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El icónico cartel propagandístico de 'Rosie la Remachadora' fue un claro ejemplo de la fuerza del carmín. R. C. ¿Por qué cuando sube el paro bajan los tacones?Tendencias de moda indican cómo evoluciona la economía mundial. Como en los ciclos políticos y económicos, tras los excesos y derroches llega el pragmatismo
Sábado, 13 de diciembre 2025, 13:02
... vacías están las carteras, las ventas de pintalabios se disparan. El mundo –y la moda– no da puntada sin hilo. En la actualidad, la situación geopolítica y económica global dibuja un futuro incierto y, como ha ocurrido con otras crisis a lo largo de la historia, las prendas y accesorios también se hacen eco de esta inestabilidad. El miedo o la esperanza se materializan en la forma y los colores de los atuendos, y varias teorías señalan que ciertas tendencias de moda indican la dirección en la que evoluciona la economía mundial. Cómo en los ciclos políticos y económicos, tras la prosperidad llega la recesión, y el consumismo desmedido deja paso a una etapa marcada por el pragmatismo y la búsqueda de significado.Según los expertos, enmarcar con rojo la sonrisa refleja la necesidad de sentirse bien en tiempos de crisis. Aunque en realidad este repunte tiene su origen en una razón más lógica. En recesión, el consumo general cae, mientras que los cosméticos experimentan un repunte. En época de vacas flacas, lo primero que se recorta son los caprichos, y las ventas de ropa de diseño se desploman. Por contra, los pequeños objetos de estas mismas marcas se disparan, pues un pintalabios, un perfume o un esmalte de uñas de lujo ofrecen un toque de glamur sin desequilibrar demasiado la economía familiar. La adquisición de estos productos se convierte así en «un acto de rebeldía y autoafirmación», según Francisco Orozco, profesor de finanzas de la Universidad de Monterrey, México.
6 por ciento
más de pintalabios se vendieron en España durante la crisis financiera de 2008, a pesar del fuerte declive económico y una caída general de las ventas de otros productos.
Numerosos estudios semióticos –que analizan los símbolos sociales y su significado– avalan esta teoría. Ya en 1942, el icónico cartel propagandístico de 'Rosie la Remachadora' fue un claro ejemplo de la fuerza del carmín. Rosie, con sus labios rojos y su diadema carmesí, es una referencia cultural que demuestra la relación entre el auge del rojo de labios y los drásticos cambios políticos y económicos que acontecieron tras la Segunda Guerra Mundial.
Ampliar El desfile de Victoria's Secret, cancelado por la delgadez de sus modelos, resurge como en su origen. ReutersLos tacones altos, por otro lado, parecen dar menos vértigo en época de bonanza. Las expertas en simbología de la moda, Jennifer Craik y Sharon Peoples, ya aseguraban en 2009 que las mujeres que visten este tipo de calzado en películas, fotografías o anuncios «representan una amenaza para el orden social». No es de extrañar que el furor por los 'stilettos', las plataformas y los tacones extremos tenga lugar durante las épocas más prósperas. «Cuando se avanza en los derechos de las mujeres, éstas tienden a comprar y consumir artículos que enfatizan la fuerza y el poder de la feminidad», aseguran las académicas.
Pero, ¿cuál es el calzado de moda actual? Las bailarinas. Los denominados 'flats' en el mundo anglosajón por su característica suela completamente plana. La antítesis de los zapatos de tacón. Claro ejemplo de la recesión social que se vive en la actualidad. Tras la época de tacones y plataformas, el ciclo vuelve a su punto de recesión. «Los grandes avances sociales suelen ser precedidos por una respuesta reaccionaria y conservadora», apunta Patricia Moreno, comunicadora y docente de moda.
Tradición, lamayor certeza
La modelo e influencer neoyorquina Nikita Redkar no tiene dudas. «Es lógico que en una mala economía haya una estética conservadora: cuando tienes dinero en el banco te la juegas más, asumes más riesgos, piensas, hablas, opinas y levantas la voz. No pasa nada si te echan del trabajo porque hay empleo, sales a bailar… Pero en época de recesión es mejor pasar desapercibida, no llamar la atención, ser una 'buena chica', ocupar poco espacio, hablar bajito y no tener opiniones muy fuertes. En un momento de incertidumbre, hay que optar por certezas: y la mayor certeza está en la tradición».
1 por ciento
de las 9.000 modelos que desfilan en las grandes pasarelas de Londres, París, Milán y Nueva York son 'plus size' y más del 94% visten entre la talla 30 y la 34.
