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Guadalupe, Lourdes, Fátima, Pilar, Dolores, Candelaria o Coromoto.
¿Qué tienen en común todos estos nombres tan populares entre los católicos? Que todos remiten a la misma persona: María, la madre de Jesús.
Lo anterior supone que no existen múltiples vírgenes, sino que todas esas denominaciones se refieren a la misma joven judía nacida en Nazaret hace más de 2.000 años y que, según la doctrina cristiana, cuando tenía unos 15 años quedó embarazada por obra del Espíritu Santo; es decir, sin haber tenido relaciones sexuales con ningún hombre.
En la teología católica, esta variedad de nombres recibe el título de advocaciones, término que proviene del latín advocare, que significa "llamar" o "invocar".
Pero ¿por qué la tradición católica no le otorga simplemente a esta mujer el título de Santa María, y por qué existen tantas representaciones de ella en todo el mundo? Con la ayuda de expertos, Edison Veiga de BBC Brasil responde esta pregunta.
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Pie de foto,Por el lugar y la cultura
"Los nombres que se le dan a la Virgen María dependen mucho de cómo se apareció. Generalmente se les da el nombre del lugar donde se apareció o las circunstancias de la aparición", explicó el padre Arnaldo Rodrigues, asesor de la Arquidiócesis de Río de Janeiro (Brasil).
Por su parte, la investigadora religiosa Wilma Steagall De Tommaso, coordinadora del grupo de investigación Arte Sacro Contemporáneo, Religión e Historia de la Pontificia Universidad Católica de São Paulo (PUC-SP), aseguró que estas nomenclaturas terminan variando "para cada pueblo, cada región, cada cultura", debido a "títulos que corresponden a eventos que surgen de innumerables situaciones".
La también miembro del Consejo de la Academia Mariana de Aparecida afirmó que muchos de estos títulos son lo que se denomina dogmáticos, en referencia a los dogmas de la Iglesia católica sobre la Virgen María, que, según la tradición religiosa, son verdades de fe en las que los fieles deben creer.
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De aquí proviene, por ejemplo, el nombre de la Inmaculada Concepción, que se origina en una bula firmada por el Papa Pío IX, que "declara a María inmune a la mancha del pecado original ", ejemplificó la investigadora.
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Al igual que la idea de llamarla la Virgen María, puesto que "el Concilio de Letrán, en 649, proclama como verdad la virginidad perpetua" de la madre de Cristo.
"También están los nombres derivados de los lugares donde hubo una manifestación que dio origen a una devoción local, a menudo extendida a otros pueblos y lugares, como Aparecida, Guadalupe, Lourdes, Fátima, Loreto, Montserrat, etc.", añadió.
"A la Virgen María se le dan diferentes nombres porque están vinculados al lugar donde se apareció", afirmó Mirticeli Medeiros, experta del Vaticano e investigadora de la historia del catolicismo en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma (Italia).
"No hay nada que dicte que necesariamente deba ser 'bautizada' con el nombre del territorio donde ocurrió la visión, pero dado que las apariciones son inicialmente una manifestación de religiosidad popular, incluso antes de pasar por todo el análisis canónico habitual, es la gente la que termina difundiendo estos títulos en primer lugar", explicó Medeiros.
Todos los títulos tienen su razón de ser, agregó el investigador José Luis Lira, fundador de la Academia Brasileña de Hagiología y profesor de la Universidad Estatal Vale do Aracaú en Ceará.
"Es Nuestra Señora de Fátima, porque se apareció allí. Es Nuestra Señora del Buen Parto porque asiste espiritualmente a las mujeres en el parto. Es Nuestra Señora del Buen Consejo porque siempre tiene guía para dar a sus hijos", dijo Lira.
"Y todos estos títulos pertenecen a una sola madre, porque ella es la madre de toda la humanidad, y en todos los lugares, la gente la invoca y la representa según sus costumbres y tradiciones. Por supuesto, para la veneración pública, es necesaria la aprobación de la Iglesia", aseveró.
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Pie de foto,Una petición maternal es una orden
La devoción a la Virgen María se remonta a los inicios del cristianismo y la misma se sustenta en la idea fundamental de que actúa como un canal directo hacia Cristo, partiendo de la premisa de que nadie niega la petición de una madre.
Un pasaje importante del propio Evangelio refuerza esta idea. Se trata del relato del milagro de la boda de Caná, que aparece exclusivamente en el texto de Juan, en el que Jesús realiza lo que se considera su primer milagro.
En el banquete de bodas, al que asistió con su madre, los anfitriones notaron que se habían acabado las bebidas. María llamó aparte a Jesús y le explicó lo sucedido. Entonces él convirtió el agua en vino, permitiendo así que la celebración continuara.
"Sería un escándalo para la pareja que se acabaran las bebidas antes de que terminara la fiesta. Cuando María le pide a Jesús que intervenga, su papel como intercesora cobra importancia", explicó el padre Arnaldo Rodrigues.
La devoción mariana también se basa en otro pasaje de los textos bíblicos.
Según los evangelios, mientras Jesús agonizaba en la cruz le encomendó el cuidado de su madre al apóstol Juan y viceversa.
