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El barco, poco después de chocar contra el dique de levante Archivo Municipal Málaga Los «enigmas» del Gneisenau (II)¿Qué ocurrió con los supervivientes?, ¿dónde están los restos?, ¿y las huellas del naufragio en la ciudad?
Víctor Heredia
Martes, 16 de diciembre 2025, 00:16
¿Qué ocurrió con los supervivientes? ¿Dónde están las víctimas del naufragio?
El saldo de 41 víctimas mortales dejaba un balance de supervivientes no inferior a 420 marineros. Estos quedaron alojados en casas particulares, la residencia del cónsul, el Cuartel de Levante y varias dependencias municipales. Pero no permanecieron muchos días en la ciudad. El día de Navidad de 1900, los supervivientes embarcaron en el vapor Andalusia, de la naviera HAPAG, que regresaba de China rumbo hacia Alemania, repatriando tropas que habían participado en el control de la rebelión de los boxers. Tras una accidentada travesía, debido al mal tiempo, arribó al puerto de Wilhelmshaven en el 2 de enero de 1901. Después de un breve permiso de diez días, la mayoría de los supervivientes se incorporó al buque escuela Stein, uno de los gemelos del Gneisenau. A finales del mes de febrero este barco hizo escala en Málaga con gran parte de la tripulación del buque hundido.
Ampliar Cortejo fúnebre del comandante Kretschmann en la avenida de Príes. Archivo Municipal de MálagaEn la ciudad permanecieron, para ultimar los detalles del salvamento, el tercer comandante, Werner, el pagador, dos oficiales y diez marineros. A finales de enero la prensa anunciaba que se había marchado a Berlín el intendente Emilio Arnd, último superviviente que quedaba en la ciudad de la tripulación del Gneisenau.
El 19 de diciembre había sido enterrado en el Cementerio Inglés el cuerpo del comandante Kretschmann, en una solemne ceremonia en la que participaron marinos alemanes y británicos y una representación militar española, compuesta por un batallón del Regimiento de Extremadura. El oficial superviviente de mayor rango, Werner, pronunció estas palabras al depositar la corona de flores sobre la tumba: «Todos estamos orgullosos de haber visto a nuestro comandante fiel en su puesto hasta perder la vida, sírvanos siempre de ejemplo su heroísmo y descanse en paz este bravo bajo la hermosa tierra española que cubre sus despojos». El epitafio de su mausoleo recoge exactamente la frase «bis in den tod getreu», «fiel hasta la muerte».
En los días siguientes recibieron sepultura en el mismo lugar otros fallecidos en el naufragio, en cuanto sus cuerpos eran recuperados del mar o de los restos del barco. El día 23 se celebró un funeral en la capilla del Cementerio Inglés, oficiado por el pastor de buque Devastation. Para los cuerpos que fueron sepultados a partir de entonces se realizó otra ceremonia fúnebre el 6 de enero.
Ampliar Placa de bronce con los nombres de todos los fallecidos y un relieve del naufragio, en el monumento del Cementerio Inglés. V. HerediaSin embargo, no conocemos con exactitud cuántas víctimas están sepultadas en el Cementerio Inglés. El capitán del buque, Karl Kretschmann, y el ingeniero jefe de máquinas, Richard Prüfer, fueron enterrados en la parte superior, en tumbas individuales. El resto de los tripulantes, aparentemente, están debajo del monumento que se erigió en uno de los patios inferiores del camposanto. Este monumento funerario está formado por bloques de granito, a modo de escollera, y tiene una placa de bronce con los nombres de los 41 marineros fallecidos en el naufragio y un relieve que muestra al Gneisenau hundido. En la parte de abajo hay tres lápidas de mármol. La central dice: «Aquí yacen ocho miembros de la tripulación del SMS Gneisenau que perecieron el 16 de diciembre de 1900 en Málaga». A la izquierda hay otra en la que aparecen los nombres, oficios y lugares y fechas de nacimiento de ocho hombres, indicando su posición en el subsuelo. La misma información encontramos en la lápida de la derecha, en la que hay registrados seis nombres, todos de grumetes con edades comprendidas entre los 15 y los 18 años. El más joven es Eduard Heisel, que había nacido el 25 de febrero de 1885.
