Fútbol InternacionalNueve años después de la tragedia del Chapecoense: "Todo quedó a oscuras, sonó la alarma..."
Alan Ruschel, uno de los seis supervivientes del accidente del Chapecoense que estremeció al mundo, habla con MARCA sobre la noche que marcó su destino
Nueve años después de la tragedia del Chapecoense: "Todo quedó a oscuras, sonó la alarma..."Alan Ruschel habla sobre el accidente del Chapecoense
• ENZO MORENO Actualizado 28/11/2025 - 06:05CET
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Alan Ruschel (Nova Hartz, 1989) jamás olvidará la madrugada del 29 de noviembre de 2016. A bordo del vuelo que transportaba a la expedición de Chapecoense hacia Medellín para disputar la final de la Copa Sudamericana, vivió una de las tragedias más duras de la historia del deporte. De los 77 pasajeros, solo 6 sobrevivieron al accidente. Él fue uno de ellos.
Casi una década después, Ruschel se mantiene en activo, hoy como capitán del Juventude (equipo de Primera División de Brasil), y conserva intacta la pasión por el fútbol. En esta charla con MARCA repasa la experiencia que cambió su vida, la fortaleza necesaria para volver a competir y su visión sobre el presente y el futuro del fútbol brasileño.
Pregunta. Han pasado casi nueve años desde aquella noche trágica. Si vuelve a ese momento, ¿qué es lo último que recuerda del vuelo antes del accidente?
Respuesta. Yo me acuerdo de todo hasta el momento del impacto. Recuerdo que el piloto avisó que íbamos a aterrizar, hicimos una vuelta, otra vuelta, y nada… no aterrizábamos. De repente, en una de esas vueltas, se apagaron todas las luces del avión, quedó todo en silencio. Nadie gritó, no hubo pánico, solo esa sensación de “¿qué está pasando?”.
Después vino una turbulencia muy fuerte, sonó la alarma dentro del avión… y ahí ya no me acuerdo de más nada. Supongo que fue el momento del impacto.
P. Antes del accidente, ustedes ya habían viajado en ese mismo avión para otros partidos... ¿en ningún momento hubo una sospecha por su parte de que el avión estaba en mal estado?
R. Sí, ya habíamos viajado con ese avión en la Sudamericana. No es que sospecháramos que estaba en mal estado, no. Lo que era raro era toda la burocracia para poder usarlo: que no podía aterrizar en Brasil, que teníamos que hacer mil gestiones para contratarlo… pero en ese momento todo era nuevo para el club. Era la primera vez que Chapecoense jugaba una copa internacional, en vuelos chárter, el escudo del club en el avión… todo era un sueño para nosotros. Nadie pensó nunca que podría pasar lo que pasó.
Accidente del Chapecoense: 9 años de la tragedia que estremeció al mundo
P. En este vuelo, usted no se sentó donde había pensado inicialmente, ¿cómo fue esto?
R. Exacto. Yo sabía que iba a ser un viaje largo, de tres o cuatro horas, y quería viajar solo, acostarme en una fila de asientos atrás. Entramos todos: jugadores, cuerpo técnico, invitados… y cuando llegó uno de los últimos invitados, un periodista, se sentó a mi lado. Entonces pensé: “no voy a poder acostarme”.
Justo en ese momento Follmann, que estaba más adelante, me miró y me llamó para sentarme con él. Me levanté, fui con él, y ahí pasamos todo el vuelo: conversando, escuchando música, algunos cantando samba… todo muy tranquilo. El avión no tenía ningún problema.
P. Los rescatistas contaron que usted les entregó su alianza, su cartera y hasta el número de teléfono de su padre para que lo llamaran. ¿Usted recuerda ese momento?
R. No, de eso no me acuerdo absolutamente nada. Me lo contaron después, cuando volví a Colombia y hablé con las personas que me rescataron. Ellos me dijeron que yo estaba en estado de shock, que pedía que llamaran a mi padre, que entregué mis documentos, mi alianza… pero yo no recuerdo nada de eso.
