Sunday, 07 de December de 2025
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Qué hay detrás del aumento de suicidios entre los jóvenes en España: datos confusos, causas múltiples y un estigma

Qué hay detrás del aumento de suicidios entre los jóvenes en España: datos confusos, causas múltiples y un estigma
Artículo Completo 2,804 palabras
Instituciones, familias y medios de comunicación repiten en los últimos años una misma pregunta: ¿están aumentando los suicidios entre los jóvenes?  La preocupación es real y cada vez más visible. Según un informe de 2025 del Ministerio de Sanidad, el suicidio es una de las principales causas de muerte entre adolescentes y personas jóvenes adultas en la Unión Europea. En 2021 fue la primera causa de muerte en personas entre 15-29 años. Entender qué hay detrás de estos datos —y si realmente reflejan un aumento del problema— exige mirar más allá de las cifras. Cuando se habla de suicidio en la infancia, la adolescencia o en la juventud, es frecuente buscar respuestas rápidas. Una causa, un detonante, algo que explique lo inexplicable. Pero quienes trabajan cada día con menores en crisis saben que esa mirada se queda corta. El sufrimiento que expresan los jóvenes es plural, difuso, y sobre todo multifactorial.  En Xataka El tratamiento estrella para la caída del pelo tiene una cara “oculta” que afecta de lleno a nuestra salud mental Diana Díaz, directora de las líneas de ayuda de la Fundación ANAR, expone: “Pensar que el suicidio esconde un único motivo es un error (...) Hay variables que están asociadas con este problema, pero ninguna es determinante”. La realidad, advierten los expertos, es siempre más complicada de lo que parece. La complejidad del suicidio juvenil no se limita a los “factores asociados” a la conducta suicida, sino que las estadísticas dificultan obtener una radiografía consensuada de este fenómeno. Los profesionales de la salud mental están preocupados por la incidencia de suicidios y tendencia suicida entre los jóvenes, pero no todos coinciden en que esté habiendo un aumento en los casos.  Fuente: INE. Cedida por Fundación Española para la Prevención del Suicidio. Las cifras y estadísticas que se manejan para conocer la media de suicidios, así como el número absoluto por año, se extraen del INE. Este instituto ofrece distintas formas de clasificar los casos. Por un lado, se pueden consultar las tasas de suicidio (por edad y sexo) por cada 100.000 habitantes; y por otro, el número absoluto de suicidios (por edad, sexo, tamaño del municipio, nacionalidad…).  Es precisamente al comparar ambas métricas cuando aparecen interpretaciones distintas entre los expertos. En términos absolutos, 2023 (el último año con datos completos) fue en el que más suicidios se registraron entre menores de 15 y menores de 29 años. Sin embargo, las tasas por cada 100.000 habitantes se mantuvieron estables —e incluso descienden ligeramente en algunos grupos de edad o sexo durante 2023—. En Xataka Una mujer se metió en un sarcófago con nitrógeno y se ha suicidado. Todo lo que está pasando después era previsible En este sentido, la Organización Mundial de la Salud denuncia la “calidad de los datos” sobre suicidios a nivel internacional: “Solo unos 80 Estados Miembros de la OMS disponen de datos del registro civil de calidad que se pueden utilizar directamente para estimar las tasas de suicidio”. Estas diferencias en la forma de interpretar los datos explican que expertos como Andoni Anseán, presidente de la Fundación Española para la Prevención del Suicidio, prefieran evitar mensajes alarmistas sobre un aumento desmesurado de suicidios entre los jóvenes en los últimos años. Recuerda que las cifras deben leerse con cautela y dentro de su contexto.  Fuente: Observatorio del Suicidio en España 2023 de la Fundación Española para la Prevención del Suicidio. A pesar de que “no podemos conocer la ideación suicida de la población española” —ya que las encuestas que abordan este fenómeno son puntuales y, en muchos casos, poco representativas—, desde la fundación sí detectan una tendencia preocupante en la ideación suicida y en los intentos de suicidio. Esta información la constatan profesionales de primera línea: pediatras, médicos de Atención Primaria o servicios de urgencias hospitalarias, que además coinciden en que “se trata de un problema grave que hay que analizar y abordar”. No hay un solo factor de riesgo  La presencia de problemas de salud mental —como la depresión, ansiedad o trastornos como la bipolaridad— es una de las principales explicaciones para la aparición de ideaciones suicidas. Sin embargo, no es las única. Desde el Teléfono de la Esperanza —ONG que ofrece apoyo emocional gratuito, anónimo y confidencial a personas en situaciones de crisis disponible en el 717 003 717— recuerdan que “el suicidio es un fenómeno complejo, en el que suelen intervenir múltiples factores de riesgo”.  La soledad no deseada —tres de cada cuatro jóvenes en España la sufren—, el aislamiento, las experiencias traumáticas —como episodios de violencia o agresiones sexuales— o el consumo de sustancias son señalados por los profesionales como variables de riesgo que pueden conducir hacia una ideación suicida (sin perder de vista el carácter multifactorial). Pero sin duda el acoso o el bullying son “los grandes conocidos” cuando se piensa en posibles causas detrás de un suicidio en una persona joven. A esto se le suma la nueva dimensión que añaden las redes sociales. (Damir Samatkulov/Unsplash) Andoni Anseán explica cómo “las nuevas tecnologías facilitan que el bullying haya traspasado los colegios e institutos”, pudiendo hacer posible la “persecución” fuera de los centros y otros entornos: “Ya no es necesario que exista la presencia física”. Belén Álvarez, profesora en un colegio de Tenerife, comprueba a diario que “mucho de lo que pasa es a través del teléfono”. “En tercero de primaria ya tienen todos móvil. Se comunican por ellos y se crean muchos conflictos sin supervisión paterna”, algo que también se queda fuera del alcalde de los profesores.  