Ampliar
Sergio Astorga, hijo del creador del virus 'Málaga', junto a Bernardo Quintero. Sur KIKE sale a la luz: Bernardo Quintero encuentra, 33 años después, al autor del virus que cambió su vidaDos pistas ocultas en el código del virus 'Málaga' llevan al directivo de Google a resolver el enigma y a vivir un emotivo encuentro con el hijo de su creador: Antonio Astorga, un profesor de instituto ya fallecido
Málaga
Viernes, 19 de diciembre 2025, 15:03
... otro nivel. El fundador de VirusTotal acaba de cerrar un círculo que se abrió hace 33 años, cuando él era estudiante de Informática en la UMA y se enfrentó a un misterioso 'malware' que había infectado los ordenadores de la Politécnica. El nombre de 'Málaga' no se lo puso él, sino las empresas de antivirus, años más tarde. El fundador de VirusTotal lo llamó simplemente 2610 porque ése era su tamaño en bytes. Se lo había pasado en un disquete su profesor Adolfo del Cid, que le retó a diseñar un antivirus para eliminarlo y así subir nota. Quintero ya tenía algo de experiencia en eso: había diseñado su primer antivirus con 14 años, pero por entonces no se le pasaba por la cabeza que aquello pudiera llegar a convertirse en su profesión.Hoy mismo, Quintero se ha reunido en la oficina de Google con Sergio Astorga, el hijo del creador del virus 'Málaga': Antonio Astorga, que desgraciadamente falleció hace años. Cuando lo creó era también estudiante de Informática en la UMA, dos o tres cursos por encima de Bernardo. Primera coincidencia. Dos genios precoces de la informática estudiando en la misma facultad: uno creó el virus y otro, el antídoto. Años después, el travieso 'hacker' se convirtió en profesor de informática en un instituto y (aquí viene una de las casualidades) trabajó en el IES Miraya de Torre del Mar, a 4 kilómetros de donde vive el fundador de VirusTotal. «Tras su fallecimiento, el instituto le puso su nombre al aula de informática. Y esa coincidencia me remató: en mi colegio, Zona Sur, también le pusieron mi nombre a un aula de informática», cuenta Quintero.
Inciso: Astorga siguió demostrando su dominio de la informática aunque se pasara a la profesión docente. Un artículo publicado en SUR en 2007 se hacía eco de un programa informático que él creó para permitir a padres y profesores del centro educativo conocer a diario las notas, faltas, comportamientos y actitudes de los alumnos, y que después se extendió a otros institutos de la provincia. «Se trata de una iniciativa que este curso cumple su quinto año de funcionamiento y que ha convertido al centro en pionero en la provincia a la hora de facilitar el proceso de evaluación continua de los alumnos y alumnas de forma diaria e instantánea», comentaba la noticia.
Ampliar Antonio Astorga, en un reportaje de 'SUR' de 2007, cuando era profesor de instituto. Sur. ArchivoUna investigación «propia de 'CSI'»
¿Cómo ha encontrado Quintero a su alma gemela? La investigación, asegura, «ha sido digna de 'CSI'». Hace dos años hizo un llamamiento en redes sociales para encontrar al autor de 'Málaga' y esta semana volvió a repetirlo. Y entre varias pistas falsas, llegó la verdadera: un mensaje por LinkedIn de un antiguo compañero de estudios, Adolfo Ariza (hoy coordinador general de Transformación Digital del Ayuntamiento de Cordoba). «Me dijo que conocía al autor: Antonio Astorga, que había sido compañero y amigo suyo durante sus estudios en la Politécnica, entre 1989 y 1995. Me dijo que lo vivió en primera persona mientras lo creaba».
Y ¿cómo confirmó Quintero que todo esto era cierto, teniendo en cuenta que había recibido tantas pistas falsas? Pues porque llevaba días sumergido en el código del virus. «Intuía que tenía que haber alguna señal del autor que se me pasó. Fui instrucción por instrucción, byte a byte, buscando pistas», afirma. Y encontró dos. La primera era el 'payload', el 'efecto' del virus. «El fichero escondía en su interior cadenas que me habían pasado desapercibidas treinta años atrás; parecían caracteres sin sentido pero cuando se cumplía una condición (año 1992 o superior y día 1 de cualquier mes) se activaba una rutina que iba leyendo esos bytes, les restaba 100 y los imprimía por pantalla. El resultado: dos líneas con un mensaje contra ETA: 'HB=ETA=ASESINOS. PENA DE MUERTE AL TERRORISMO'».
La pista definitiva: «KIKESOYYO»
La segunda pista era más sútil: sólo dos bytes, 4B 49 («KI» en código ASCII), que no eran ninguna instrucción; sólo podían ser una firma. Al analizar segunda versión del virus, Quintero, descubrió que esas dos letras daban paso a una firma más explícita: «KIKESOYYO».
Al contrastar estos descubrimientos con lo que el amigo de Antonio Astorga le contaba, había uno que cuadraba y otra que no. Porque Ariza le había hablado de los mensajes sobre ETA, pero el nombre de Kike no coincidía... Aparentemente. Porque Quintero, decidido a seguir tirando del hilo, consiguió el teléfono de la hermana del informático fallecido y ésta le reveló que su segundo nombre era Enrique. Bingo.
«Su hermana me contó que le sonaba aquella historia del virus de alguna conversación familiar, pero que nunca le dieron mucha importancia. Y me dijo algo más: uno de sus hijos acababa de terminar informática. Ayer noche hablé con Sergio Astorga, el hijo de Antonio. Fue una conversación extraña y preciosa: yo explicándole que un experimento universitario de su padre fue, sin que nadie lo supiera, parte del origen de mi vocación. Él, sorprendido y orgulloso, intentando encajar una historia que conocía solo de oídas. Recordaba que su padre había mencionado algo cuando él era pequeño, pero sin detalles. Y apenas un par de años después, el cáncer se lo llevó. Esta misma mañana nos hemos visto en persona. Hemos podido charlar con calma. Y he conocido un poco mejor a KIKE: un colega brillante que se merece ser reconocido como un pionero de la ciberseguridad en Málaga. Y que, sin llegar a ser consciente, me ayudó a despertar una vocación que definiría toda mi carrera», narra Bernardo.
Por cierto, Sergio acaba de terminar Ingeniería del Software en la UMA y lo ha compaginado con Matemáticas por la UNED. Tiene interés en ciberseguridad y computación cuántica.... La saga continúa.
Límite de sesiones alcanzadas
El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a las vez.
Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Sesión cerrada
Al iniciar sesión desde un dispositivo distinto, por seguridad, se cerró la última sesión en este.
Para continuar disfrutando de su suscripción digital, inicie sesión en este dispositivo.
Iniciar sesión Más información¿Tienes una suscripción? Inicia sesión