Me dijeron que yo estaba en estado de shock, que pedía que llamaran a mi padre, que entregué mis documentos, mi alianza…
Alan RuschelAccidente ChapecoenseDivulgación
P. Los rescatistas también dijeron que usted hablaba de mucho frío, de dolor en la espalda y en el brazo...
R. Sí, ellos me contaron que yo repetía todo el tiempo que tenía frío, que me dolía la espalda y el brazo. Tenía un palo clavado en el brazo, por eso tengo una cicatriz enorme ahí, y además me dolía muchísimo la espalda. De hecho, tuvieron que operarme porque tenía varias vértebras fracturadas. Todo eso me lo contaron ellos, porque yo no recuerdo nada de ese momento. Me devolvieron mi alianza, mis documentos, todo lo que llevaba encima.
Tenía un palo clavado en el brazo, por eso tengo una cicatriz enorme ahí
Alan RuschelAlan Ruschel en el hospitalGetty Images
P. Sobre su espalda, hubo incluso un médico que, cuando vio sus exámenes, pensó que usted no volvería a caminar. ¿Cómo fue ese momento?
R. Sí, eso fue el médico de Chapecó. Cuando vio las imágenes, me contó después que pensó que yo había perdido la movilidad para siempre, que no volvería a caminar.
Alan Ruschel con la camiseta del JuventudeVictor Lannes
Dijo que la lesión en la columna era tan grave que probablemente había afectado la médula. Cuando llegó al hospital, él me hizo una prueba: tomó una aguja y empezó a pincharme el pie para ver si yo sentía algo. Yo sentí. Y ahí él dijo: “Vale, entonces hay una gran posibilidad de que vuelva a caminar”.
Al final, fue increíble porque una lesión así normalmente lleva 50 o 60 días para empezar a caminar otra vez. Yo en una semana, diez días, ya estaba de pie.
Alan Ruschel, superviviente del Chapecoense, ya camina en el hospital
P. Cuando usted despertó del coma, ¿ya tenía dimensión de lo que había pasado o se lo tuvieron que contar?
R. No, yo no tenía ni idea de lo que había pasado. Cuando desperté, preguntaba por la gente, por mis compañeros, y nadie me decía nada. Los médicos estaban orientados a no contarme de golpe lo que había ocurrido, solo cuando llegara el psicólogo para ayudar con la noticia. Yo estaba evolucionando muy rápido físicamente, cada día mejor, y cuando finalmente me contaron lo que había pasado me quedé bloqueado, sin reaccionar. Fue un shock muy grande.
Preguntaba por mis compañeros, y nadie me decía nada
Alan RuschelAvión ChapecoenseLuis Benavides
P. Y en medio de todo eso, ¿logró visitar a Neto y a Follmann (otros superviventes) en el hospital?
R. Sí, los visité a los dos. Yo solo quería verlos, abrazarlos, hablar con ellos, agradecer a Dios junto con ellos por estar vivos. Sobre todo con Follmann, que era mi amigo desde la infancia. Fue un momento muy especial porque todavía no me había dado cuenta del todo, incluso hasta hoy a veces es difícil asimilar todo lo que pasó.
P. Hubo un detalle raro en los días previos: usted ni siquiera pudo disputar el partido de vuelta de la semifinal contra San Lorenzo en Chapecó porque no encontraba su pasaporte. ¿Qué pasó exactamente?
R. Mi pasaporte siempre estaba conmigo, pero en la Copa Sudamericana era obligatorio presentarlo. No servía la cédula, ni la licencia de conducir, nada, solo el pasaporte. El día del partido lo busqué en la bolsa y no lo encontré. Pedí permiso al supervisor para salir del hotel, fui a mi casa, la di vuelta entera buscando y nada. Entonces acompañé al equipo hasta el estadio, pero al final regresé a casa y vi el partido por la televisión. Me acuerdo que Danilo hizo aquella parada increíble al final y nos clasificamos para la final.
