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Mazda experimenta con motores diésel de emisiones negativas, la revolución silenciosa del CO2

Mazda experimenta con motores diésel de emisiones negativas, la revolución silenciosa del CO2
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Detalle del sistema de captura de emisiones de CO2 que la marca de Hiroshima quiere llevar a producción.Mazda La prioridad de Mazda no es precisamente la de los coches eléctricos. La firma japonesa busca alternativas en el mundo de la combustión, descubriendo una fórmula para rebajar las emisiones de CO2. Ahora, ha desvelado nuevos detalles del funcionamiento de la tecnología de captura de carbono. Mazda está convencida de que hay un gran futuro en la combustión tradicional, aunque aplicando soluciones tan interesantes como los biocombustibles o los combustibles sintéticos. Los de Hiroshima trabajan en una variedad de campos y tecnologías con el objetivo de rebajar al máximo las emisiones contaminantes, a pesar de que en Europa se ha abierto la veda para que los motores de combustión sigan siendo la opción principal, aunque no tan al alcance de toda la población. La firma japonesa presentó hace poco tiempo una tecnología inédita, que consiste en la captura de emisiones de CO2. Un sistema que se ha probado en las exigentes carreras de resistencia japonesas y cuyas primeras conclusiones han arrojado que la tecnología funciona, aunque cabe destacar que la mayor parte del ahorro de CO2 no proviene del propio motor, sino del biocombustible con el que se alimentó un prototipo usado en la carrera. Un diésel HVO100 que se ha comprobado que puede reducir las emisiones hasta en un 90 % comparado con un motor de gasolina o diésel convencional, contribuyendo la tecnología de captura de carbono con un 20 % adicional. El sistema de Mazda está integrado en el sistema de escape y consta de un tanque de CO2. Mazda prueba un motor con emisiones de CO2 negativas Los expertos de la marca de Hiroshima ya han mostrado las entrañas a bordo de un prototipo de carreras basado en un Mazda3 llevado al extremo, y también han explicado su funcionamiento, pero no como hasta ahora. Entonces, lo hicieron a grandes rasgos y no sabíamos lo que sabemos ahora de esta interesante tecnología, que tiene grandes posibilidades de trasladarse a la producción en serie en unos años. Por lo pronto, la primera prueba práctica tuvo lugar en la séptima ronda de la serie de carreras Super Taikyu y con un resultado calificado de exitoso. Un ensayo que Mazda llevó a cabo acumulando hasta cuatro horas sin parar y rodando al límite, lo que permitió realizar una prueba de eficacia en unas condiciones más exigentes que en un conductor habitual, capturando y almacenando el CO₂ de los gases de escape. Si antes vimos todo el arsenal de la tecnología por debajo del coche de prueba, ahora sabemos que se ha instalado en el hueco de la rueda de repuesto y que apenas ha aumentado el peso del Mazda3 de competición en 50 kilogramos, lo que nos da una idea de lo que sería en un modelo de producción. Pero lo realmente interesante es saber cómo funciona, amén de dar respuesta a otras incógnitas iguales de interesantes. Mazda ya ha explicado que el sistema cuenta con un elemento llamado separador, y que éste cuenta con una sustancia porosa en su interior conocida como zeolita, un silicato de aluminio cristalino que se puede encontrar tanto como un mineral puro como se puede producir sintéticamente, por ejemplo para algunas arenas para gatos. Los japoneses han instalado dos sistemas de absorción, cada uno con su propio ventilador, que dirigen los gases de escape al separador, previo paso por un deshumidificador. La tecnología de captación de carbono de Mazda suma sólo 50 kilos a un coche. La captación de carbono de Mazda se encamina hacia producción El separador se calienta y este hace que el carbono se adhiera directamente a la zeolita pasando a un depósito. El funcionamiento es complejo pero, al mismo tiempo, sencillo. Sin embargo, encierra importantes preguntas que Mazda no ha respondido todavía. Por ejemplo, quién, y cuándo, vacía el tanque de almacenamiento de CO2, como también un importante escollo que hasta ahora no se había dado a conocer. Y es que tanto el proceso de deshumidificación como el de almacenamiento también consume energía, por lo que aumenta el consumo de combustible. Suponiendo que este sistema llegase a producción de forma inmediata, y tomando como base un Mazda CX-60 equipado con el motor diésel de 3.3 litros y 200 CV de potencia máxima, como el que ya hemos puesto a prueba, los 5,1 l/100 que arroja de consumo medio equivalen a 13,77 kilogramos de CO2. Si el nuevo sistema de los japoneses puede capturar un 20 %, hablamos de que se podría restar unos 27,5 kilogramos de carbono en un viaje de 1.000 kilómetros a bordo de este SUV familiar. Con semejante cantidad que, prácticamente sería la propia de un mes de uso, Mazda está obligada a pensar en un sistema de extracción del carbono o de los dos tanques de almacenamiento de forma rápida y sencilla, especialmente si este sistema se instala en todos los modelos de gasolina y diésel del fabricante. Está claro que esta es una importante laguna en la que no se ha pensado, y que requerirá de alguna infraestructura específica o de una visita al servicio oficial para el vaciado de los tanques. Mazda ha confirmado que los siguientes pasos se dirigirán a optimizar la tecnología para su uso en vehículos de producción.
Mazda experimenta con motores diésel de emisiones negativas, la revolución silenciosa del CO2

La prioridad de Mazda no es precisamente la de los coches eléctricos. La firma japonesa busca alternativas en el mundo de la combustión, descubriendo una fórmula para rebajar las emisiones de CO2. Ahora, ha desvelado nuevos detalles del funcionamiento de la tecnología de captura de carbono.

