- Google comenzará a construir centros de datos en el espacio en 2027
- Nvidia entra en el corazón de los centros logísticos
Las grandes tecnológicas exploran la viabilidad de instalar centros de datos fuera de la atmósfera alimentados con energía solar. El buscador prevé desplegar el primer piloto en 2027.
Se llama Proyecto Suncatcher (Proyecto Atrapasol, en su traducción al castellano) y es la gran apuesta de Google para llenar el espacio de centros de datos. El plan era un secreto hasta que el pasado domingo su consejero delegado, Sundar Pichai, desveló sus intenciones durante una entrevista con el canal estadounidense Fox News. En ella, el ejecutivo explicó que el proyecto comenzará con el lanzamiento de dos satélites piloto en 2027 para probar el hardware en órbita terrestre, con la meta de que en alrededor de una década sea normal construir centros de datos extraterrestres.
El objetivo de esta iniciativa es encontrar formas más eficientes de alimentar los centros de datos para inteligencia artificial, que requieren de mucha más agua y energía que los convencionales para enfriar los servidores. "Uno de nuestros grandes objetivos es cómo lograr que algún día tengamos centros de datos en el espacio para que podamos aprovechar mejor la energía del sol, que es 10.000 veces mayor que la que producimos hoy en toda la Tierra", dijo Pichai.
El consejero delegado de Google no es el único que contempla un futuro en el que los grandes modelos de inteligencia artificial (LLM) se entrenen fuera de la atmósfera terrestre. "Estos gigantescos centros se construirán mejor en el espacio, porque allí tenemos energía solar las 24 horas del día, los 7 días de la semana. No hay nubes, ni lluvia, ni mal tiempo", aseguró el fundador de Amazon, Jeff Bezos, en octubre durante un evento celebrado en Turín (Italia).
A juicio de Bezos, será posible contar con data center de hasta 1 gigavatio o más de potencia orbitando alrededor de la Tierra en un plazo de unos 10 o 20 años. "Ya ha sucedido con los satélites meteorológicos y de comunicaciones", dijo. "El siguiente paso son los centros de datos", agregó.
Google no está sola en esta búsqueda de alternativas para abaratar el consumo de los centros de datos y reducir su impacto ambiental. A principios de noviembre, la start up estadounidense Starcloud, respaldada por Nvidia, lanzó al espacio un satélite del tamaño de una nevera pequeña equipado con chips H100 de última generación. Según explicó la empresa, se espera que el Starcloud-1 proporcione una capacidad de procesamiento que multiplica por cien la de cualquier operación espacial realizada hasta la fecha.
Starcloud, que ha captado varias decenas de millones de dólares en financiación, y entre cuyos inversores está también Y Combinator, proyecta que los costes energéticos en el espacio serán 10 veces más bajos que en la Tierra. Lo que llevará, según su consejero delegado, Philip Johnston, a que "en 10 años casi todos los nuevos centros de datos se construirán en el espacio".
"En el espacio, se obtiene energía renovable casi ilimitada y de bajo coste", asegura Johnston. "El único costo ambiental será el del lanzamiento, y luego se ahorrará diez veces más dióxido de carbono durante la vida útil del centro de datos, en comparación con alimentarlo desde la Tierra". Además, en lugar de depender de agua dulce para enfriar los servidores a través de torres de evaporación, como lo hacen muchos data center en la actualidad, los centros de datos espaciales pueden utilizar el vacío del espacio profundo como un disipador de calor infinito.
Inversión disparada
El anuncio de Google llega en un momento en el que la inversión de los gigantes tecnológicos en esta infraestructura está desbocada. Google, Amazon, Microsoft y Meta tienen previsto gastar más de 350.000 millones de dólares en centros de datos este año y se estima que la cifra alcanzará los 400.000 millones de dólares en 2026.
Mientras tanto, otros actores de la industria de la inteligencia artificial, como OpenAI -creador de ChatGPT- o xAI, propiedad de Elon Musk, están levantando megacentros de datos con nombres grandilocuentes, como Stargate o Colossus, respaldados por presupuestos de cientos de miles de millones de dólares.
Estos proyectos faraónicos se anuncian mientras los datos sobre el impacto ambiental de la inteligencia artificial es todavía incierto. Se sabe que los data center hacen un uso intensivo de agua y electricidad, lo que está provocando que en países como Estados Unidos se reabran antiguas minas de carbón para hacer frente a estos requerimientos energéticos.
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