abu Dhabi Las manos estaban inquietas en la foto con el trofeo del campeonato del mundo de pilotos antes de la carrera, junto a Max Verstappen, impasible, y Oscar Piastri, casi ausente. A Lando Norris las piernas no le paraban quietas. La mirada esquivaba la mole plateada. Una hora y media después, las lágrimas corrían por sus mejillas mezclándose con el sudor de una carrera tensa. No por la dureza competitiva –momento con Yuki Tsunoda aparte- sino por la importancia vital del Gran Premio y de su resultado. Sí, al cruzar la meta se cumplió el objetivo de un niño que ganó todo en los karts y que soñaba con replicar su mundial con los artefactos de iniciación en el mundo de la competición automovilística. Ser campeón del mundo de Fórmula 1. Por el camino, victorias en otros campeonatos y el importante triunfo en el europeo de Fórmula 3 bajo los auspicios de la FIA en 2017. Y el debut en Fórmula 2 con Campos Racing ese mismo año. Y bajo el paraguas del equipo McLaren como su piloto franquicia, el subcampeonato en 2018. Sus 18 podios en todo el año, de los cuales siete son victorias, demuestran regularidad Crecimiento para ganar ¿Qué puede soñar un niño sino crecer y triunfar con el equipo que le cuidó y dio las oportunidades? Porque desde su debut en 2019, han sido años de evolución personal y con el equipo. Poco a poco convirtiéndose en el piloto de referencia de Woking. Tejiendo una relación que excede lo profesional. Es difícil olvidar las lágrimas por las derrotas, como la de Rusia en 2021, un error de principiante. En el fondo, en su tercer año, es lo que era. Pero Lando Norris iba demostrando destellos de su calidad. Su única debilidad es, posiblemente, una actitud de ataque a los rivales en carrera algo retraída. Indefinida. Lando Norris, a sus 26 años recién cumplidos, nunca ha dejado de ser aquél niño con un sueño. Alguien emocional, sensible. Un piloto con un gran talento, ávido de triunfo cuando se baja la visera, pero sin ese instinto criminal de algunos de sus coetáneos en el paddock. Oscar Piastri precede a Lando Norris en el circuito de ZandvoortTras un 2024 en el que soñó con atrapar a Max Verstappen, 2025 ha sido una montaña rusa para el nuevo campeón del mundo. Primero, superado por su compañero de equipo, un Oscar Piastri que se mostró intratable hasta el verano. El motor roto en Zandvoort parecía el punto de no retorno. Pero desde entonces, paso a paso, Lando Norris tomó el control de la situación y de sí mismo. Ha sacado a relucir sus mejores virtudes: ser regular y rápido. Rectificando algunos errores –por ejemplo, las salidas-. Aferrándose a un sueño que parecía que se estaba escapando. Max Verstappen nunca se dio por vencido Y entonces llegó Max Verstappen y su eterna amenaza. El depredador con el que le unía una buena relación que se nubló cuando el holandés sacó su sincera cara implacable frente a las maneras gentiles del británico. Y sí, Verstappen ha ganado más carreras que nadie este año. Pero él y su equipo no estuvieron a la altura buena parte del calendario. Mientras McLaren tenía el mejor coche, Red Bull ha confiado mayoritariamente en el talento descomunal del tetracampeón del mundo. Pausa: con el mundial de Lando, Max no iguala a Michael Schumacher en el récord de ganar cinco mundiales seguidos. No resta méritos, claro, es sólo un dato. Decíamos, que confiar sólo en un piloto es un desequilibrio. Y en eso, la pareja de McLaren ofrecía mucha más solidez que la rival. Si no era Oscar –algún día sabremos qué pasó esos dos meses clave-, sería Lando. En eso confiaban en Woking. Hasta el punto de poner en peligro el título. Porque no ha sido una apariencia. Al final lo han ganado por sólo dos puntos, cuando se debía haber cerrado mucho antes. La gestión de este campeonato deberá ser estudiada con cuidado y atención de puertas para adentro, porque casi incurren en un 2007. No en Abu Dhabi. Allí McLaren supo colocar finalmente a Oscar Piastri como peón estratégico al servicio del líder del mundial. Quizás por eso la sensación de ausencia del australiano en los prolegómenos de la carrera. Y ese peón fue siempre un comodín de seguridad. El mundial de Norris sólo dependía de Lando y de no tener una incidencia técnica. Nada más. Max Verstappen no tenía opciones. Un mundial con todo el mérito Pero las carreras hay que acabarlas. Y los campeonatos, ganarlos. Y quien ose restar un ápice de mérito al mundial de Lando Norris, ni entiende de automovilismo ni comprende que el talento del oriundo de Bristol está muy a la altura de la dignidad que ahora le acompañará por siempre: campeón mundial de F1. Sus 18 podios en todo el año, de los cuales siete son victorias, demuestran regularidad. Y en un año con 24 carreras, eso es más necesario que nunca. De nada sirve que Max Verstappen tenga más victorias, o poles, o vueltas en cabeza. O que sea el mejor piloto en parrilla. Sirve ser regular. Así que el McLaren número 4 cruzó la meta en tercer lugar. Y puede que, por primera vez en la historia de este deporte, una buena persona, un magnífico ser humano, sea también el mejor piloto del año. Porque es muy raro que los campeones del mundo no sean egoístas incluso en lo privado, y con un carácter complejo. Humilde, sincero, tierno, emocional, sin malicia. Reconociendo incluso su debilidad mental en algunos momentos. Sufriendo y riendo. A veces, casi rogando ser comprendido. Lando Norris sigue siendo un chico con un sueño. Pero uno ya cumplido. Puede que nunca volvamos a ver a alguien tan cercano al mundo real siendo el mejor piloto del mundo.
Gran Premio de Abu Dhabi 2025: Lando Norris, el campeón humano