Parada Danilo Chapecoense x San LorenzoNelson Almeida
En cuanto terminó el partido, cogí el coche, viajé a Porto Alegre, hice el pasaporte de emergencia y volví para poder viajar a la final. En cuanto regresé, ya fuimos a São Paulo para jugar contra Palmeiras, porque todo fue muy rápido: clasificación, viaje, pasaporte, regreso y ya la final en el horizonte.
P. Y después de ese partido contra Palmeiras, su esposa tuvo una sensación extraña, ¿no?
R. Sí. Yo jugué bien ese partido y pensé que en la final tal vez el entrenador pondría una línea de cuatro más atrás para defender y que yo podría entrar. Cuando terminé el partido mi esposa me dijo que sentía que algo muy bueno iba a pasar conmigo. Yo pensé: “será que voy a ser titular en la final”. Pero al final lo bueno fue sobrevivir al accidente… no era lo que imaginábamos.
Al final lo bueno fue sobrevivir al accidente… no era lo que imaginábamos
Alan Ruschel
P. ¿Usted esperaba volver a jugar tan rápido después de todo lo que pasó?
R. Mi preparación fue paso a paso. Primero, cuando los médicos me dijeron todo lo que había pasado, que quizás no podría volver a andar, yo solo pensaba en volver a caminar. Luego, correr. Aprender de nuevo a caer, a moverme. Hubo momentos en los que pensé que no lo lograría, porque era muy difícil. Pero poco a poco fui avanzando. Cuando me di cuenta, ya estaba en el campo, jugando contra el Barça. Todo pasó muy rápido. Y ahora, ya van a ser nueve años desde el accidente. El tiempo vuela.
P. Después de todo lo vivido, ¿Tenía miedo de que, en los entrenamientos o en los partidos, los rivales o sus compañeros tuvieran demasiado cuidado, como si fuera diferente por lo del accidente?
R. De los rivales, no. Ellos tienen que ganar, es su trabajo, y siempre con respeto, claro, pero en el fútbol profesional nadie te regala nada. Dentro del club, sí, al principio había un poco de cuidado. Yo tuve que aprender a correr de nuevo, a caer de nuevo, a moverme… entonces era normal que algunos compañeros tuvieran ese respeto. Pero eso duró poco. Por la forma en la que yo entreno, por cómo soy de competitivo, en uno o dos meses ya estábamos entrenando todos al máximo, como siempre. Y eso me ayudó mucho a volver a jugar, porque me preparó de verdad para la competición.
P. Tras menos de un año hubo los amistosos contra el Barça en el Camp Nou y luego el partido contra la Roma. ¿Cómo fue vivir todo eso?
R. Jugar aquel partido contra el Barça para mí fue algo único. Digo siempre que es una de las experiencias más fantásticas que he vivido en el fútbol.
BARCELONA-CHAPECOENSE TROFEO JOAN GAMPERPaco Largo
Claro que me habría gustado que hubiese sido de otra manera, en otro contexto, pero el fútbol me dio esa oportunidad y yo intenté aprovecharla de la mejor forma posible: jugar con Messi, hablar con él, intercambiar la camiseta, recibir elogios suyos por haber vuelto a jugar después de todo… fue increíble
Alan Ruschel y MessiInstagram Alan Ruschel
Y después, jugar contra la Roma y hacer un gran partido, marcar un gol de penalti… aquello me dio mucha confianza, porque justo después venía el partido oficial de la Sudamericana contra el Flamengo. Esos dos partidos me prepararon muchísimo y los guardo en la memoria como momentos únicos de mi carrera.
P. Si repasamos su carrera, todo empezó en el Juventude. Y fue allí también donde surgió su amistad con Follmann. ¿Qué recuerdos guarda de aquellos primeros años juntos en la cantera?
