No hemos vuelto a la Luna desde la misión Apolo 17, en diciembre de 1972. Quizás esa misión no te resulte especialmente familiar, y es completamente normal. De todas las veces que nos hemos acercado o caminado por nuestro satélite, la mayoría de las personas recuerdan la misión Apolo 11 por la célebre frase de Neil Armstrong, “Es un pequeño paso para un hombre, un gran salto para la humanidad”, y, posiblemente, el Apolo 13, no porque fuese un éxito, sino porque uno de los tanques de oxígeno explotó y, afortunadamente, los astronautas lograron salvarse.
Cincuenta y tres años después, estamos más cerca que nunca de volver a visitar la que nos alumbra cuando se va el sol. Lo haremos con la misión Artemis II, programada para lanzarse tan pronto como en febrero de 2026. Pero este regreso no está exento de desafíos. Y no hablamos de los retrasos del programa Artemis, que no siempre son realmente retrasos, sino de una pieza tan común como indispensable: el vehículo que lleva a los astronautas desde sus dormitorios hasta la nave espacial que los transportará a la Luna. Y alguien ha salido al rescate de la NASA.
Volver a la Luna no es solo cuestión de cohetes
Históricamente, los astronautas han utilizado los conocidos Astrovan para moverse desde el edificio de operaciones hasta la plataforma de lanzamiento. Desde la misión STS-9 del transbordador espacial Columbia, en 1983, hasta el fin del programa con la misión STS-135 del Atlantis, en 2011, se utilizó un Airstream Excella de 1983 modificado específicamente para el transporte de astronautas. Y como la NASA no ha tenido un sistema propio para lanzar astronautas al espacio desde el final del programa del transbordador, SpaceX y Boeing, los dos contratistas estadounidenses que han asumido este papel, han utilizado sus propios vehículos, convirtiendo al histórico Airstream Excella en una pieza de museo.
El programa Artemis se convirtió en una buena excusa para dar un paso hacia la modernidad e incorporar, cómo no, un vehículo eléctrico para el traslado de los astronautas. Bajo esta premisa, la NASA anunció en julio de 2022 que los astronautas del programa Artemis se moverían en vehículos de Canoo Technologies, una startup estadounidense. La flota estaría compuesta por tres furgonetas basadas en el Lifestyle Vehicle (LV), un modelo que, de forma llamativa, ni siquiera había empezado a venderse en el momento del anuncio. Aun así, hubo un voto de confianza y, por supuesto, un contrato de por medio que exigía su cumplimiento.
Los vehículos Canoo que comopró la NASA
Todo parecía avanzar sin contratiempos visibles, pero las cosas se estaban complicando puertas adentro. En resumen, la compañía publicó un comunicado de prensa en su página web, que se puede consultar únicamente en Internet Archive, en el que se acogía voluntariamente al Capítulo 7 del Código de Quiebras de Estados Unidos. Esto implica el cese de sus operaciones y la liquidación de todos sus activos. Los vehículos ya habían sido entregados a la NASA, pero utilizarlos dejaba una pregunta en el aire: si surgía algún problema técnico, ¿quién respondería? Era momento de tomar una decisión.
La Astrovan original
Con "la cuenta atrás” en marcha para el lanzamiento de Artemis II, las opciones de la agencia estadounidense no eran demasiadas. ¿Salir a buscar un nuevo contratista? La NASA ya había pagado por tres vehículos de Canoo que ahora carecían de respaldo operativo. Así que quedaban dos alternativas en casa: utilizar el Tesla Model X empleado por SpaceX o recurrir al Astrovan II de Boeing. Finalmente, la NASA se decantó por esta segunda opción, al menos según explicó la propia agencia en un comunicado facilitado a la cadena de televisión de Orlando Spectrum News 13. La solución pasa por alquilar temporalmente el vehículo de Boeing para, como mínimo, la misión Artemis II, mientras se evalúan otras opciones de cara al futuro.
