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Los mejores libros de 2025: estas son las novelas extranjeras más destacadas del año

Los mejores libros de 2025: estas son las novelas extranjeras más destacadas del año
Artículo Completo 806 palabras
1 Samantha Harvey OrbitalEl año empezó con ' Orbital ' (Anagrama), una novela en la que Samantha Harvey nos encerraba en la Estación Espacial Internacional con seis astronautas: dentro no ocurre nada, solo la vida, una mujer que mira por la ventana y piensa y se sumerge en sus trascendencias, en un estado de ingravidez permanente: «Quizá la civilización humana pueda compararse a la vida de un individuo. Al crecer abandonamos la realeza de la infancia para alcanzar una suprema normalidad; descubrimos que no tenemos nada de especial y en un arrebato de inocencia nos asalta una alegría absoluta: si no somos especiales, tal vez no estemos solos». Tal vez esta sea la gran novela del confinamiento. 2 Andrew O'Hagan Caledonian RoadEn ' Caledonian Road ' (Libros del Asteroide), Andrew O' Hagan nos dejó caer en el Londres de 2021, pero en medio de una novela decimonónica, muy a lo Dickens, su referente. «Era el momento de hacer una novela contemporánea que explorara los diferentes estratos sociales y económicos. Esa era la ambición. Han sido diez años de trabajo», nos contaba a su paso por Madrid. La han vendido como la gran novela de la Inglaterra postbrexit, pero es más bien una historia de gente que tiene dinero, gente que tiene miedo a perderlo y gente que desearía tenerlo.3 Chimamanda Ngozi Adichie Unos cuantos sueñosOtra novela escrita como un fresco de otro tiempo fue ' Unos cuantos sueños ' (Random House), el regreso a la ficción de Chimamanda Ngozie Adichie después de una década. La escritora narra la vida de cuatro mujeres conectadas por lazos familiares o amistosos o laborales, y nos cuenta dramas de amor o maternidad o sociales con un humor y una levedad que están muy por encima de las reseñas que le dedican.4 Gueorgui Gospodínov El jardinero y la muertePor supuesto, la literatura del yo no ha desaparecido este 2025. Gueorgui Gospodínov nos regaló en ' El jardinero y la muerte ' (Impedimenta) el relato poético de la muerte de su padre. Es un libro con un comienzo que ya es historia de la literatura: «Mi padre era jardinero. Ahora es jardín».5 Richard Flanagan La pregunta 7Otro que escribió sobre su padre fue Richard Flanagan (Libros del Asteroide). En ' La pregunta 7 ', el tasmano mezclaba sus historias con las del mundo, y acaba ligando su existencia con la bomba atómica de Hiroshima: fue por esa bomba que su padre se salvó del campo de concentración japonés de Ohama. Tampoco existiría sin que Rebeca West besara hace 114 años a un escritor en un salón londinense: se llamaba H. G. Wells. Es un libro fascinante.6 Olga Tokarczuk Tierra de empusasEn ' Tierra de empusas ', Olga Tokarczuk (Anagrama) resucitó la tuberculosis como tono y tema. «La cultura de los sanatorios es en sí misma fascinante: los sanatorios creaban una realidad alternativa que daba origen a relaciones humanas particulares y a una cultura específica de personas condenadas a la enfermedad y, finalmente, a morir», nos decía, al hilo de la novela, que de alguna manera es una paráfrasis de 'La montaña mágica'. «La ausencia de mujeres en la novela me resulta oscura, hostil».7 George Saunders Cuentos escogidosLos 'Cuentos escogidos' (Seix Barral), de George Saunders , viene a ser un muestrario perfecto de uno de los grandes cuentistas contemporáneos en lengua inglesa: un escritor que concibe el relato como un laboratorio o un campo de juegos o una fiesta a la que llegas sin querer porque has visto una puerta abierta. O un sueño. O un delirio.8 Matei Visniec El hombre que vendía comienzos de novela' El hombre que vendía comienzos de novela ' (Galaxia Gutenberg), de Matei Visniec, conocemos a un hombre que pertenece a una estirpe secreta dedicada a suministrar primeras frases a escritores atascados en sus comienzos: Kafka, Wells, Canetti, Melville, Camus… 9 Lionel Shriver ManíaEs juego divertidísimo que reescribe la historia reciente, igual que ' Manía ' (Anagrama), donde Lionel Shriver nos ofrece una versión alternativa del mundo desde 2011: la inteligencia está mal vista, Obama pierde las elecciones por ser locuaz, Benedict Cumberbatch se queda en paro porque todos odian 'Sherlock'... En fin, una risa. 10 Tessa Hulls Alimentar a los fantasmasEl año terminó con 'Alimentar a los fantasmas' (Reservoir Books), de Tessa Hulls , el segundo cómic en la historia en ganar el Pulitzer de memorias y autobiografías: el otro fue 'Maus', de Art Spiegelman. Es una historia de fantasmas, es decir, de culpa y reconciliación. De fondo, la dictadura china, la represión, la extranjería, el desarraigo… Y hasta el wéstern.