R. Sí, nos conocemos desde 2007 o 2008, más o menos cuando yo llegué al club. Él llegó poco después. Creamos una amistad muy grande desde esa época. Después, con el destino del fútbol, cada uno fue a diferentes equipos: él al Grêmio, yo a otros clubes… pero en 2016 nos reencontramos en Chapecó. Llegamos el mismo día, incluso en la misma semana que el equipo estaba jugando la final del campeonato de Santa Catarina. Y mira la coincidencia: terminamos sentados en la misma fila del avión en aquella tragedia… y los dos sobrevivimos. Es una historia muy especial para mí.
P. En algún momento, un directivo de Chapecoense llegó a decir que usted estaba allí por 'lástima'. ¿Cómo recibió esas palabras?
R. Eso me dolió, sinceramente. Porque yo sé lo que trabajé para volver a jugar. Si ese directivo pensaba así y su voz tenía peso dentro del club, preferí pedir para salir y buscar otro camino.
Quiero contar algo para que se entienda la situación del club en aquel momento. Para que tenga una idea, el billete de avión del Neto (otro superviviente) para jugar contra el Barça no estaba comprado. El mío para llevar a mi esposa tampoco. La compramos con nuestro propio dinero. Mi esposa, el Neto, Follmann… todos pagamos de nuestro bolsillo.
El billete de avión del Neto para jugar contra el Barça no estaba comprado
Alan Ruschel
Eso muestra que la institución es una cosa y las personas que la dirigen son otra. En aquel momento, la gente que estaba en el club no estaba preparada para asumir la responsabilidad tan grande que tenía el club después de todo lo que había pasado.
BARCELONA-CHAPECOENSE TROFEO JOAN GAMPERPaco Largo
Bueno... me fui al Goiás con Ney Franco (entrenador), que me conocía bien, y él no iba a arriesgar su trabajo por “lástima”. Y yo respondí: marqué goles, jugamos la Sudamericana, ganamos al Cruzeiro, al Inter… Demostré que estaba allí por mérito, no por compasión.
P. Y después usted volvió a Chapecoense, fue capitán y ganó títulos…
R. Sí, cuando ese directivo salió, yo volví. Fui capitán, ganamos el campeonato de Santa Catarina, luego la Serie B… Mire cuántos clubes grandes pasaron por la Serie B y no lograron el título. Es una competición muy difícil, durísima.
Conseguimos el ascenso y el título, y eso para mí fue muy especial. Pero es lo que digo: no tengo nada contra la ciudad ni contra el club, al contrario, tengo mucho cariño y gratitud. Solo que hay que saber separar la institución de las personas que la dirigen. En aquel momento, algunas decisiones no fueron las mejores, y después el tiempo lo demostró, porque el club acabó descendiendo y pasando por dificultades.
P. Después de todo lo que pasó, hay quien piensa que su historia no recibe el reconocimiento que merece. ¿Usted también lo siente así?
R. Mire, yo creo que, a veces, en nuestro país se valoran cosas que no son tan importantes y, en cambio, lo que yo viví acaba viéndose como algo normal. Y no es por mí, no es para victimizarme, pero todos sabemos lo difícil que es llegar a ser jugador profesional. De cada diez niños, los diez sueñan con eso, y la mayoría se queda por el camino.
De cada diez niños, los diez sueñan con eso, y la mayoría se queda por el camino
Alan Ruschel
Yo lo conseguí, luego pasó todo aquello, sobreviví, volví a caminar, volví a jugar… y a veces siento que la gente normaliza demasiado mi historia. Como me ven cada fin de semana en la televisión, parece que se olvidan de lo que hubo detrás. Me gustaría que se valorara más, porque sé que es una historia de superación que puede inspirar a mucha gente.
