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La familia España, delante de la venta ya cerrada. Marilú Báez La Venta Españita cierra tras más de cuatro siglos de historia: «Mi cuerpo no da para más»El establecimiento comenzó como un almacén de paja y acaba de bajar la persiana tras el fallecimiento del fundador y la falta de relevo generacional
Málaga
Miércoles, 17 de diciembre 2025, 00:43
... reunirse con su familia para celebrar todo tipo de comidas familiares. Iban todos los fines de semana, y cada vez se sumaba más gente: hermanos, sobrinos, primos, amigos... Todos querían ir hasta los Montes para celebrar sus fiestas. Hasta que los propios viajeros que pasaban por la zona empezaron a preguntar si podían comer ahí...Aún con un nudo en la garganta, Toñi , Josefa Ángeles y Emilia España, tres de las cuatro hijas de Diego (la cuarta falleció en 2022 por una enfermedad), aseguran que el cierre se produce por falta de relevo generacional y tras fallecer su padre el pasado día 1. «Voy a cumplir 65 años, mis hijos han estudiado y tras la muerte de mi padre mi cuerpo no da para más», confiesa Toñi, que era la que continuaba con el negocio.
Ampliar Toñi España, de pie, junto a sus hermanas y familiares. Marilú BáezY es que la muerte del fundador ha supuesto un jarro de agua fría para toda la familia. Aunque acababa de cumplir 90 años, él seguía el alma mater de la venta y todos los días acudía a comprobar cómo salía el trabajo. «Ahora tengo una sensación de vacío muy grande; es como si estuviéramos pasando un doble duelo», dice Toñi.
El cierre, como el fallecimiento, se ha producido de forma sorpresiva y sin apenas darles tiempo a despedirse de los clientes, ya convertidos en amigos. El anuncio, de hecho, lo han realizado en redes, en un post que se ha inundado de mensajes de cariño por parte de amigos, clientes e incluso trabajadores. «Sólo queremos darle las gracias a todo el mundo, a los que se han acordado de nosotros siempre, a las personas que han venido a vernos y a quienes han dedicado un momento para escribirnos».
A partir de ahora, Toñi espera descansar tras tantos años de sacrificio. «Aquí hemos juntado 24 horas con 24 horas trabajando», recuerda. No en vano, en sus salones se han celebrado todo tipo de eventos, fiestas familiares, comidas de navidad, comuniones, matanzas y hasta fiestas de Nochevieja. «Hemos tenido la suerte de contar con clientes de todo tipo».
Inicios con humildad
La Venta Españita abrió oficialmente en 1983, aunque la familia comenzó a realizar sus famosas reuniones cuatro años antes. Ellos, de hecho, eran unos de los más antiguos que quedan en la zona (apenas superado por la venta Gutiérrez y por la venta de El Túnel).
Inicialmente comenzaron atendiendo a clientes en la nave de paja, con unos tablones tirados sobre el suelo de tierra y unos bidones de hierro como mesas. Poco a poco, y con mucho esfuerzo, ellos fueron rehabilitando toda la nave, crearon la cocina y pusieron un techo para dividirla en dos plantas.
En sus orígenes, la familia vivía en una casa en Ciudad Jardín (la que hoy es La Pequeña Españita), pero pronto decidieron irse a vivir a la propia venta para no tener que desplazarse. Se instalaron en un pequeño espacio de la segunda planta y dormían casi con lo puesto. «Al lado de la chimenea y sobre unos cartones», recuerdan.
Con esa misma humildad, las tres hermanas recuerdan innumerables anécdotas tras tantos años tras la barra. Señalan el caso de unos clientes que acudieron a comer y como no encontraron mesa sacaron la mesa de la playa y las sillas que tenían en el coche. «Hemos tenido mucha suerte con los clientes que nos han visitado».
También hablan con gran cariño del origen de la feria del Centro de Málaga, evento en el que colaboraron de forma decisiva. Toñi recuerda que su creación se negoció en una mesa de la venta y que su padre se encargaba de llevar todos los días hasta la plaza de los Mártires el potaje con el que los comerciantes agasajaban a sus clientes.
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