La carrera por la inteligencia artificial ya no se libra solo en los laboratorios ni en las fábricas de chips. Se está desplazando hacia un terreno mucho más básico y, a la vez, más crítico: la electricidad. En un momento en el que los centros de datos disparan su consumo energético y la red eléctrica empieza a mostrar signos de saturación, una startup geotérmica estadounidense acaba de cerrar una de las mayores rondas de financiación del sector. Se llama Fervo Energy, ha levantado 462 millones de dólares y, entre sus inversores, figura Google.
No es un movimiento financiero más. Es una señal clara de hacia dónde miran las grandes tecnológicas para sostener sus ambiciones con la inteligencia artificial.
Primer proyecto comercial. La compañía ha cerrado esta financiación en una Serie E —una de las últimas fases de inversión privada antes de una posible salida a bolsa— orientada no a investigación, sino al despliegue de infraestructura energética a gran escala. La ronda, liderada por B Capital como inversor principal, servirá para acelerar la construcción de Cape Station, su planta geotérmica en Utah, y avanzar en el desarrollo de otros proyectos. En otras palabras, pasar de la demostración tecnológica a la producción comercial de electricidad firme para la red.
Además, la ronda ha despertado el interés de un grupo amplio de inversores industriales, financieros y tecnológicos. Entre los nuevos nombres destacan AllianceBernstein, Mitsui, Mitsubishi Heavy Industries, Breakthrough Energy Ventures y, de forma especialmente significativa, Google. Tal y como recoge TechCrunch, Fervo ha captado cerca de 500 millones de dólares en capital y deuda solo en el último año, lo que refleja un apetito inversor poco habitual para una tecnología que durante décadas fue considerada marginal.
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Las grandes tecnológicas están empezando a empeñar las joyas de la abuela por la IA: es un síntoma preocupante
La entrada de Google. Fervo no es solo una apuesta climática o una inversión de impacto: es un proveedor energético directo para centros de datos. La compañía mantiene ya un acuerdo con Google para suministrar electricidad geotérmica a sus instalaciones, algo que, convierte a la tecnológica en cliente e inversor al mismo tiempo.
Este movimiento encaja con una tendencia más amplia. Las grandes tecnológicas han dejado de confiar únicamente en el mercado eléctrico tradicional. La explosión de la IA generativa ha multiplicado la demanda de energía continua, estable y libre de emisiones, un perfil que ni la solar ni la eólica pueden garantizar por sí solas sin un respaldo masivo de baterías. En cambio, la geotermia ofrece electricidad firme las 24 horas del día.
¿Cómo funciona la apuesta de Fervo? La clave de Fervo está en su tecnología de Sistemas Geotérmicos Mejorados (EGS). A diferencia de la geotermia tradicional —que depende de acuíferos calientes naturales—, Fervo perfora roca caliente, inyecta agua y crea reservorios artificiales que permiten generar vapor de forma controlada. Una adaptación directa de técnicas de fracturación hidráulica y perforación direccional desarrolladas durante décadas por la industria del petróleo y el gas. No es casualidad: muchos ingenieros de Fervo proceden de ese sector.
El proyecto estrella es Cape Station, situado en el condado de Beaver, Utah. Según los planes de la compañía, comenzará a suministrar 100 megavatios en 2026 y alcanzará los 500 megavatios en 2028. Uno de los factores clave es la velocidad, ya que la empresa ha reducido drásticamente el tiempo de perforación de sus pozos: de aproximadamente un mes en sus primeros proyectos a una media actual de unos 15 días. Como explicó Sarah Jewett, vicepresidenta senior de estrategia, a TechCrunch, aproximadamente la mitad del coste de un pozo depende del tiempo de perforación. Reducirlo es sinónimo de viabilidad económica.
La IA como motor del nuevo mapa energético. El auge de Fervo no puede entenderse sin la presión que ejerce la inteligencia artificial sobre la infraestructura energética. Según la Agencia Internacional de la Energía, el consumo eléctrico de los centros de datos podría duplicarse antes de 2030. Un análisis del Grupo Rhodium va más allá y estima que la geotermia avanzada podría cubrir hasta dos tercios de la nueva demanda energética de estos centros en Estados Unidos.
Google no está sola en esta carrera. La compañía explora simultáneamente la reapertura de centrales nucleares, el desarrollo de reactores modulares pequeños (SMR) e incluso proyectos experimentales como centros de datos en órbita alimentados por energía solar. La lógica es la misma en todos los casos: asegurar suministro eléctrico propio, estable y a largo plazo.
En palabras del CEO de Fervo, Tim Latimer: "Hay un enorme apetito por entender cómo se va a resolver la historia de la demanda eléctrica". La respuesta, cada vez más, pasa por fuentes de energía que antes parecían secundarias.
Un sector que vuelve a importar. Durante años, la geotermia quedó relegada frente a la eólica y la solar. Hoy, Estados Unidos vive un auténtico renacimiento del sector. La combinación de nuevas tecnologías, capital privado, apoyo institucional y demanda de las Big Tech está cambiando el panorama.
Fervo es considerada una pionera dentro de este nuevo ecosistema. Según TechCrunch, la compañía se centra por ahora en el oeste de Estados Unidos, donde la roca caliente está más cerca de la superficie, pero no descarta expandirse a otros estados ni al extranjero cuando su tecnología esté aún más optimizada.