La Astrovan II de Boeing
Conviene recordar que, aunque el transporte de los astronautas antes de una misión pueda parecer un detalle menor, no lo es en absoluto. Se trata de una situación de gran tensión en la que todo debe fluir con precisión milimétrica, y la comodidad y las condiciones de la tripulación son clave. Tan es así que estos vehículos están adaptados para cumplir con las estrictas especificaciones de la NASA y cuentan con todo lo necesario para que los astronautas puedan desplazarse con los trajes espaciales del sistema de supervivencia Orión. No es tan sencillo como subirse a cualquier coche y listo.
La Astrovan II de Boeing
El Astrovan II es fruto de una colaboración entre la firma de caravanas Airstream y Boeing. Se trata, en esencia, de un Mercedes-Benz Sprinter 4500 modificado, impulsado por un motor diésel Mercedes-Benz de 2,0 litros y cuatro cilindros con turbo. Cuenta con asientos personalizados, estaciones de carga USB, tomas de corriente de 110 V y un sistema de retransmisión de televisión en directo, además de estar preparado para recibir a los astronautas con sus trajes puestos. Como era de esperar, hay quienes están a favor y quienes se muestran críticos con esta decisión, pero sobre el papel parece la opción más lógica.
En Xataka
Se suponía que en 2030 íbamos a tirar la Estación Espacial Internacional a la basura. Alguien quiere reciclarla
Y si te preguntas si el Astrovan II ya se ha utilizado alguna vez, la respuesta es sí. El vehículo se estrenó en la misión Boeing Crew Flight Test (Boe-CFT), lanzada el 5 de junio de 2024. Barry “Butch” Wilmore y Sunita “Suni” Williams fueron transportados en él desde el Centro Espacial Kennedy hasta la plataforma de lanzamiento de la cápsula Starliner Calypso. Aquella fue, precisamente, la misión en la que la cápsula dio problemas y los astronautas acabaron regresando a la Tierra a bordo de una nave de SpaceX.
Imágenes | NASA | Boeing | Canoo
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La noticia
La quiebra de una empresa ha obligado a la NASA a cambiar parte del plan para Artemis: Boeing ha salido al rescate
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Marquez
.
La quiebra de una empresa ha obligado a la NASA a cambiar parte del plan para Artemis: Boeing ha salido al rescate
Artemis II marcará el regreso de astronautas a la órbita lunar tras más de cinco décadas
La quiebra de Canoo obligó a la NASA a buscar una solución inmediata para los traslados
El Astrovan II de Boeing será el vehículo elegido, al menos de forma provisional
No hemos vuelto a la Luna desde la misión Apolo 17, en diciembre de 1972. Quizás esa misión no te resulte especialmente familiar, y es completamente normal. De todas las veces que nos hemos acercado o caminado por nuestro satélite, la mayoría de las personas recuerdan la misión Apolo 11 por la célebre frase de Neil Armstrong, “Es un pequeño paso para un hombre, un gran salto para la humanidad”, y, posiblemente, el Apolo 13, no porque fuese un éxito, sino porque uno de los tanques de oxígeno explotó y, afortunadamente, los astronautas lograron salvarse.
Cincuenta y tres años después, estamos más cerca que nunca de volver a visitar la que nos alumbra cuando se va el sol. Lo haremos con la misión Artemis II, programada para lanzarse tan pronto como en febrero de 2026. Pero este regreso no está exento de desafíos. Y no hablamos de los retrasos del programa Artemis, que no siempre son realmente retrasos, sino de una pieza tan común como indispensable: el vehículo que lleva a los astronautas desde sus dormitorios hasta la nave espacial que los transportará a la Luna. Y alguien ha salido al rescate de la NASA.
Volver a la Luna no es solo cuestión de cohetes
Históricamente, los astronautas han utilizado los conocidos Astrovan para moverse desde el edificio de operaciones hasta la plataforma de lanzamiento. Desde la misión STS-9 del transbordador espacial Columbia, en 1983, hasta el fin del programa con la misión STS-135 del Atlantis, en 2011, se utilizó un Airstream Excella de 1983 modificado específicamente para el transporte de astronautas. Y como la NASA no ha tenido un sistema propio para lanzar astronautas al espacio desde el final del programa del transbordador, SpaceX y Boeing, los dos contratistas estadounidenses que han asumido este papel, han utilizado sus propios vehículos, convirtiendo al histórico Airstream Excella en una pieza de museo.