Ampliar Tumbas del comandante Kretschmann y del ingeniero Prüfer en el Cementerio Inglés. V. HerediaEs decir, si sumamos las cifras de las tres lápidas hay 22 miembros de la tripulación enterrados allí, además de los dos oficiales con tumba aparte. ¿Dónde están los restantes cuerpos? Sabemos que el del segundo comandante, Berninghaus, fue embalsamado y el 6 de enero fue embarcado en el vapor Salerno con destino a Hamburgo, junto con los objetos que se habían rescatado del casco del barco. Fue la única víctima repatriada a Alemania.Es decir, quedan 16 víctimas que no son mencionadas expresamente en las lápidas del Cementerio Inglés. Lo más probable es que sus restos descansen con las demás debajo del monumento. Como hemos visto, en 1902 todavía se recuperó un cadáver del casco. También cabe la posibilidad de que algunos cuerpos nunca fueran recuperados. De hecho, los enterramientos de los náufragos no quedaron anotados en el libro de registro del Cementerio Inglés, y su presencia en este documento se limita a una anotación marginal añadida varias décadas más tarde en la que se habla de unos 60 cadáveres de forma genérica.
¿Quiénes fueron testigos gráficos del desastre?
Numerosos fotógrafos profesionales y aficionados se acercaron al lugar del naufragio desde los primeros momentos. Uno de ellos fue el francés P. Vindry, cuyas imágenes alcanzaron una gran difusión. También acudió al dique de levante la fotógrafa Sabina Muchart, que ya había fotografiado el barco en los días anteriores. De hecho, se publicaron tres postales con sus imágenes editadas por Álvarez Morales, documentando la sucesión de los acontecimientos. La prensa afirmaba que la marinería del Gneisenau compraban todas las fotografías que se exhibían en los escaparates de las tiendas especializadas.
Ampliar El naufragio recogido por el dibujante británico Henry Wright The Illustrated London News, 5 enero 1901Juan Antonio Fernández Rivero y Teresa Ballesteros han localizado un óleo pintado por el marinista malagueño Eulogio Genovés que reproduce una de las fotografías del naufragio. Sabemos que se pintaron más cuadros sobre el tema. El pintor Fernández Alvarado hizo uno que tuvo expuesto en su estudio en 1902. A partir de las fotografías que fueron difundidas por toda Europa dibujantes como el británico Henry Wright o el francés Emile Tilly realizaron ilustraciones ampliamente reproducidas en la prensa internacional. Pablo Picasso visitó Málaga junto a su amigo Carlos Casagemas en diciembre de 1900, en la que iba a ser su última estancia en su ciudad natal. Su llegada se produjo en los días inmediatos a la Navidad y sin duda ambos acudieron al morro de Levante a ver la imagen del barco hundido, con sus palos asomando por encima del agua. A esta visión corresponde el dibujo a lápiz sobre papel que se conserva en el Museo Picasso de Barcelona.
¿Qué había de valor en el interior del barco?
Nada más conocerse la noticia del naufragio, las autoridades navales con intereses en la zona movilizaron algunos de sus buques. Al puerto de Málaga arribaron en los siguientes días varios barcos de guerra. Entre ellos el buque escuela alemán Charlotte, que se dirigió a Málaga desde Corfú (Grecia) en una travesía de cinco días, llegando en la madrugada del día 23, y que se encargó de cumplir la misión que estaba esperando el Gneisenau para trasladar al embajador desde Mogador a Tánger. Con bandera británica llegaron los cruceros Devastation, Blake y Pioneer y el torpedero 91. Por parte española, estuvo presente el cañonero Nueva España.
Al día siguiente del naufragio llegó al puerto de Málaga, procedente de Gibraltar, el vapor Newa, de la compañía Nordischen Bergunds Verein, especializado en tareas de rescate y contratado por el gobierno alemán. A bordo venían tres buzos para inspeccionar el casco del barco hundido. Fondeó en sus inmediaciones y comenzaron de inmediato las tareas, que permitieron recuperar la caja fuerte con dinero y documentos de valor. El barco estaba equipado con varias piezas de artillería, de diferentes antigüedades. Los cañones más modernos fueron recuperados también en los primeros días que siguieron al hundimiento.
Ampliar El barco de rescate Newa fondeado junto al Gneisenau en los días siguientes al naufragio. Archivo TembourySin duda, este hecho es una de las claves desconocidas del naufragio. El Gneisenau, como buque de guerra, tenía que transportar códigos, claves e instrucciones estratégicas que eran de gran valor militar. Quizás ese fue el verdadero motivo de que, de forma inmediata, se presentaran en Málaga un buque de rescate alemán y hasta cuatro barcos de guerra británicos. El verdadero tesoro del Gneisenau era la información que portaba en su caja fuerte, lo primero que recuperaron los buzos del Newa. En 1915 Rafael Manín y Pedro Cano publicaron sendos artículos en «El Popular» en el que afirmaban que el Gneisenau se dedicaba a labores de reconocimiento en previsión de una futura intervención militar y que ese fue el verdadero motivo de su larga estancia en Málaga. Esta afirmación no dejaba de ser una suposición, planteada además en un momento de enconada rivalidad entre aliadófilos y germanófilos en el contexto de la Guerra Europea de 1914. Pero, sin duda, la información del buque era muy valiosa y fue rescatada de inmediato.