A veces siento que la gente normaliza demasiado mi historia
Alan Ruschel
P. Hoy usted está en el Juventude, donde empezó todo... ¿Piensa retirarse ahí o todavía sueña con volver a Chapecoense?
R. Es una pregunta muy buena. Con Chapecoense tengo una historia enorme, fui campeón allí, creo que soy uno de los jugadores con más títulos del club. Pero aquí, en Juventude, es donde todo comenzó, y también conseguí cosas grandes: un ascenso a la Serie A, mantenernos en la primera división, algo muy difícil, y ahora estamos en un proceso de crecimiento otra vez.
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Alan Ruschel (Nova Hartz, 1989) jamás olvidará la madrugada del 29 de noviembre de 2016. A bordo del vuelo que transportaba a la expedición de Chapecoense hacia Medellín para disputar la final de la Copa Sudamericana, vivió una de las tragedias más duras de la historia del deporte. De los 77 pasajeros, solo 6 sobrevivieron al accidente. Él fue uno de ellos.
Casi una década después, Ruschel se mantiene en activo, hoy como capitán del Juventude (equipo de Primera División de Brasil), y conserva intacta la pasión por el fútbol. En esta charla con MARCA repasa la experiencia que cambió su vida, la fortaleza necesaria para volver a competir y su visión sobre el presente y el futuro del fútbol brasileño.
Pregunta. Han pasado casi nueve años desde aquella noche trágica. Si vuelve a ese momento, ¿qué es lo último que recuerda del vuelo antes del accidente?
Respuesta. Yo me acuerdo de todo hasta el momento del impacto. Recuerdo que el piloto avisó que íbamos a aterrizar, hicimos una vuelta, otra vuelta, y nada… no aterrizábamos. De repente, en una de esas vueltas, se apagaron todas las luces del avión, quedó todo en silencio. Nadie gritó, no hubo pánico, solo esa sensación de “¿qué está pasando?”.
Después vino una turbulencia muy fuerte, sonó la alarma dentro del avión… y ahí ya no me acuerdo de más nada. Supongo que fue el momento del impacto.
P. Antes del accidente, ustedes ya habían viajado en ese mismo avión para otros partidos... ¿en ningún momento hubo una sospecha por su parte de que el avión estaba en mal estado?
R. Sí, ya habíamos viajado con ese avión en la Sudamericana. No es que sospecháramos que estaba en mal estado, no. Lo que era raro era toda la burocracia para poder usarlo: que no podía aterrizar en Brasil, que teníamos que hacer mil gestiones para contratarlo… pero en ese momento todo era nuevo para el club. Era la primera vez que Chapecoense jugaba una copa internacional, en vuelos chárter, el escudo del club en el avión… todo era un sueño para nosotros. Nadie pensó nunca que podría pasar lo que pasó.
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P. En este vuelo, usted no se sentó donde había pensado inicialmente, ¿cómo fue esto?
R. Exacto. Yo sabía que iba a ser un viaje largo, de tres o cuatro horas, y quería viajar solo, acostarme en una fila de asientos atrás. Entramos todos: jugadores, cuerpo técnico, invitados… y cuando llegó uno de los últimos invitados, un periodista, se sentó a mi lado. Entonces pensé: “no voy a poder acostarme”.
Justo en ese momento Follmann, que estaba más adelante, me miró y me llamó para sentarme con él. Me levanté, fui con él, y ahí pasamos todo el vuelo: conversando, escuchando música, algunos cantando samba… todo muy tranquilo. El avión no tenía ningún problema.
P. Los rescatistas contaron que usted les entregó su alianza, su cartera y hasta el número de teléfono de su padre para que lo llamaran. ¿Usted recuerda ese momento?
R. No, de eso no me acuerdo absolutamente nada. Me lo contaron después, cuando volví a Colombia y hablé con las personas que me rescataron. Ellos me dijeron que yo estaba en estado de shock, que pedía que llamaran a mi padre, que entregué mis documentos, mi alianza… pero yo no recuerdo nada de eso.