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El año empezó con 'Orbital' (Anagrama), una novela en la que Samantha Harvey nos encerraba en la Estación Espacial Internacional con seis astronautas: dentro no ocurre nada, solo la vida, una mujer que mira por la ventana y piensa y se sumerge en ... sus trascendencias, en un estado de ingravidez permanente: «Quizá la civilización humana pueda compararse a la vida de un individuo. Al crecer abandonamos la realeza de la infancia para alcanzar una suprema normalidad; descubrimos que no tenemos nada de especial y en un arrebato de inocencia nos asalta una alegría absoluta: si no somos especiales, tal vez no estemos solos». Tal vez esta sea la gran novela del confinamiento.

En 'Caledonian Road' (Libros del Asteroide), Andrew O' Hagan nos dejó caer en el Londres de 2021, pero en medio de una novela decimonónica, muy a lo Dickens, su referente. «Era el momento de hacer una novela contemporánea que explorara los diferentes estratos sociales y económicos. Esa era la ambición. Han sido diez años de trabajo», nos contaba a su paso por Madrid. La han vendido como la gran novela de la Inglaterra postbrexit, pero es más bien una historia de gente que tiene dinero, gente que tiene miedo a perderlo y gente que desearía tenerlo.

Otra novela escrita como un fresco de otro tiempo fue 'Unos cuantos sueños' (Random House), el regreso a la ficción de Chimamanda Ngozie Adichie después de una década. La escritora narra la vida de cuatro mujeres conectadas por lazos familiares o amistosos o laborales, y nos cuenta dramas de amor o maternidad o sociales con un humor y una levedad que están muy por encima de las reseñas que le dedican.

Por supuesto, la literatura del yo no ha desaparecido este 2025. Gueorgui Gospodínov nos regaló en 'El jardinero y la muerte' (Impedimenta) el relato poético de la muerte de su padre. Es un libro con un comienzo que ya es historia de la literatura: «Mi padre era jardinero. Ahora es jardín».

Otro que escribió sobre su padre fue Richard Flanagan (Libros del Asteroide). En 'La pregunta 7', el tasmano mezclaba sus historias con las del mundo, y acaba ligando su existencia con la bomba atómica de Hiroshima: fue por esa bomba que su padre se salvó del campo de concentración japonés de Ohama. Tampoco existiría sin que Rebeca West besara hace 114 años a un escritor en un salón londinense: se llamaba H. G. Wells. Es un libro fascinante.

En 'Tierra de empusas', Olga Tokarczuk (Anagrama) resucitó la tuberculosis como tono y tema. «La cultura de los sanatorios es en sí misma fascinante: los sanatorios creaban una realidad alternativa que daba origen a relaciones humanas particulares y a una cultura específica de personas condenadas a la enfermedad y, finalmente, a morir», nos decía, al hilo de la novela, que de alguna manera es una paráfrasis de 'La montaña mágica'. «La ausencia de mujeres en la novela me resulta oscura, hostil».

Los 'Cuentos escogidos' (Seix Barral), de George Saunders, viene a ser un muestrario perfecto de uno de los grandes cuentistas contemporáneos en lengua inglesa: un escritor que concibe el relato como un laboratorio o un campo de juegos o una fiesta a la que llegas sin querer porque has visto una puerta abierta. O un sueño. O un delirio.

'El hombre que vendía comienzos de novela' (Galaxia Gutenberg), de Matei Visniec, conocemos a un hombre que pertenece a una estirpe secreta dedicada a suministrar primeras frases a escritores atascados en sus comienzos: Kafka, Wells, Canetti, Melville, Camus…

Es juego divertidísimo que reescribe la historia reciente, igual que 'Manía' (Anagrama), donde Lionel Shriver nos ofrece una versión alternativa del mundo desde 2011: la inteligencia está mal vista, Obama pierde las elecciones por ser locuaz, Benedict Cumberbatch se queda en paro porque todos odian 'Sherlock'... En fin, una risa.

El año terminó con 'Alimentar a los fantasmas' (Reservoir Books), de Tessa Hulls, el segundo cómic en la historia en ganar el Pulitzer de memorias y autobiografías: el otro fue 'Maus', de Art Spiegelman. Es una historia de fantasmas, es decir, de culpa y reconciliación. De fondo, la dictadura china, la represión, la extranjería, el desarraigo… Y hasta el wéstern.

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Fuente original: Leer en ABC - Cultura
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