Las manos estaban inquietas en la foto con el trofeo del campeonato del mundo de pilotos antes de la carrera, junto a Max Verstappen, impasible, y Oscar Piastri, casi ausente. A Lando Norris las piernas no le paraban quietas. La mirada esquivaba la mole plateada.

Lando Norris, en el podio de Abu DhabiJ.M. Vinuesa[email protected]

8 min. lectura

Publicado: 08/12/2025 09:00

Una hora y media después, las lágrimas corrían por sus mejillas mezclándose con el sudor de una carrera tensa. No por la dureza competitiva –momento con Yuki Tsunoda aparte- sino por la importancia vital del Gran Premio y de su resultado.

Sí, al cruzar la meta se cumplió el objetivo de un niño que ganó todo en los karts y que soñaba con replicar su mundial con los artefactos de iniciación en el mundo de la competición automovilística. Ser campeón del mundo de Fórmula 1.

Por el camino, victorias en otros campeonatos y el importante triunfo en el europeo de Fórmula 3 bajo los auspicios de la FIA en 2017. Y el debut en Fórmula 2 con Campos Racing ese mismo año. Y bajo el paraguas del equipo McLaren como su piloto franquicia, el subcampeonato en 2018.

Sus 18 podios en todo el año, de los cuales siete son victorias, demuestran regularidad

Crecimiento para ganar

¿Qué puede soñar un niño sino crecer y triunfar con el equipo que le cuidó y dio las oportunidades? Porque desde su debut en 2019, han sido años de evolución personal y con el equipo. Poco a poco convirtiéndose en el piloto de referencia de Woking. Tejiendo una relación que excede lo profesional.

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Es difícil olvidar las lágrimas por las derrotas, como la de Rusia en 2021, un error de principiante. En el fondo, en su tercer año, es lo que era. Pero Lando Norris iba demostrando destellos de su calidad. Su única debilidad es, posiblemente, una actitud de ataque a los rivales en carrera algo retraída. Indefinida.

