José M. Domínguez Martínez
Catedrático de Hacienda Pública de la Universidad de Málaga
Domingo, 28 de diciembre 2025, 01:00
... la OCDE, que se hace eco de cómo numerosas instituciones universitarias tienen dificultades para cuadrar sus cuentas, y no pueden invertir adecuadamente en personal e infraestructuras para atender sus programas docentes e investigadores.Las instituciones de educación superior se ven así abocadas a tener que adoptar decisiones estratégicas cruciales acerca de qué actividades deben constituir su foco de atención prioritaria, qué otras puede que tengan que ser excluidas, y cómo deben reorganizarse. A medida que cambian las tasas de acceso a la educación terciaria, y la Inteligencia Artificial empieza a remodelar muchas ocupaciones típicas de graduados, la OCDE considera que es el momento propicio para emprender una reflexión colectiva sobre el conocimiento avanzado, las cualificaciones que demanda la sociedad, y cómo pueden configurarse las universidades para proveerlas de la manera más adecuada posible.
Pero es preciso partir del reconocimiento de un hecho trascendental: el último cuarto de siglo ha visto una transformación radical del sector de la educación superior. Casi la mitad (48%) de los adultos jóvenes (25-34 años) en los países de la OCDE ha alcanzado un nivel educativo superior, el doble que en 1999. En España se llega al 52%, muy por encima de países como Alemania (38%) e Italia (31%).
A pesar del aparente éxito del sistema educativo en la provisión de conocimientos avanzados, la propuesta de valor del sector de la educación superior se ve cada vez más desafiada en distintos planos: a) el valor de los programas de grado tradicionales y su capacidad de preparación para abordar las necesidades de un entorno cambiante; b) la calidad y la aplicabilidad de los resultados de los trabajos de investigación publicados, que pueden verse condicionados por un esquema de métricas que introduce incentivos no alineados con la esencia de la actividad investigadora.
No obstante, el bagaje de la experiencia aporta una base argumental para justificar la validez de la inversión en educación superior, siempre que el sector se adapte apropiadamente a unas realidades cambiantes. El progreso de la sociedad, en un contexto con importantes condicionantes demográficos e ingentes necesidades de gasto público, es altamente dependiente del avance de la productividad, lo que, a su vez, requiere de elevados niveles de cualificación. De otro lado, la sucesión de cambios sociales exige pasar de un modelo de educación intensiva concentrada en un período de varios años a otro de aprendizaje continuo a lo largo de la vida.
Según el referido informe de la OCDE, la composición de las actividades que las instituciones de educación superior llevan a cabo tiene una influencia sustancial en los costes en que incurren, los ingresos disponibles y la forma de asignarlos. En cualquier caso, no puede ignorarse que la educación superior es un sector altamente intensivo en trabajo, que absorbe unas dos terceras partes del total de los gastos corrientes. El desempeño simultáneo de tareas docentes e investigadoras representa una complicación, no sólo para imputar bien los costes, sino, sobre todo, para lograr que ambas facetas se realicen con eficacia y se retroalimenten.
A este respecto, es absolutamente crucial que se avance en la obtención de información sobre la calidad del producto de la educación superior, que, en el mejor de los casos, es bastante imperfecta y, en el peor, completamente ausente.
También es llamativamente ausente la visión sobre el papel y la gestión por las universidades de su principal activo, su personal docente e investigador. Se trata de un activo peculiar. La mayoría de los activos empresariales sufren un proceso de deterioro y pierden valor a medida que se utilizan en el proceso productivo. En cambio, en el caso del profesorado, aunque pueda decaer la fuerza física, su acopio de conocimiento va in crescendo y alcanza su máximo valor al término de la vida laboral. ¿Son conscientes las universidades de la descapitalización que sufren? ¿Adoptan las medidas apropiadas para preservar ese stock con la debida transferencia interna, a fin de evitar que se pierda irremisiblemente?
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