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La Navidad que hizo temblar a la Axarquía: el terremoto de 1884 que abrió grietas, cambió pueblos y dejó tradiciones

La Navidad que hizo temblar a la Axarquía: el terremoto de 1884 que abrió grietas, cambió pueblos y dejó tradiciones
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Periana quedó semidestruida, Vélez-Málaga levantó nuevos barrios y pueblos como Canillas de Albaida o Nerja sacaron a sus patronos a la calle en busca de protección

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Periana fue uno de los pueblos más perjudicados. Instituto Andaluz de Geofísica y Prevención de Desastres Sísmicos. La Navidad que hizo temblar a la Axarquía: el terremoto de 1884 que abrió grietas, cambió pueblos y dejó tradiciones

Periana quedó semidestruida, Vélez-Málaga levantó nuevos barrios y pueblos como Canillas de Albaida o Nerja sacaron a sus patronos a la calle en busca de protección

Javier Almellones

Málaga

Jueves, 25 de diciembre 2025, 02:12

... ellas es la Navidad de 1884, cuando a las 21.08 horas del 25 de diciembre, justo al terminar la cena familiar o la misa de medianoche, un violento terremoto sacudió la Axarquía y el interior de Málaga.

Se calcula que entre 800 y 1.200 personas murieron, con 1.500 heridos, y que el seísmo afectó a más de 100 núcleos urbanos entre Granada, Málaga y Almería. Las cifras bailan según las crónicas, pero todas coinciden en algo: fue el terremoto más mortífero de la historia moderna de Andalucía.

Periana y Alcaucín

Si hubo un pueblo malagueño en el que la tierra se abrió en canal fue Periana. Según fuentes históricas, más de la mitad de las casas quedaron destruidas o inhabitables y una pequeña aldea de su término, Guaro, desapareció literalmente del mapa. Las grietas cortaron calles enteras y los corrales se desplomaron como si fueran de cartón.

En Alcaucín, el terreno se abrió en la plaza, partiendo el caserío y dañando casas e iglesia. En la memoria local se ha conservado una historia mínima pero elocuente: cuando semanas después llegó el rey Alfonso XII a comprobar los daños, un cabrero del municipio, José Lucas, se saltó el protocolo, se acercó llorando al monarca y le besó la mano como agradecimiento por la ayuda recibida, después de contarle que había perdido a sus hijos bajo los cascotes. Fue un gesto humilde que simbolizó una desgracia colectiva.

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Imagen de Canillas de Aceituno tras el terremoto Instituto Andaluz de Geofísica y Prevención de Desastres Sísmicos.

Canillas de Aceituno

En Canillas de Aceituno, según el Instituto Andaluz de Geofísica, hasta el 15% de las viviendas cedieron y el 65% quedaron con daños graves. En Cómpeta, Frigiliana, Benamargosa o Algarrobo los derrumbes fueron también significativos. En Vélez-Málaga, la ciudad mayor de la comarca, el terremoto dañó 1.291 viviendas y provocó el derrumbe del campanario de la iglesia del Carmen, que nunca volvió a levantarse. La Axarquía, sin norma antisísmica ni cimientos sólidos, pagó la sacudida casi a ciegas.

Hubo un detalle humano que atraviesa todas las crónicas: las puertas abiertas. Quien se quedaba dentro de casa, lo hacía dispuesto a salir corriendo en cada réplica. Y no fueron pocas: más de un centenar se registraron en las semanas siguientes.

Muchos vecinos durmieron en tiendas improvisadas, chozas, eras y olivares, pese a un frío brutal. Para colmo, pocos días más tarde cayó una nevada histórica en la zona, lo que elevó la mortandad entre ancianos y heridos. En esos días murieron personas que habían sobrevivido a la sacudida, pero no al hambre ni a la intemperie.

La comunicación precaria retrasó todo: hasta el 27 de diciembre no se conoció oficialmente la magnitud del desastre. Y el 29, cuando El Defensor de Granada pidió socorro en la prensa nacional, en Madrid llegó a considerarse una exageración.

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En Alcaucín afectó a casi un tercio de las viviendas Instituto Andaluz de Geofísica y Prevención de Desastres Sísmicos.

Las procesiones del miedo

El pánico se extendió por toda la costa oriental. En Nerja, según el cronista oficial José Adolfo Pascual, las oscilaciones duraron 13 segundos, suficientes para que el pueblo levantara barracas y tiendas en Puerta del Mar y el Balcón de Europa, donde incluso se habilitó el telégrafo provisional. Allí sacaron en procesión a San Miguel Arcángel y a la Virgen de las Angustias para implorar protección.

En Vélez-Málaga, una anotación municipal del secretario fechada el 21 de diciembre dejó constancia posterior: «Gran terremoto ocurrido el 25 de diciembre a las 9 de la noche. Siguieron las trepidaciones durante meses, continuando algunas hasta julio». La villa vivió medio año con el cuerpo en vilo.

La visita del rey Alfonso XII

Enero de 1885 dejó una imagen simbólica: Alfonso XII visitando las zonas más devastadas, entregando dinero a los heridos y activando una suscripción nacional para recaudar fondos. Se organizó un concierto benéfico en el Teatro Real, con participación de los duques de Fernán Núñez y asistencia de la familia real, que disparó la recaudación.

Su viaje andaluz dejó anécdotas, momentos de consuelo y también mito popular. En Nerja, su visita del 20 de enero de 1885 trajo ayudas públicas y el tratamiento de «Excelentísimo» para el Ayuntamiento. La realidad supera a la leyenda: el Balcón de Europa ya había sido bautizado así antes, aunque la memoria colectiva lo atribuyera al rey.

La ayuda se multiplicó. Cuarenta países enviaron donativos, con más de tres millones de pesetas de la época. La Comisión Regia gestionó indemnizaciones durante más de dos años, financiando nuevas viviendas, escuelas e iglesias. En la Axarquía se levantaron barrios completos —como el del Carmen en Vélez o nuevos núcleos en Periana— y se introdujeron las primeras ideas de construcción más resistente.

Aquella ola humanitaria coincidió con otro hito: el nacimiento del fotoperiodismo, con imágenes que mostraron por primera vez, a toda España, pueblos reducidos a cascotes. La catástrofe inauguró una manera distinta de mirar el desastre.

La rifa de Canillas de Albaida

El terremoto no golpeó con tanta virulencia a Canillas de Albaida, pero dejó un poso emocional profundo. Las casas se agrietaron, el miedo se instaló y, en plena madrugada, los vecinos sacaron a su patrona, la Virgen del Rosario, en procesión por las calles para frenar el desastre. A esa iniciativa popular se atribuyó que cesaran las réplicas más fuertes.

Desde entonces, la localidad mantiene una identidad ritual marcada por aquel diciembre: salves votivas, memoria colectiva y una práctica comunitaria que hunde su raíz en el trauma sísmico: la subasta o rifa tradicional, un mecanismo que permitía —en tiempos sin seguros ni ayudas públicas inmediatas— recaudar fondos para la iglesia y para los propios vecinos. Aquello que empezó como supervivencia hoy es también seña cultural.

Ha pasado más de siglo y cuarto desde aquella Navidad de miedo —141 años en 2025— y la Axarquía sigue llevando la fecha en su ADN. Periana, Alcaucín, Vélez, Nerja o Canillas de Albaida conservan rituales, calles nuevas, barrios enteros y cicatrices urbanas que nacieron de aquella grieta histórica.

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Fuente original: Leer en Diario Sur - Ultima hora
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