Me dijeron que yo estaba en estado de shock, que pedía que llamaran a mi padre, que entregué mis documentos, mi alianza…
Alan RuschelAccidente ChapecoenseDivulgación
P. Los rescatistas también dijeron que usted hablaba de mucho frío, de dolor en la espalda y en el brazo...
R. Sí, ellos me contaron que yo repetía todo el tiempo que tenía frío, que me dolía la espalda y el brazo. Tenía un palo clavado en el brazo, por eso tengo una cicatriz enorme ahí, y además me dolía muchísimo la espalda. De hecho, tuvieron que operarme porque tenía varias vértebras fracturadas. Todo eso me lo contaron ellos, porque yo no recuerdo nada de ese momento. Me devolvieron mi alianza, mis documentos, todo lo que llevaba encima.
Tenía un palo clavado en el brazo, por eso tengo una cicatriz enorme ahí
Alan RuschelAlan Ruschel en el hospitalGetty Images
P. Sobre su espalda, hubo incluso un médico que, cuando vio sus exámenes, pensó que usted no volvería a caminar. ¿Cómo fue ese momento?
R. Sí, eso fue el médico de Chapecó. Cuando vio las imágenes, me contó después que pensó que yo había perdido la movilidad para siempre, que no volvería a caminar.
Alan Ruschel con la camiseta del JuventudeVictor Lannes
Dijo que la lesión en la columna era tan grave que probablemente había afectado la médula. Cuando llegó al hospital, él me hizo una prueba: tomó una aguja y empezó a pincharme el pie para ver si yo sentía algo. Yo sentí. Y ahí él dijo: “Vale, entonces hay una gran posibilidad de que vuelva a caminar”.
Al final, fue increíble porque una lesión así normalmente lleva 50 o 60 días para empezar a caminar otra vez. Yo en una semana, diez días, ya estaba de pie.
Alan Ruschel, superviviente del Chapecoense, ya camina en el hospital
P. Cuando usted despertó del coma, ¿ya tenía dimensión de lo que había pasado o se lo tuvieron que contar?
R. No, yo no tenía ni idea de lo que había pasado. Cuando desperté, preguntaba por la gente, por mis compañeros, y nadie me decía nada. Los médicos estaban orientados a no contarme de golpe lo que había ocurrido, solo cuando llegara el psicólogo para ayudar con la noticia. Yo estaba evolucionando muy rápido físicamente, cada día mejor, y cuando finalmente me contaron lo que había pasado me quedé bloqueado, sin reaccionar. Fue un shock muy grande.
Preguntaba por mis compañeros, y nadie me decía nada
Alan RuschelAvión ChapecoenseLuis Benavides
P. Y en medio de todo eso, ¿logró visitar a Neto y a Follmann (otros superviventes) en el hospital?
R. Sí, los visité a los dos. Yo solo quería verlos, abrazarlos, hablar con ellos, agradecer a Dios junto con ellos por estar vivos. Sobre todo con Follmann, que era mi amigo desde la infancia. Fue un momento muy especial porque todavía no me había dado cuenta del todo, incluso hasta hoy a veces es difícil asimilar todo lo que pasó.
P. Hubo un detalle raro en los días previos: usted ni siquiera pudo disputar el partido de vuelta de la semifinal contra San Lorenzo en Chapecó porque no encontraba su pasaporte. ¿Qué pasó exactamente?
R. Mi pasaporte siempre estaba conmigo, pero en la Copa Sudamericana era obligatorio presentarlo. No servía la cédula, ni la licencia de conducir, nada, solo el pasaporte. El día del partido lo busqué en la bolsa y no lo encontré. Pedí permiso al supervisor para salir del hotel, fui a mi casa, la di vuelta entera buscando y nada. Entonces acompañé al equipo hasta el estadio, pero al final regresé a casa y vi el partido por la televisión. Me acuerdo que Danilo hizo aquella parada increíble al final y nos clasificamos para la final.
Parada Danilo Chapecoense x San LorenzoNelson Almeida
En cuanto terminó el partido, cogí el coche, viajé a Porto Alegre, hice el pasaporte de emergencia y volví para poder viajar a la final. En cuanto regresé, ya fuimos a São Paulo para jugar contra Palmeiras, porque todo fue muy rápido: clasificación, viaje, pasaporte, regreso y ya la final en el horizonte.