El subsuelo como ventaja competitiva. Mientras la inteligencia artificial se presenta como la tecnología más etérea de nuestro tiempo, su expansión depende de algo profundamente físico: megavatios constantes, baratos y limpios. En ese contexto, Fervo representa algo más que una startup energética: una pieza más —pero clave— en la nueva infraestructura que sostiene la era digital.
Google no ha llegado aquí por casualidad. Lleva tiempo explorando todas las vías posibles para asegurar energía estable para su IA. Y en esa estrategia de no cerrarse ninguna puerta, mientras algunos miran al cielo, otros —como Fervo— miran al subsuelo, a kilómetros bajo tierra, donde el calor del planeta empieza a perfilarse como una de las respuestas más sólidas.
Imagen | FervoEnergy y Freepik
Xataka | Estados Unidos puede ganar la carrera de la IA, pero su problema es otro: China está ganando todas las demás
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La noticia
La Tierra lleva millones de años dando calor y ahora Google lo quiere para algo muy distinto a la calefacción
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por
Alba Otero
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La Tierra lleva millones de años dando calor y ahora Google lo quiere para algo muy distinto a la calefacción
Fervo Energy ha cerrado una ronda de 462 millones para construir la mayor planta geotérmica
La carrera por la inteligencia artificial ya no se libra solo en los laboratorios ni en las fábricas de chips. Se está desplazando hacia un terreno mucho más básico y, a la vez, más crítico: la electricidad. En un momento en el que los centros de datos disparan su consumo energético y la red eléctrica empieza a mostrar signos de saturación, una startup geotérmica estadounidense acaba de cerrar una de las mayores rondas de financiación del sector. Se llama Fervo Energy, ha levantado 462 millones de dólares y, entre sus inversores, figura Google.
No es un movimiento financiero más. Es una señal clara de hacia dónde miran las grandes tecnológicas para sostener sus ambiciones con la inteligencia artificial.
Primer proyecto comercial. La compañía ha cerrado esta financiación en una Serie E —una de las últimas fases de inversión privada antes de una posible salida a bolsa— orientada no a investigación, sino al despliegue de infraestructura energética a gran escala. La ronda, liderada por B Capital como inversor principal, servirá para acelerar la construcción de Cape Station, su planta geotérmica en Utah, y avanzar en el desarrollo de otros proyectos. En otras palabras, pasar de la demostración tecnológica a la producción comercial de electricidad firme para la red.
Además, la ronda ha despertado el interés de un grupo amplio de inversores industriales, financieros y tecnológicos. Entre los nuevos nombres destacan AllianceBernstein, Mitsui, Mitsubishi Heavy Industries, Breakthrough Energy Ventures y, de forma especialmente significativa, Google. Tal y como recoge TechCrunch, Fervo ha captado cerca de 500 millones de dólares en capital y deuda solo en el último año, lo que refleja un apetito inversor poco habitual para una tecnología que durante décadas fue considerada marginal.
La entrada de Google. Fervo no es solo una apuesta climática o una inversión de impacto: es un proveedor energético directo para centros de datos. La compañía mantiene ya un acuerdo con Google para suministrar electricidad geotérmica a sus instalaciones, algo que, convierte a la tecnológica en cliente e inversor al mismo tiempo.
Este movimiento encaja con una tendencia más amplia. Las grandes tecnológicas han dejado de confiar únicamente en el mercado eléctrico tradicional. La explosión de la IA generativa ha multiplicado la demanda de energía continua, estable y libre de emisiones, un perfil que ni la solar ni la eólica pueden garantizar por sí solas sin un respaldo masivo de baterías. En cambio, la geotermia ofrece electricidad firme las 24 horas del día.
¿Cómo funciona la apuesta de Fervo? La clave de Fervo está en su tecnología de Sistemas Geotérmicos Mejorados (EGS). A diferencia de la geotermia tradicional —que depende de acuíferos calientes naturales—, Fervo perfora roca caliente, inyecta agua y crea reservorios artificiales que permiten generar vapor de forma controlada. Una adaptación directa de técnicas de fracturación hidráulica y perforación direccional desarrolladas durante décadas por la industria del petróleo y el gas. No es casualidad: muchos ingenieros de Fervo proceden de ese sector.
El proyecto estrella es Cape Station, situado en el condado de Beaver, Utah. Según los planes de la compañía, comenzará a suministrar 100 megavatios en 2026 y alcanzará los 500 megavatios en 2028. Uno de los factores clave es la velocidad, ya que la empresa ha reducido drásticamente el tiempo de perforación de sus pozos: de aproximadamente un mes en sus primeros proyectos a una media actual de unos 15 días. Como explicó Sarah Jewett, vicepresidenta senior de estrategia, a TechCrunch, aproximadamente la mitad del coste de un pozo depende del tiempo de perforación. Reducirlo es sinónimo de viabilidad económica.
La IA como motor del nuevo mapa energético. El auge de Fervo no puede entenderse sin la presión que ejerce la inteligencia artificial sobre la infraestructura energética. Según la Agencia Internacional de la Energía, el consumo eléctrico de los centros de datos podría duplicarse antes de 2030. Un análisis del Grupo Rhodium va más allá y estima que la geotermia avanzada podría cubrir hasta FervoEnergy y Freepik