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La Comisión Europea formará una red de funcionarios que centralizará la vigilancia de las dependencias excesivas en las cadenas de suministro de las empresas y las inversiones extranjeras hostiles.
La Europa abierta no tiene cabida en este mundo de choques geopolíticos. Esa es la conclusión a la que ha llegado la Comisión Europea después de que los encontronazos con Rusia, primero, y Estados Unidos y China, después, hayan revelado las vulnerabilidades de su sistema.
Ahora, el Ejecutivo comunitario ha presentado un nuevo plan de acción que pasa por afrontar una auténtica revolución en la estructura, adoptando un enfoque más proteccionista. El objetivo es priorizar el blindaje de la seguridad económica del bloque tras varios años en los que ha sido zarandeada.
"Desde aranceles disruptivos y la instrumentalización de las dependencias hasta el despliegue arbitrario de medidas de defensa comercial, los principales actores están utilizando palancas económicas para perseguir sus objetivos estratégicos y geopolíticos, poniendo en riesgo la seguridad, el orden público, la competitividad y la economía de la UE", aseguran fuentes comunitarias, que indican que "la Unión Europea prospera gracias a su apertura, pero, si queremos sostener esa apertura, tenemos que abordar también los riesgos que genera".
Con su estrategia económica exterior y el multilateralismo, la UE ha ido acumulando dependencia a ciertos países y vulnerabilidades que en estos nuevos tiempos convulsos se le han vuelto en contra.
La idea del nuevo marco europeo es empezar a blindarse de forma proactiva y dejar de ir corriendo a apagar los numerosos incendios que surgen en el panorama económico, como aranceles o el más reciente desabastecimiento de tierras raras.
Una de las medidas más destacadas del plan de acción de la Comisión Europea es la creación de un Centro de Información de Seguridad Económica para coordinar la inteligencia sobre las necesidades y el mercado europeo y que puedan proporcionar los Estados miembros. Asimismo, Bruselas creará una red de funcionarios encargados de vigilar la seguridad económica e implementar las medidas necesarias para garantizarla.
Esta red se convertirá en una suerte de Gran Hermano que vigilará y supervisará que las decisiones públicas y empresariales de sectores críticos preservan en todo momento altos estándares de protección. El Ejecutivo comunitario considera sectores críticos a las tierras raras, los componentes de tecnologías verdes, los semiconductores, los ingredientes farmacéuticos activos y la tecnología digital, espacial y de defensa.
"Para que nuestras herramientas sean efectivas, debemos mejorar la forma en la que coordinamos, compartimos información y colaboramos con el sector privado", indicó ayer Maros Sefcovic, comisario de Comercio y Seguridad Económica de la Comisión Europea.
Bruselas busca que los países se involucren en la protección del sistema económico europeo frente a potenciales amenazas externas y llama a los gobiernos a nombrar asesores de seguridad económica de alto nivel para que puedan contribuir a la tarea.
Comité asesor
Además, también quiere que las compañías participen del proceso con la creación de un Comité Asesor de Confianza compuesto por líderes empresariales. El objetivo es que las empresas internacionalicen en sus decisiones cuestiones de seguridad económica y de suministro y, al mismo tiempo, consensuar las actuaciones para que no parezcan siempre imposiciones políticas.
"En muchas ocasiones son las propias compañías las que alertan de vulnerabilidades. Estamos aquí para ayudar, pero en el medio y largo plazo deben participar en los planes de contingencia", aseguró Sefcovic.
El Ejecutivo comunitario detalla medidas concretas que cambiarán la forma en la que las empresas se relacionan con los países de fuera de la UE. En primer lugar, se quiere garantizar la robustez de las cadenas de suministro exigiendo a las compañías de sectores críticos que cuenten con al menos dos proveedores. Con ello, se evitará una dependencia total del país con el suministro más barato, tradicionalmente China.