¿Qué pasó con el casco del Gneisenau?
Desde el principio se estimó que el barco estaba perdido y que era irrecuperable. En los días siguientes al naufragio la marinería del Gneisenau consiguió extraer las velas de los mástiles. Las fuentes alemanas explicitan que el director de equipamiento de la Armada Imperial, el teniente coronel Mandt, hizo una inspección directa de los restos y concluyó que intentar rescatar el casco sería inútil, por lo que, tras retirar los cañones y el equipo de más valor, podía ser vendido para su desguace. Se pensó inicialmente en dinamitar el buque, pero se desistió ante la posibilidad de provocar daños en la escollera.
El gobierno alemán subastó el pecio, que fue adjudicado al marino español José María Caballero en la cantidad de 30.000 pesetas. En octubre de 1903 se estaban desarrollando las labores de desguace de manera manual, a cargo de buzos que fueron desmontando el casco, incluyendo los cañones viejos y la maquinaria. Guillermo Rittwagen contaba que las condecoraciones del comandante fueron halladas en su camarote y entregadas a su familia y que lo único que fue sacado sin deterioro fue una porción de cajas de manteca. Estimaba que había unas 6.000 toneladas de material. Al parecer los restos del pecio no fueron extraídos en su totalidad y alrededor de la escollera permanecieron durante mucho tiempo. Las obras de ampliación del dique de levante y la construcción de la carretera de acceso a la terminal de cruceros sepultaron el lugar del hundimiento un siglo después. El lugar está declarado BIC con la tipología de zona arqueológica desde el año 2008.
¿De quién fue la idea de conceder a la ciudad el título de Muy Hospitalaria?
Un real decreto del 3 de enero de 1901, firmado por la Reina Regente, María Cristina, otorgó a la ciudad el título de Muy Hospitalaria, «a que tan honrosamente se ha hecho acreedora rivalizando todas sus clases, corporaciones y Ayuntamiento en el salvamento de los náufragos de la fragata de guerra alemana Gneisenau, acreditando una vez más las altas dotes de abnegación y valor y caridad que distinguen a tan noble pueblo». Esta divisa quedó unida al escudo de la ciudad.
Ampliar El periodista y diputado Augusto Suárez de Figueroa. Biblioteca Virtual de Prensa HistóricaFue una iniciativa del diputado Augusto Suárez de Figueroa, representante del distrito de Gaucín. Fue él quien pidió al gobierno que se significase el reconocimiento a la población y quien propuso que se hiciese con la fórmula «Muy Hospitalaria», «pareciéndole el más adecuado a la índole de los méritos contraídos, el más honroso que una ciudad puede ganar en estos tiempos de paz y el que mejor legitima las aspiraciones de Málaga a ser albergue predilecto de gentes extrañas». Es decir, apuntando la vocación acogedora de la ciudad. Suárez de Figueroa y otro diputado malagueño, Vignote, impulsaron las gestiones y contaron con el apoyo del ministro de la Gobernación, Ugarte, quien puso como condición que el diputado Suárez de Figueroa, periodista y antiguo director de medios como «El Resumen» y «Heraldo de Madrid», redactase el preámbulo del real decreto.
¿Cómo fue el agradecimiento de Alemania a Málaga?
La valentía y la rapidez de reacción del pueblo malagueño y de las autoridades locales a la catástrofe fue reconocida de inmediato por el gobierno alemán. Apenas un par de días más tarde, el 18, el canciller Bernhard von Bülow realizó una visita personal al embajador de España en Berlín para expresarle la gratitud del gobierno del Reich por los auxilios que los españoles se esforzaron en prestar a las víctimas del naufragio. El káiser envió al Ayuntamiento un documento de agradecimiento por el comportamiento de la comunidad, firmado en Berlín el 3 de junio de 1901 por el ecretario de Estado del Almirantazgo Imperial, Alfred von Tirpitz. Una carta similar fue entregada a varias personalidades de la ciudad y miembros de la colonia alemana.
El 30 de septiembre de 1901 se celebró en el salón del Liceo de Málaga (la actual Sala María Cristina) el acto de entrega de las recompensas otorgadas por el gobierno alemán con motivo de las atenciones dispensadas a los náufragos del Gneisenau. Presidió el cónsul Príes y asistieron los gobernadores civil y militar, el alcalde, el comandante de Marina y otras autoridades. Príes pronunció un discurso y el alcalde, García Guerrero, dio las gracias en nombre de la ciudad. Se concedieron 150 diplomas, 500 premios de cien pesetas, seis cruces de la Cruz Roja y siete medallas de salvamento.
