Lo de 'Aquí no hay quien viva' y la serie que continuó su legado, 'La que se avecina', es algo que se estudiará en los libros de historia de la televisión española. Y no solo por sus virtudes como comedia costumbrista o sátira salidísima de madre, tampoco únicamente por su audiencia, sino por la cola que sus emisiones siguen trayendo décadas después de su estreno. En el caso de 'Aquí no hay quien viva', veinte años después.
'Aquí no hay quien viva' vuelve, pero a los tribunales. Alberto y Laura Caballero, junto al guionista Iñaki Ariztimuño, creadores originales de la cabecera, han conseguido que la justicia madrileña obligue a Atresmedia a desvelar los números reales de emisión de una serie que sigue generando ingresos en múltiples plataformas digitales. El Juzgado de lo Mercantil nº 18 ha dado luz verde a las diligencias preliminares que exigen un desglose completo: cuánto ha facturado la ficción desde 2003, a qué terceros se han cedido derechos y qué remuneraciones ha recibido el grupo por cada ventana de explotación.
La réplica de la cadena. Atresmedia ha replicado con firmeza: 'Aquí no hay quien viva' es una obra colectiva cuyos derechos pertenecen íntegramente a la productora, no a los guionistas individuales, ni siquiera a los creadores de la serie. Por ello solicitó elevar la caución (medida cautelar que asegura que se cumplirán con las obligaciones de todas las partes durante un proceso) a más de 290.000 euros para frenar lo que considera una petición "desproporcionada". Sin embargo, el juez ha estimado que existe interés legítimo por parte de los demandantes en conocer esos datos.
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El quid de la cuestión: contratos analógicos. Los acuerdos que los guionistas firmaron con la productora Miramón Mendi, desaparecida en 2009, contemplaban emisión en cadenas generalistas, pero el universo de la distribución bajo demanda no existía. Hoy, 'Aquí no hay quien viva' genera audiencias en Netflix, Amazon Prime Video, Movistar Plus+ y el propio Atresplayer, entre otras ventanas digitales de cuya rentabilidad los creadores originales no han sido informados con detalle.
Con la ley en la mano. Los Caballero y Ariztimuño ponen sobre la mesa el artículo 75 del Real Decreto-Ley 24/2021, norma que transpuso a España la Directiva europea 2019/790 sobre derechos de autor en el mercado digital. Este texto, que entró en vigor en noviembre de 2021, establece una obligación de transparencia anual: quienes explotan obras audiovisuales deben informar a los autores sobre todos los modos de uso y los ingresos derivados. Atresmedia deberá informar de las emisiones e ingresos, aunque como afirman los demandados, posiblemente solo tengan que hacerlo desde la fecha de vigencia del decreto, no retroactivamente hasta 2003, como pretendían los demandantes.
La norma europea perseguía un objetivo explícito: reequilibrar la balanza entre los beneficios astronómicos de plataformas y productoras frente a la precariedad creciente de quienes escriben, dirigen o interpretan.
Otros casos. La batalla de los Caballero no es un episodio aislado. Por ejemplo, 'Física o Química', el fenómeno adolescente de Antena 3, enfrentó a sus guionistas en disputas por la distribución de beneficios cuando la serie multiplicó su valor en ese mercado digital del que piden datos los Caballero. Antes, 'Verano azul' protagonizó pleitos relacionados con la retransmisión masiva de una obra que TVE explotó durante décadas sin que quedaran claros los derechos de sus artífices. En el cine, Álex de la Iglesia y los guionistas de 'El Día de la Bestia' batallaron por las compensaciones económicas tras el éxito comercial de la película, estableciendo jurisprudencia sobre autoría y reparto de ingresos.
'La casa de papel' no es española. El sector lleva años alertando sobre este desajuste estructural. En el encuentro Guionistas en Serie 2022, organizado por el sindicato ALMA, varios creadores denunciaron que las productoras se habían convertido en "proveedoras de servicios" de las plataformas, perdiendo el control patrimonial de las obras. Pablo Barrera señaló un dato revelador: 'La casa de papel', el mayor embajador cultural español de la década, pertenece legalmente a Estados Unidos, no a España: "Ese patrimonio que se produce no nos pertenece". Las pasadas huelgas de guionistas en Hollywood en 2023 reivindicaron, entre otras cosas, este tipo de ingresos residuales.
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Punto y aparte. Este proceso marca un punto de partida importante para que cambie la forma en la que se compensa económicamente a los guionistas. Sobre la mesa, el enfrentamiento de dos principios legítimos: contratos legales ya firmados frente a una realidad económica que se ha transformado radicalmente. Nadie podía prever que una comedia de 2003 seguiría facturando en 2025 a través de tecnologías que por entonces no existían. Actualmente, toda producción incorpora cláusulas específicas en los contratos sobre "medios conocidos y por conocer", pero el audiovisual en 2003 era muy distinto.