Así surgen las virales tendencias 'old money' (la estética elegante y sobria de una riqueza heredada), 'quiet luxury' (el estilo que no necesita de logotipos ostentosos) o el 'clean look' o 'no-makeup makeup' (un peinado y maquillaje minimalista y pulido que resalta la 'naturalidad'). Estas modas estrechan la amalgama de estilos, colores y personalidades «en tendencia» que son socialmente aceptadas. Moreno apunta que es una clara señal de la vuelta al conservadurismo.
Ampliar Pintar de rojo la sonrisa refleja la necesidad de sentirse bien en época de crisis. Adobe StockAlgo similar ocurre con la prenda tradicionalmente asociada a la feminidad. Si el paro sube, el largo de la falda aumenta; pero si las finanzas son prósperas, se acortan. Esto sostiene la teoría del 'Hemline Index' (Índice del Dobladillo), formulada en 1926 por el economista George Taylor, quien señala la estrecha relación entre la longitud de este atuendo y el estado de la economía.
De voluptuoso a esquelético
Aunque hoy predominan los modelos largos, en los 'Felices Años Veinte', época de bonanza, las faldas se acortaron, también como reflejo de una mentalidad más libre y optimista. En cambio, tras el colapso de Wall Street en 1929 y durante la Gran Depresión, volvieron a alargarse, como ahora, símbolo de modestia y prudencia. «La sociedad, en tiempos de incertidumbre económica, busca seguridad y estabilidad en los valores tradicionales. Los años treinta marcaron el regreso a una estética conservadora. La moda, como la economía o la política, se mueve en ciclos», explica Moreno.
A crisis económica, moda conservadoraLas faldas largas, los zapatos planos y los colores neutros llenan las tiendas en épocas de vacas flacas y la recesión se traduce en mujeres más inseguras, pero también prácticas.
Incluso más allá de la ropa, la historia enseña que durante las recesiones se crea cierta obsesión por el cuerpo que la viste y, en concreto, por su delgadez. Las Kardashians –la adinerada familia de celebridades estadounidenses– se han quitado los implantes, las marcas ya no hacen bandera de su inclusividad con modelos fuera de los estándares y las mujeres 'curvy' tampoco son portada. El estilo 'heroin-chic' de los 90 –la delgadez extrema generada por el consumo de drogas– vuelve a estar de moda. Lo que se lleva ahora son los pantalones pitillo, el tiro bajo con un vientre plano y las facciones marcadas. Lo suave y redondeado ya no tiene cabida o, al menos, no igual que antes.
Ampliar Tras el caos de 1929 y durante la Gran Depresión las faldas se alargaron. AFPUn estudio de Vogue Business advierte de que el progreso en la diversidad corporal «se ha estancado en medio del bum del Ozempic». De las 9.000 modelos que desfilan en las grandes pasarelas, solo el 1% son 'plus size' y la mayoría se ubican entre las tallas 30 y 34. La activista Felicity Hayward denuncia que se ha reducido más del 50% la presencia de modelos curvy, y que las marcas solo las incluyen en campañas puntuales. Incluso en redes se ha visto cómo muchas influencers 'body positive' se han inyectado este fármaco y han seguido dietas estrictas para volverse delgadas. La diversidad que parecía venir para quedarse está en decadencia.
La reaparición del desfile de Victoria's Secret es también una pieza importante en el retrato de la estética actual. Un espectáculo que fue cancelado por «anticuado», «sexista» y la extrema delgadez de sus modelos, vuelve a resurgir, y lo hace, además, con sus valores originales, mucho más tradicionales.
La sobriedad no se refleja solo en los rasgos. En los últimos años, los tonos planos y austeros también han dominado la estética. Según explica María Redondo, profesora de Historia del Traje, «en tiempos de crisis preferimos prendas cómodas y neutras porque no nos sentimos seguras para arriesgar, lo que impulsa el regreso al minimalismo. Los colores vibrantes ceden ante el blanco, el gris y el beige».
Este giro hacia lo puro y conservador también se ha reflejado recientemente en la cultura. Incluso la cantante Rosalía ha pasado de la provocación de 'Motomami' a cubrirse como una monja en la portada de su nuevo disco, y el Pantone Color Institute ha elegido el 'Cloud Dancer', un tono de blanco, como el color del año 2026. Parece que la era del beige, lo pulcro y lo recatado es una etapa que aún no ha alcanzado su punto más álgido.
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