"En esta acción, Juan representa a toda la humanidad. María se convirtió en nuestra madre. La nueva Eva, una Eva libre de pecado, como nos enseña la Iglesia. Así, la Santísima Virgen María cuida de la humanidad como una madre, y una madre celosa", apuntó Lira.
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Pie de foto,Desde los inicios
Según estudios del padre Valdivino Guimarães, mariólogo y ex rector de la Iglesia del Santuario Nacional de Aparecida de Brasil, los registros más antiguos de esta creencia en el poder de la Madre de Cristo datan del siglo II.
"La evidencia arqueológica demuestra la veneración de los primeros cristianos. En las catacumbas de Priscila, se pueden ver pinturas marianas del siglo II, en un lugar donde se reunieron los primeros cristianos", afirmó.
"En las catacumbas encontramos el fresco considerado, hasta ahora, la imagen más antigua de la Virgen María con el Niño Jesús", comentó De Tommaso.
Sin embargo, la primera de las apariciones data del año 40 y en realidad sería un episodio de bilocación, ya que María todavía estaba viva en ese momento.
Según la tradición cristiana, la virgen se le apareció al apóstol Santiago en la actual ciudad de Zaragoza, en España, donde él predicaba. De hecho, existen registros de una pequeña capilla construida allí desde los primeros tiempos del cristianismo.
"El título adoptado (para esta aparición) fue Nuestra Señora del Pilar, ya que, según el relato, María le mostró al apóstol una columna, pidiéndole que construyera un santuario en ese lugar", explicó Medeiros.
Otro relato frecuentemente citado por los investigadores es el de Nuestra Señora de las Nieves, una aparición ocurrida en agosto del año 352 en Roma. Fue a raíz de este episodio que se construyó la Basílica de Santa María la Mayor.
María ha sido venerada desde los albores del cristianismo. En numerosos escritos, e incluso en la iconografía primitiva, ocupa un lugar destacado.
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Pie de foto,La antífona mariana más antigua conocida data del siglo II y se titula, en latín, Sub tuum presídium (Bajo tu protección).
El Concilio de Éfeso, en el año 431, analizó y aprobó la tesis teológica de que María era también la madre de Dios, entre otras atribuciones posteriores, señaló Medeiros.
Sin embargo, con el paso de los siglos, estos relatos se hicieron comunes. Según Rodrigues, se estima que hoy en día existen alrededor de 1.100 nombres con los que se conoce al santo.
"Desde un punto de vista histórico, las apariciones ocurren en períodos muy particulares", dijo Medeiros.
"No nos corresponde a nosotros, como historiadores, juzgar si son ciertas o no, pero lo cierto es que muchas se producen dentro de un contexto político y social específico.
Este es el caso de Fátima, cuyo mensaje es muy interesante y coherente con la postura que la Iglesia adoptaría hacia el comunismo años más tarde", explicó el investigador.
"Tenemos el caso de Aparecida, por ejemplo, cuya imagen se encontró en medio del debate en torno a la abolición de la esclavitud. Tenemos el caso de Guadalupe, donde la Virgen María, con rasgos indígenas, es un símbolo de la lucha contra la desigualdad. Y así sucesivamente", agregó.
Pero la Iglesia no siempre aprueba estas manifestaciones.
"No todas las apariciones que ocurren hoy en día han sido reconocidas oficialmente por el catolicismo. Hay un protocolo que debe seguirse. Por no mencionar que algunas son plenamente reconocidas y otras, aún bajo análisis, solo han obtenido la libertad de culto", recordó.
"Lo que dice la supuesta Virgen María, en este caso, debe ser totalmente coherente con los principios de la Iglesia Católica, e incluso se analiza la idoneidad moral y psicológica de los videntes", explicó.
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Pie de foto,Poniendo orden
Con el transcurrir de los siglos la devoción a la virgen ha asumido un rol exagerado, que en ocasiones ha opacado a la Santísima Trinidad (Dios, Padre y Espíritu Santo). Y, por ello, recientemente el Vaticano tomó medidas.
A principios de noviembre, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe emitió un documento que fue firmado por el papa León, en el cual se delimita el rol de la madre de Jesús dentro de la fe católica.
En el texto se rechaza el uso del título de "corredentora" para María, por considerarlo abuso; y se aboga por la prudencia al referirse a ella como "mediadora".
Según el documento, estas correcciones son necesarias para evitar "el peligro de ver la gracia divina como si María se convirtiera en una distribuidora de bienes o energías espirituales desconectadas de nuestra relación personal con Jesucristo".
Expertos sostienen que la resolución del Vaticano busca dejar en claro que María no está al mismo nivel de Cristo.
"Esto significa que María no distribuye gracias sin el conocimiento de Jesús. La teología expresada en la oración del Ave María afirma que María puede interceder por nosotros, pero no salvarnos", explicó a BBC Brasil la antropóloga Lidice Meyer, autora del libro "El cristianismo en lo femenino".
*Este texto es una versión de dos reportajes publicados por Edison Veiga en BBC News Brasil. Haz click aquí (1 y 2) para encontrar los textos originales publicados en portugués.
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