Lando Norris, a sus 26 años recién cumplidos, nunca ha dejado de ser aquél niño con un sueño. Alguien emocional, sensible. Un piloto con un gran talento, ávido de triunfo cuando se baja la visera, pero sin ese instinto criminal de algunos de sus coetáneos en el paddock.

Oscar Piastri precede a Lando Norris en el circuito de Zandvoort

Tras un 2024 en el que soñó con atrapar a Max Verstappen, 2025 ha sido una montaña rusa para el nuevo campeón del mundo. Primero, superado por su compañero de equipo, un Oscar Piastri que se mostró intratable hasta el verano. El motor roto en Zandvoort parecía el punto de no retorno.

Pero desde entonces, paso a paso, Lando Norris tomó el control de la situación y de sí mismo. Ha sacado a relucir sus mejores virtudes: ser regular y rápido. Rectificando algunos errores –por ejemplo, las salidas-. Aferrándose a un sueño que parecía que se estaba escapando.

Max Verstappen nunca se dio por vencido

Y entonces llegó Max Verstappen y su eterna amenaza. El depredador con el que le unía una buena relación que se nubló cuando el holandés sacó su sincera cara implacable frente a las maneras gentiles del británico. Y sí, Verstappen ha ganado más carreras que nadie este año. Pero él y su equipo no estuvieron a la altura buena parte del calendario.

Mientras McLaren tenía el mejor coche, Red Bull ha confiado mayoritariamente en el talento descomunal del tetracampeón del mundo. Pausa: con el mundial de Lando, Max no iguala a Michael Schumacher en el récord de ganar cinco mundiales seguidos. No resta méritos, claro, es sólo un dato.

Decíamos, que confiar sólo en un piloto es un desequilibrio. Y en eso, la pareja de McLaren ofrecía mucha más solidez que la rival. Si no era Oscar –algún día sabremos qué pasó esos dos meses clave-, sería Lando. En eso confiaban en Woking. Hasta el punto de poner en peligro el título.

Porque no ha sido una apariencia. Al final lo han ganado por sólo dos puntos, cuando se debía haber cerrado mucho antes. La gestión de este campeonato deberá ser estudiada con cuidado y atención de puertas para adentro, porque casi incurren en un 2007.

No en Abu Dhabi. Allí McLaren supo colocar finalmente a Oscar Piastri como peón estratégico al servicio del líder del mundial. Quizás por eso la sensación de ausencia del australiano en los prolegómenos de la carrera. Y ese peón fue siempre un comodín de seguridad. El mundial de Norris sólo dependía de Lando y de no tener una incidencia técnica. Nada más. Max Verstappen no tenía opciones.

Un mundial con todo el mérito

Pero las carreras hay que acabarlas. Y los campeonatos, ganarlos. Y quien ose restar un ápice de mérito al mundial de Lando Norris, ni entiende de automovilismo ni comprende que el talento del oriundo de Bristol está muy a la altura de la dignidad que ahora le acompañará por siempre: campeón mundial de F1.

Sus 18 podios en todo el año, de los cuales siete son victorias, demuestran regularidad. Y en un año con 24 carreras, eso es más necesario que nunca. De nada sirve que Max Verstappen tenga más victorias, o poles, o vueltas en cabeza. O que sea el mejor piloto en parrilla. Sirve ser regular.

Así que el McLaren número 4 cruzó la meta en tercer lugar. Y puede que, por primera vez en la historia de este deporte, una buena persona, un magnífico ser humano, sea también el mejor piloto del año. Porque es muy raro que los campeones del mundo no sean egoístas incluso en lo privado, y con un carácter complejo.

Humilde, sincero, tierno, emocional, sin malicia. Reconociendo incluso su debilidad mental en algunos momentos. Sufriendo y riendo. A veces, casi rogando ser comprendido. Lando Norris sigue siendo un chico con un sueño. Pero uno ya cumplido. Puede que nunca volvamos a ver a alguien tan cercano al mundo real siendo el mejor piloto del mundo.

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Fuente original: Leer en Motor - Noticias
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