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Ilustración: Mikel Casal María Guardiola, de discreta concejala del PP a líder de un feudo socialistaSus fieles destacan de la candidata una sencillez en las distancias cortas que le granjeó la confianza de Casado primero y de Feijóo después
Madrid
Domingo, 21 de diciembre 2025, 22:27 | Actualizado 23:02h.
... presidencia de Extremadura, un histórico feudo socialista. Casada y madre de dos hijos, en el camino recorrido desde que comenzó a compaginar su profesión (fue la número uno de su promoción) con el activismo político se ha granjeado numerosos elogios entre sus compañeros de filas por su sencillez en las distancias cortas. «Cuando se la conoce, convence», señalan sus más fieles. Hay, no obstante, un reverso en la moneda. Carece del desparpajo en los grandes actos de otros líderes políticos como Isabel Díaz Ayuso, con la que algunos sectores de la derecha han tratado sin éxito de equiparar.Guiños a la izquierda
Por edad es una conservadora del siglo XXI, de las que nacieron ya terminada la dictadura y por tanto sin complejo alguno para asumir algunos de los postulados que la izquierda se ha adjudicado como propios durante décadas, y entre los que destacan la igualdad de género, el derecho al aborto o las políticas de acogida a la inmigración.
Para alcanzar la Presidencia de la Junta en 2023 Guardiola tuvo, como mínimo, que bordear algunos de esos principios. Igualada a escaños con Férnández Vara, fue Vox el encargado de inclinar la balanza. Ese apoyo no le salió gratis, ni en lo político ni en lo personal. La baronesa del PP había prometido en campaña y ratificado los días posteriores a las elecciones que los de Santiago Abascal nunca formarían parte de su Ejecutivo. «Yo no puedo dejar entrar en el Gobierno a aquellos que niegan la violencia machista», zanjó el 20 de junio de 2023. Pero una llamada desde la calle Génova le enmendó la plana. La dirección nacional del PP dio la orden de conseguir a toda costa el Gobierno extremeño y Guardiola no pudo hacer más que acatar la directriz. Apenas diez días después de sus primeras declaraciones, la futura presidenta firmó un pacto con Vox, al que daba cabida en la Junta. Durante el acto de presentación Guardiola no pudo contener las lágrimas por la tensión y las presiones soportadas para estampar su firma en el acuerdo. «Mi palabra no es tan importante como el futuro de los extremeños. Soy consciente de que hay mucha gente decepcionada, lo entiendo y lo asumo», justificó.
De cara a estas elecciones se ha repetido el guión. La candidata del PP cierra cualquier puerta a Vox. Al veto se suma ahora además la animadversión recíproca que mantiene con Santiago Abascal. De momento el presidente de la formación de extrema derecha ya ha avisado al PP de que si quiere mantener la Junta «quizá deba cambiar de candidato».
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