P. Y después de ese partido contra Palmeiras, su esposa tuvo una sensación extraña, ¿no?
R. Sí. Yo jugué bien ese partido y pensé que en la final tal vez el entrenador pondría una línea de cuatro más atrás para defender y que yo podría entrar. Cuando terminé el partido mi esposa me dijo que sentía que algo muy bueno iba a pasar conmigo. Yo pensé: “será que voy a ser titular en la final”. Pero al final lo bueno fue sobrevivir al accidente… no era lo que imaginábamos.
Al final lo bueno fue sobrevivir al accidente… no era lo que imaginábamos
Alan Ruschel
P. ¿Usted esperaba volver a jugar tan rápido después de todo lo que pasó?
R. Mi preparación fue paso a paso. Primero, cuando los médicos me dijeron todo lo que había pasado, que quizás no podría volver a andar, yo solo pensaba en volver a caminar. Luego, correr. Aprender de nuevo a caer, a moverme. Hubo momentos en los que pensé que no lo lograría, porque era muy difícil. Pero poco a poco fui avanzando. Cuando me di cuenta, ya estaba en el campo, jugando contra el Barça. Todo pasó muy rápido. Y ahora, ya van a ser nueve años desde el accidente. El tiempo vuela.
P. Después de todo lo vivido, ¿Tenía miedo de que, en los entrenamientos o en los partidos, los rivales o sus compañeros tuvieran demasiado cuidado, como si fuera diferente por lo del accidente?
R. De los rivales, no. Ellos tienen que ganar, es su trabajo, y siempre con respeto, claro, pero en el fútbol profesional nadie te regala nada. Dentro del club, sí, al principio había un poco de cuidado. Yo tuve que aprender a correr de nuevo, a caer de nuevo, a moverme… entonces era normal que algunos compañeros tuvieran ese respeto. Pero eso duró poco. Por la forma en la que yo entreno, por cómo soy de competitivo, en uno o dos meses ya estábamos entrenando todos al máximo, como siempre. Y eso me ayudó mucho a volver a jugar, porque me preparó de verdad para la competición.
P. Tras menos de un año hubo los amistosos contra el Barça en el Camp Nou y luego el partido contra la Roma. ¿Cómo fue vivir todo eso?
R. Jugar aquel partido contra el Barça para mí fue algo único. Digo siempre que es una de las experiencias más fantásticas que he vivido en el fútbol.
BARCELONA-CHAPECOENSE TROFEO JOAN GAMPERPaco Largo
Claro que me habría gustado que hubiese sido de otra manera, en otro contexto, pero el fútbol me dio esa oportunidad y yo intenté aprovecharla de la mejor forma posible: jugar con Messi, hablar con él, intercambiar la camiseta, recibir elogios suyos por haber vuelto a jugar después de todo… fue increíble
Alan Ruschel y MessiInstagram Alan Ruschel
Y después, jugar contra la Roma y hacer un gran partido, marcar un gol de penalti… aquello me dio mucha confianza, porque justo después venía el partido oficial de la Sudamericana contra el Flamengo. Esos dos partidos me prepararon muchísimo y los guardo en la memoria como momentos únicos de mi carrera.
P. Si repasamos su carrera, todo empezó en el Juventude. Y fue allí también donde surgió su amistad con Follmann. ¿Qué recuerdos guarda de aquellos primeros años juntos en la cantera?
R. Sí, nos conocemos desde 2007 o 2008, más o menos cuando yo llegué al club. Él llegó poco después. Creamos una amistad muy grande desde esa época. Después, con el destino del fútbol, cada uno fue a diferentes equipos: él al Grêmio, yo a otros clubes… pero en 2016 nos reencontramos en Chapecó. Llegamos el mismo día, incluso en la misma semana que el equipo estaba jugando la final del campeonato de Santa Catarina. Y mira la coincidencia: terminamos sentados en la misma fila del avión en aquella tragedia… y los dos sobrevivimos. Es una historia muy especial para mí.