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Los creadores de 'Aquí no hay quien viva' se han dado cuenta de algo: Atresmedia lleva años explotando la serie sin rendir cuentas
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John Tones
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Los creadores de 'Aquí no hay quien viva' se han dado cuenta de algo: Atresmedia lleva años explotando la serie sin rendir cuentas
Cuando se firmaron los contratos originales no existía el streaming
Lo de 'Aquí no hay quien viva' y la serie que continuó su legado, 'La que se avecina', es algo que se estudiará en los libros de historia de la televisión española. Y no solo por sus virtudes como comedia costumbrista o sátira salidísima de madre, tampoco únicamente por su audiencia, sino por la cola que sus emisiones siguen trayendo décadas después de su estreno. En el caso de 'Aquí no hay quien viva', veinte años después.
'Aquí no hay quien viva' vuelve, pero a los tribunales. Alberto y Laura Caballero, junto al guionista Iñaki Ariztimuño, creadores originales de la cabecera, han conseguido que la justicia madrileña obligue a Atresmedia a desvelar los números reales de emisión de una serie que sigue generando ingresos en múltiples plataformas digitales. El Juzgado de lo Mercantil nº 18 ha dado luz verde a las diligencias preliminares que exigen un desglose completo: cuánto ha facturado la ficción desde 2003, a qué terceros se han cedido derechos y qué remuneraciones ha recibido el grupo por cada ventana de explotación.
La réplica de la cadena. Atresmedia ha replicado con firmeza: 'Aquí no hay quien viva' es una obra colectiva cuyos derechos pertenecen íntegramente a la productora, no a los guionistas individuales, ni siquiera a los creadores de la serie. Por ello solicitó elevar la caución (medida cautelar que asegura que se cumplirán con las obligaciones de todas las partes durante un proceso) a más de 290.000 euros para frenar lo que considera una petición "desproporcionada". Sin embargo, el juez ha estimado que existe interés legítimo por parte de los demandantes en conocer esos datos.
El quid de la cuestión: contratos analógicos. Los acuerdos que los guionistas firmaron con la productora Miramón Mendi, desaparecida en 2009, contemplaban emisión en cadenas generalistas, pero el universo de la distribución bajo demanda no existía. Hoy, 'Aquí no hay quien viva' genera audiencias en Netflix, Amazon Prime Video, Movistar Plus+ y el propio Atresplayer, entre otras ventanas digitales de cuya rentabilidad los creadores originales no han sido informados con detalle.
Con la ley en la mano. Los Caballero y Ariztimuño ponen sobre la mesa el artículo 75 del Real Decreto-Ley 24/2021, norma que transpuso a España la Directiva europea 2019/790 sobre derechos de autor en el mercado digital. Este texto, que entró en vigor en noviembre de 2021, establece una obligación de transparencia anual: quienes explotan obras audiovisuales deben informar a los autores sobre todos los modos de uso y los ingresos derivados. Atresmedia deberá informar de las emisiones e ingresos, aunque como afirman los demandados, posiblemente solo tengan que hacerlo desde la fecha de vigencia del decreto, no retroactivamente hasta 2003, como pretendían los demandantes.
La norma europea perseguía un objetivo explícito: reequilibrar la balanza entre los beneficios astronómicos de plataformas y productoras frente a la precariedad creciente de quienes escriben, dirigen o interpretan.
Otros casos. La batalla de los Caballero no es un episodio aislado. Por ejemplo, 'Física o Química', el fenómeno adolescente de Antena 3, enfrentó a sus guionistas en disputas por la distribución de beneficios cuando la serie multiplicó su valor en ese mercado digital del que piden datos los Caballero. Antes, 'Verano azul' protagonizó pleitos relacionados con la retransmisión masiva de una obra que TVE explotó durante décadas sin que quedaran claros los derechos de sus artífices. En el cine, Álex de la Iglesia y los guionistas de 'El Día de la Bestia' batallaron por las compensaciones económicas tras el éxito comercial de la película, estableciendo jurisprudencia sobre autoría y reparto de ingresos.
'La casa de papel' no es española. El sector lleva años alertando sobre este desajuste estructural. En el encuentro Guionistas en Serie 2022, organizado por el sindicato ALMA, varios creadores denunciaron que las productoras se habían convertido en "proveedoras de servicios" de las plataformas, perdiendo el control patrimonial de las obras. Pablo Barrera señaló un dato revelador: 'La casa de papel', el mayor embajador cultural español de la década, pertenece legalmente a Estados Unidos, no a España: "Ese patrimonio que se produce no nos pertenece". Las pasadas huelgas de guionistas en Hollywood en 2023 reivindicaron, entre otras cosas, este tipo de ingresos residuales.
Punto y aparte. Este proceso marca un punto de partida importante para que cambie la forma en la que se compensa económicamente a los guionistas. Sobre la mesa, el enfrentamiento de dos principios legítimos: contratos legales ya firmados frente a una realidad económica que se ha transformado radicalmente. Nadie podía prever que una comedia de 2003 seguiría facturando en 2025 a través de tecnologías que por entonces no existían. Actualmente, toda producción incorpora cláusulas específicas en los contratos sobre "medios conocidos y por conocer", pero el audiovisual en 2003 era muy distinto.