Saturday, 13 de December de 2025
Internacional

Pärt, Mahler y la fiesta de la luz

Pärt, Mahler y la fiesta de la luz
Artículo Completo 491 palabras
Liturgia y trascendencia en el quinto programa de abono de la OFM

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José María Moreno, en una imagen de archivo. SUR

Francisco Martínez González

Sábado, 13 de diciembre 2025, 10:55

... ponderó ante todo el acto de justicia que suponía programar a Arvo Pärt, que cumplió 90 años el pasado 11 de septiembre, con una ejecución de su «Lamentate» que venía a ser la primera interpretación en vivo de la obra en España (sólo hay un registro previo por parte de la Orquesta de Extremadura en Brilliant Classics), según declaraba el director titular de la OFM. Moreno ponía en relación esta obra de Pärt con la Cuarta de Mahler, protagonista de la segunda parte, en el sentido de que ambas participan de una común reflexión en torno a la muerte, cosa esta discutible, porque la muerte en Pärt es oscuridad y promesa cristiano-ortodoxa, y en Mahler un cáustico espectro de voz horrísona, una danza macabra que tiene más de risa sardónica que de raya última del humano padecer y umbral de salvación.

José María Moreno erigió a continuación una Cuarta de Mahler atenta, respetuosa con el texto. Las constantes fluctuaciones de tempo exigidas por las abigarradas partituras del compositor austriaco –sobrecargadas de acotaciones agógicas, dinámicas, expresivas, epítome de la hipersensible Viena fin de siglo, con esa cuasi patológica obsesión del compositor que era al mismo tiempo director de orquesta escrupulosísimo y conocía demasiado bien las fuerzas inerciales de la masa sinfónica– tuvieron en su mano una traducción trabajada, aunque servida casi siempre por una gestualidad demasiado cautiva de la tentación coreográfica. La soprano canaria Yolanda Auyanet rindió con fuerza y belleza el «Das himmlische Leben», el lied sinfónico que es núcleo generador de toda la sinfonía y que constituye el cuarto movimiento de la obra.

En la ofrenda de una música tan amante de transparencias camerísticas como la de Mahler, habría que felicitar necesariamente a todos los primeros atriles de la orquesta, y en especial a Mariam Nahapetyan (concertino), José A. Gonzaga (oboe), Vicente Navasquillo (clarinete), Alexander Gueorguiev (trompa) y Ángel San Bartolomé (trompeta), y añadir un reconocimiento singular para la entera sección de chelos, por la sostenida emoción en las variaciones del tercer movimiento lento, ejemplo luminoso de esos extáticos océanos mahlerianos.

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Fuente original: Leer en Diario Sur - Ultima hora
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