P. En algún momento, un directivo de Chapecoense llegó a decir que usted estaba allí por 'lástima'. ¿Cómo recibió esas palabras?
R. Eso me dolió, sinceramente. Porque yo sé lo que trabajé para volver a jugar. Si ese directivo pensaba así y su voz tenía peso dentro del club, preferí pedir para salir y buscar otro camino.
Quiero contar algo para que se entienda la situación del club en aquel momento. Para que tenga una idea, el billete de avión del Neto (otro superviviente) para jugar contra el Barça no estaba comprado. El mío para llevar a mi esposa tampoco. La compramos con nuestro propio dinero. Mi esposa, el Neto, Follmann… todos pagamos de nuestro bolsillo.
El billete de avión del Neto para jugar contra el Barça no estaba comprado
Alan Ruschel
Eso muestra que la institución es una cosa y las personas que la dirigen son otra. En aquel momento, la gente que estaba en el club no estaba preparada para asumir la responsabilidad tan grande que tenía el club después de todo lo que había pasado.
BARCELONA-CHAPECOENSE TROFEO JOAN GAMPERPaco Largo
Bueno... me fui al Goiás con Ney Franco (entrenador), que me conocía bien, y él no iba a arriesgar su trabajo por “lástima”. Y yo respondí: marqué goles, jugamos la Sudamericana, ganamos al Cruzeiro, al Inter… Demostré que estaba allí por mérito, no por compasión.
P. Y después usted volvió a Chapecoense, fue capitán y ganó títulos…
R. Sí, cuando ese directivo salió, yo volví. Fui capitán, ganamos el campeonato de Santa Catarina, luego la Serie B… Mire cuántos clubes grandes pasaron por la Serie B y no lograron el título. Es una competición muy difícil, durísima.
Conseguimos el ascenso y el título, y eso para mí fue muy especial. Pero es lo que digo: no tengo nada contra la ciudad ni contra el club, al contrario, tengo mucho cariño y gratitud. Solo que hay que saber separar la institución de las personas que la dirigen. En aquel momento, algunas decisiones no fueron las mejores, y después el tiempo lo demostró, porque el club acabó descendiendo y pasando por dificultades.
P. Después de todo lo que pasó, hay quien piensa que su historia no recibe el reconocimiento que merece. ¿Usted también lo siente así?
R. Mire, yo creo que, a veces, en nuestro país se valoran cosas que no son tan importantes y, en cambio, lo que yo viví acaba viéndose como algo normal. Y no es por mí, no es para victimizarme, pero todos sabemos lo difícil que es llegar a ser jugador profesional. De cada diez niños, los diez sueñan con eso, y la mayoría se queda por el camino.
De cada diez niños, los diez sueñan con eso, y la mayoría se queda por el camino
Alan Ruschel
Yo lo conseguí, luego pasó todo aquello, sobreviví, volví a caminar, volví a jugar… y a veces siento que la gente normaliza demasiado mi historia. Como me ven cada fin de semana en la televisión, parece que se olvidan de lo que hubo detrás. Me gustaría que se valorara más, porque sé que es una historia de superación que puede inspirar a mucha gente.
A veces siento que la gente normaliza demasiado mi historia
Alan Ruschel
P. Hoy usted está en el Juventude, donde empezó todo... ¿Piensa retirarse ahí o todavía sueña con volver a Chapecoense?
R. Es una pregunta muy buena. Con Chapecoense tengo una historia enorme, fui campeón allí, creo que soy uno de los jugadores con más títulos del club. Pero aquí, en Juventude, es donde todo comenzó, y también conseguí cosas grandes: un ascenso a la Serie A, mantenernos en la primera división, algo muy difícil, y ahora estamos en un proceso de crecimiento otra vez.
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