El gobierno alemán envió equipamiento sanitario para los centros que habían atendido a los heridos de la catástrofe: el Hospital Noble recibió un gabinete de operaciones y una dotación de 16 camas con sus correspondientes colchones, mesitas y sillas, y el Hospital Civil un gabinete bacteriológico. La prensa informó que la Diputación Provincial tuvo problemas para recibir este material ya que no disponía de asignación presupuestaria para pagar los derechos aduaneros, un problema que fue planteado en el Congreso de los Diputados por el diputado Adolfo Suárez de Figueroa, hermano de Augusto. Al Cementerio Inglés las autoridades alemanas le pagaron 8.250 pesetas y a la Cruz Roja se le entregaron 800 pesetas.
¿Cuáles son las huellas del naufragio en la ciudad?
Sin duda, la huella más directa que dejó el hundimiento del Gneisenau en Málaga se encuentra en el Cementerio Inglés, en cuyo interior están el monumento funerario, en forma de escollera, dedicado a los fallecidos en el naufragio y las tumbas del comandante y del ingeniero jefe del barco. Estos enterramientos son visitados periódicamente por oficiales y marineros de la Armada alemana cada vez que uno de sus buques arriba al puerto de Málaga. Tanto en la placa de bronce del monumento como en la tumba del ingeniero Prüfer se presentan en relieve la imagen del Gneisenau recostado sobre el dique de levante, con sus tres mástiles emergiendo del agua. Pero el testimonio más importante de aquel hecho que guarda la ciudad es el Puente de Santo Domingo. La vieja pasarela peatonal fue arrastrada por las aguas del río Guadalmedina en la gravísima inundación del 23 de septiembre de 1907, que causó enormes daños en los barrios más cercanos al cauce y provocó la muerte de 21 personas.
Entre las numerosas medidas de solidaridad que se pusieron en marcha, la colonia alemana en Málaga decidió colaborar mediante la construcción de un nuevo puente, que sería costeado con fondos aportados en una suscripción abierta entre sus miembros y en la que participaron el káiser Guillermo II y varias instituciones germanas. Era una muestra de agradecimiento a la actitud mostrada por los malagueños durante el naufragio del Gneisenau. El puente metálico fue construido por la empresa Martos y Compañía y su inauguración se celebró solemnemente el 16 de diciembre de 1909, coincidiendo con el noveno aniversario del naufragio. El Ayuntamiento de Málaga acordó en sesión del día siguiente la colocación de una lápida en la pasarela como señal de agradecimiento al pueblo alemán. Con esas cosas que pasan en la ciudad, el cumplimiento del acuerdo se demoró y no llegó a cumplirse hasta el 16 de diciembre de 1938, cuando se colgó una placa de mármol con la inscripción: «Alemania donó a Málaga este puente, agradecida al heroico auxilio que la ciudad prestó a los náufragos de la fragata de guerra Gneisenau. MCM-MCMIX». Cuando en 1982 fue necesario plantear una reparación de la estructura, popularmente conocida como Puente de los Alemanes, el entonces embajador de la República Federal de Alemania, Guido Brunner, entregó al alcalde de Málaga la cantidad de cinco millones de pesetas para su restauración, fruto de una colecta en la que participaron el gobierno, la Marina y el pueblo alemán.
Ampliar Inauguración del puente de Santo Domingo en 1909. La Unión IlustradaUn tercer recuerdo permanente del naufragio está en el salón de plenos de la Casa Consistorial. Cuando se proyectó la decoración de este espacio se decidió incluir una pintura alegórica del título de «Muy Hospitalaria» a los pies del salón, cuya ejecución fue encargada al famoso pintor Antonio Muñoz Degrain, mientras que en la parte contraria fue Álvarez Dumont el que hizo una alegoría del lema «La primera en el peligro de la libertad». El autor entregó la obra en marzo de 1920 y en su composición incluyó una representación de las diferentes clases sociales que participaron en las operaciones de salvamento, destacando en el centro dos figuras que representan a una autoridad local auxiliando a un oficial del barco.
Curiosamente, no hay ningún recuerdo de un hecho tan significativo en la historia de la ciudad en el lugar donde tuvo lugar, el dique de levante. Quizás sea oportuno que las autoridades locales se pongan de acuerdo para colocar un monumento que mantenga la memoria de aquel naufragio que puso a prueba la capacidad de respuesta de una ciudad que se volcó en ayudar y dar su mejor muestra de hospitalidad a las víctimas, muchas de ellas muy jóvenes, de uno de tantos desastres marítimos que han ocurrido en nuestras costas. Como dejó escrito la familia del ingeniero Prüfer en su tumba, «Die liebe höret nimmer auf!» («¡El amor nunca termina!»).
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