Más feroz será la Comisión Europea en lo que respecta a las inversiones extranjeras. El Ejecutivo comunitario quiere abrir el paso solo a los inversores que traigan consigo una transmisión de conocimiento y valor y buscará agilizar el veto a la compra de empresas de tecnologías emergentes por parte de países considerados de riesgo. Estos países, indican fuentes comunitarias, desarrollan prácticas consideradas "predatorias" al llevarse los conocimientos de las empresas a precio de saldo sin que se produzca un intercambio.
Al mismo tiempo, la Comisión propone que exista una preferencia europea en las licitaciones y ayudas públicas en sectores estratégicos para estimular la demanda de liderazgo industrial europeo, aumentar la resiliencia y mitigar los riesgos de seguridad. Al mismo tiempo, se impedirá que los proveedores de alto riesgo de terceros países accedan a financiación de la UE y nacional.
Contingencias
Priorizar la seguridad económica tendrá un coste para las empresas, pues les impedirá acceder a las inversiones más jugosas o a los proveedores más competitivos en precio. Por ese motivo, la Comisión Europea también contempla en su marco de acción una serie de medidas para acolchar el impacto.
Según señalan fuentes comunitarias, Bruselas alentará a que el Banco Europeo de Inversiones (BEI) y otros organismos de desarrollo apoyen con financiación más atractiva a las empresas de la UE que reduzcan su dependencia extranjera crítica, especialmente en los sectores críticos.
Además, la Comisión explorará la posibilidad de proporcionar apoyo financiero a las empresas a las que el veto de la inversión extranjera por cuestiones de seguridad les sitúe "en situaciones en las que su viabilidad financiera pueda estar en riesgo".
"Es imperativo que Europa fortalezca su seguridad económica, porque incluso un defensor del libre comercio sabe que la apertura sin seguridad se convierte en vulnerabilidad", sentenció ayer Sefcovic.
Bruselas movilizará 3.000 millones de euros para blindar el suministro de tierras raras
La Unión Europea activa el plan de contingencia. El bloque comunitario, golpeado por la amenaza china de limitar la importación de tierras raras, ha desplegado una estrategia para blindar el suministro de estos materiales críticos vitales para industrias clave en Europa como los automóviles o la transición digital y ecológica.
A través de ReSourceEU, el nombre que el Ejecutivo comunitario ha dado al plan de acción, la Unión Europea aspira a movilizar hasta 3.000 millones de euros para reducir su dependencia en un 50% para 2029.
"Queremos desbloquear de inmediato proyectos en tres sectores prioritarios: imanes permanentes, baterías y Defensa", asegura Stéphane Séjourné, vicepresidente Ejecutivo de Prosperidad y Estrategia Industrial de la Comisión Europea. Los recursos públicos se desglosan en 2.000 millones del Banco Europeo de Inversiones (BEI), 300 millones del plan de impulso a las baterías y 600 millones del fondo de innovación Horizon Europe, además de otras partidas más pequeñas.
En la actualidad, la Unión Europea tiene dependencia total de China en lo que respecta a tierras raras con más del 90% del consumo procedente de importaciones del gigante asiático.
Junto con la movilización de recursos comunitarios, a principios de 2026, la Comisión creará un Centro Europeo de Materias Primas Críticas para proporcionar información de mercado, dirigir y financiar proyectos estratégicos mediante instrumentos específicos con socios públicos y privados, y actuar como gestor de cartera para cadenas de suministro diversificadas y resilientes, incluyendo la compra y el almacenamiento conjuntos.
Para proteger al sector de la volatilidad geopolítica y de precios que ha estado viviendo, la Comisión Europea permitirá a las empresas que realicen compras conjuntas para lograr mejores condiciones.
Además, Bruselas quiere acelerar la economía circular para explotar las materias primas críticas que ya contienen los productos que se venden en Europa. Según sus cálculos, algunas empresas pueden reciclar hasta el 95% de las materias primas críticas de las baterías y otros productos
Por último, el Ejecutivo comunitario también quiere acelerar las colaboraciones en materia de materias primas críticas con países como Ucrania, Australia, Canadá, Kazajistán, Uzbekistán, Chile o Groenlandia. Se trata de un aspecto que la UE está priorizando en las negociaciones de los acuerdos, como los de Indonesia o Mercosur.
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