Ver todas las fotos (4)Detalle del sistema de captura de emisiones de CO2 que la marca de Hiroshima quiere llevar a producción. - MazdaFran Romero[email protected]

Publicado: 23/12/2025 16:00

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Mazda está convencida de que hay un gran futuro en la combustión tradicional, aunque aplicando soluciones tan interesantes como los biocombustibles o los combustibles sintéticos. Los de Hiroshima trabajan en una variedad de campos y tecnologías con el objetivo de rebajar al máximo las emisiones contaminantes, a pesar de que en Europa se ha abierto la veda para que los motores de combustión sigan siendo la opción principal, aunque no tan al alcance de toda la población.

La firma japonesa presentó hace poco tiempo una tecnología inédita, que consiste en la captura de emisiones de CO2. Un sistema que se ha probado en las exigentes carreras de resistencia japonesas y cuyas primeras conclusiones han arrojado que la tecnología funciona, aunque cabe destacar que la mayor parte del ahorro de CO2 no proviene del propio motor, sino del biocombustible con el que se alimentó un prototipo usado en la carrera. Un diésel HVO100 que se ha comprobado que puede reducir las emisiones hasta en un 90 % comparado con un motor de gasolina o diésel convencional, contribuyendo la tecnología de captura de carbono con un 20 % adicional.

El sistema de Mazda está integrado en el sistema de escape y consta de un tanque de CO2.

Mazda prueba un motor con emisiones de CO2 negativas

Los expertos de la marca de Hiroshima ya han mostrado las entrañas a bordo de un prototipo de carreras basado en un Mazda3 llevado al extremo, y también han explicado su funcionamiento, pero no como hasta ahora. Entonces, lo hicieron a grandes rasgos y no sabíamos lo que sabemos ahora de esta interesante tecnología, que tiene grandes posibilidades de trasladarse a la producción en serie en unos años. Por lo pronto, la primera prueba práctica tuvo lugar en la séptima ronda de la serie de carreras Super Taikyu y con un resultado calificado de exitoso.

Un ensayo que Mazda llevó a cabo acumulando hasta cuatro horas sin parar y rodando al límite, lo que permitió realizar una prueba de eficacia en unas condiciones más exigentes que en un conductor habitual, capturando y almacenando el CO₂ de los gases de escape. Si antes vimos todo el arsenal de la tecnología por debajo del coche de prueba, ahora sabemos que se ha instalado en el hueco de la rueda de repuesto y que apenas ha aumentado el peso del Mazda3 de competición en 50 kilogramos, lo que nos da una idea de lo que sería en un modelo de producción.

Pero lo realmente interesante es saber cómo funciona, amén de dar respuesta a otras incógnitas iguales de interesantes. Mazda ya ha explicado que el sistema cuenta con un elemento llamado separador, y que éste cuenta con una sustancia porosa en su interior conocida como zeolita, un silicato de aluminio cristalino que se puede encontrar tanto como un mineral puro como se puede producir sintéticamente, por ejemplo para algunas arenas para gatos. Los japoneses han instalado dos sistemas de absorción, cada uno con su propio ventilador, que dirigen los gases de escape al separador, previo paso por un deshumidificador.

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La captación de carbono de Mazda se encamina hacia producción

El separador se calienta y este hace que el carbono se adhiera directamente a la zeolita pasando a un depósito. El funcionamiento es complejo pero, al mismo tiempo, sencillo. Sin embargo, encierra importantes preguntas que Mazda no ha respondido todavía. Por ejemplo, quién, y cuándo, vacía el tanque de almacenamiento de CO2, como también un importante escollo que hasta ahora no se había dado a conocer. Y es que tanto el proceso de deshumidificación como el de almacenamiento también consume energía, por lo que aumenta el consumo de combustible.

Suponiendo que este sistema llegase a producción de forma inmediata, y tomando como base un Mazda CX-60 equipado con el motor diésel de 3.3 litros y 200 CV de potencia máxima, como el que ya hemos puesto a prueba, los 5,1 l/100 que arroja de consumo medio equivalen a 13,77 kilogramos de CO2. Si el nuevo sistema de los japoneses puede capturar un 20 %, hablamos de que se podría restar unos 27,5 kilogramos de carbono en un viaje de 1.000 kilómetros a bordo de este SUV familiar.

Con semejante cantidad que, prácticamente sería la propia de un mes de uso, Mazda está obligada a pensar en un sistema de extracción del carbono o de los dos tanques de almacenamiento de forma rápida y sencilla, especialmente si este sistema se instala en todos los modelos de gasolina y diésel del fabricante. Está claro que esta es una importante laguna en la que no se ha pensado, y que requerirá de alguna infraestructura específica o de una visita al servicio oficial para el vaciado de los tanques. Mazda ha confirmado que los siguientes pasos se dirigirán a optimizar la tecnología para su uso en vehículos de producción.

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