El programa Artemis se convirtió en una buena excusa para dar un paso hacia la modernidad e incorporar, cómo no, un vehículo eléctrico para el traslado de los astronautas. Bajo esta premisa, la NASA anunció en julio de 2022 que los astronautas del programa Artemis se moverían en vehículos de Canoo Technologies, una startup estadounidense. La flota estaría compuesta por tres furgonetas basadas en el Lifestyle Vehicle (LV), un modelo que, de forma llamativa, ni siquiera había empezado a venderse en el momento del anuncio. Aun así, hubo un voto de confianza y, por supuesto, un contrato de por medio que exigía su cumplimiento.
Los vehículos Canoo que comopró la NASA
Todo parecía avanzar sin contratiempos visibles, pero las cosas se estaban complicando puertas adentro. En resumen, la compañía publicó un comunicado de prensa en su página web, que se puede consultar únicamente en Internet Archive, en el que se acogía voluntariamente al Capítulo 7 del Código de Quiebras de Estados Unidos. Esto implica el cese de sus operaciones y la liquidación de todos sus activos. Los vehículos ya habían sido entregados a la NASA, pero utilizarlos dejaba una pregunta en el aire: si surgía algún problema técnico, ¿quién respondería? Era momento de tomar una decisión.
La Astrovan original
Con "la cuenta atrás” en marcha para el lanzamiento de Artemis II, las opciones de la agencia estadounidense no eran demasiadas. ¿Salir a buscar un nuevo contratista? La NASA ya había pagado por tres vehículos de Canoo que ahora carecían de respaldo operativo. Así que quedaban dos alternativas en casa: utilizar el Tesla Model X empleado por SpaceX o recurrir al Astrovan II de Boeing. Finalmente, la NASA se decantó por esta segunda opción, al menos según explicó la propia agencia en un comunicado facilitado a la cadena de televisión de Orlando Spectrum News 13. La solución pasa por alquilar temporalmente el vehículo de Boeing para, como mínimo, la misión Artemis II, mientras se evalúan otras opciones de cara al futuro.
La Astrovan II de Boeing
Conviene recordar que, aunque el transporte de los astronautas antes de una misión pueda parecer un detalle menor, no lo es en absoluto. Se trata de una situación de gran tensión en la que todo debe fluir con precisión milimétrica, y la comodidad y las condiciones de la tripulación son clave. Tan es así que estos vehículos están adaptados para cumplir con las estrictas especificaciones de la NASA y cuentan con todo lo necesario para que los astronautas puedan desplazarse con los trajes espaciales del sistema de supervivencia Orión. No es tan sencillo como subirse a cualquier coche y listo.
La Astrovan II de Boeing
El Astrovan II es fruto de una colaboración entre la firma de caravanas Airstream y Boeing. Se trata, en esencia, de un Mercedes-Benz Sprinter 4500 modificado, impulsado por un motor diésel Mercedes-Benz de 2,0 litros y cuatro cilindros con turbo. Cuenta con asientos personalizados, estaciones de carga USB, tomas de corriente de 110 V y un sistema de retransmisión de televisión en directo, además de estar preparado para recibir a los astronautas con sus trajes puestos. Como era de esperar, hay quienes están a favor y quienes se muestran críticos con esta decisión, pero sobre el papel parece la opción más lógica.
Y si te preguntas si el Astrovan II ya se ha utilizado alguna vez, la respuesta es sí. El vehículo se estrenó en la misión Boeing Crew Flight Test (Boe-CFT), lanzada el 5 de junio de 2024. Barry “Butch” Wilmore y Sunita “Suni” Williams fueron transportados en él desde el Centro Espacial Kennedy hasta la plataforma de lanzamiento de la cápsula Starliner Calypso. Aquella fue, precisamente, la misión en la que la cápsula dio problemas y los astronautas acabaron regresando a la Tierra a bordo de una nave de SpaceX.