Anseán, también director del Máster en Prevención del Suicidio de la Universidad Pablo de Olavide está seguro de que las redes sociales también alimentan la comparación y la frustración por no poder alcanzar la “cultura de la felicidad” que promueven muchos influencers.  En Xataka Las afirmaciones acerca de la relación entre el uso de pantallas y la depresión y el suicidio son exageradas El Teléfono de la Esperanza también pone el foco en los riesgos que derivan de la “proliferación de personas influyentes que hablan o dan consejo sobre salud mental sin tener ninguna formación para ello; o que promueven conductas como las autolesiones, o fomentan, por ejemplo, los trastornos de la conducta alimentaria”.  Desde la Fundación ANAR coinciden en que un uso inadecuado de la tecnología ha amplificado el malestar de muchos menores. Hugo Vega, psicólogo general sanitario y fundador de Inlaza Boadilla, apunta: “El impacto de las redes sociales es brutal. No es una exageración: el ciberacoso, la comparación constante y la exposición a contenido dañino afectan más cuando ya hay una fragilidad previa. Y no es solo pasar muchas horas con el móvil; es cómo se usa y qué efecto emocional tiene ese uso como forma compulsiva de calmar nuestras malas sensaciones, inseguridades a flor de piel o controlarlas… dependiendo del día”.  Impulsividad o menor tolerancia a la frustración Los expertos encuentran algunas diferencias entre adultos y jóvenes en la forma de vivir y expresar el sufrimiento. Aquí entra la personalidad y la presencia de conductas que pueden cambiar con el paso de los años. “Entre los más jóvenes puede ser más fácil encontrar conductas de impulsividad y baja tolerancia a la frustración, que, sumada a la escasez de habilidades para resolver problemas, aumenta la probabilidad de que una crisis se convierta en un acto suicida”, explican desde el Teléfono de la Esperanza. La profesora Álvarez está de acuerdo, y reconoce que estas conductas son algo muy común en los colegios y desde edades tempranas. Javier Jiménez Pietropaolo, psicólogo especialista en psicología clínica y presidente de RedAIPIS-FAeDS, coincide, y añade otros “rasgos dominantes” como “la introversión, la baja autoestima o el pensamiento dicotómico”.  Los expertos coinciden en que no se puede achacar el aumento de suicidios únicamente a las redes sociales o la tecnología. (Daria Nepriakhina/Unsplash) Por otro lado, al ser el suicidio multifactorial, los profesionales encuentran factores de riesgo que van más allá de la personalidad o de las vivencias de los jóvenes. Sandra Martínez García, psicóloga general sanitaria, neuropsicóloga y profesora de la Universidad Europea de Andalucía, señala los factores socio-económicos: la precariedad laboral, dificultades para encontrar una vivienda… Coincide con ello el presidente de la Fundación Española para la Prevención del Suicidio, quien señala que los jóvenes “no viven una situación envidiable”. Además, Anseán está seguro de que las generaciones actuales “no lo tienen fácil a la hora de proyectarse en un futuro”. Como refleja el Ministerio de Sanidad en un estudio de 2025, la preocupación por la mortalidad por suicidio en adolescentes y jóvenes adultos no es nueva: desde hace años se mantiene entre las principales causas de muerte en estas edades. Por países, las tasas de suicidio más altas se concentran en Europa del Este, en lugares como Eslovenia, Lituania o Hungría. En cambio, en el sur de Europa (Chipre, Grecia, Italia y otros) las cifras son sensiblemente más bajas.  En Xataka Solía tener pensamientos suicidas. Esto es lo que pienso sobre el aumento de casos de suicidio Aún así, la Organización Mundial de la Salud describe el suicidio como un fenómeno que “no ocurre solo en los países de ingresos altos, sino que afecta a todas las regiones del mundo. De hecho, el 73% de los suicidios en 2021 ocurrió en países de ingresos bajos o medianos”. Según explican sus informes, es un hecho probado que “vivir bajo guerras, sufrir violencia, abusos o la pérdida de un ser querido, o sentirse aislado también son factores que pueden inducir conductas suicidas”. Además, añaden: “Las tasas de suicidio también son elevadas entre los grupos vulnerables y discriminados, como los refugiados y migrantes, los pueblos indígenas, el colectivo LGTBI y los reclusos”. En cuanto al género, existe de nuevo una diferencia entre la ideación suicida y la consumación. Lo explica Jiménez Pietropaolo: “Hay una diferencia muy significativa según el sexo. De media casi siempre hay tres veces más suicidios en hombres que en mujeres. No obstante, en los intentos de suicidio, según estudios de algunos hospitales, se ve que es justo al contrario, se dan tres veces más intentos en mujeres que en hombres”. Lo constata el el Observatorio del Suicidio en España 2023 de la Fundación Española para la Prevención del Suicidio: “Las mujeres lo intentan tres veces más que los hombres, pero los hombres lo consuman tres veces más que las mujeres”. La dificultad de pedir ayuda y la necesidad de cambios estructurales Los profesionales ven como algo positivo que las nuevas generaciones tengan una mayor facilidad para hablar de salud mental y un mayor interés en el autocuidado. Sin embargo, entre las dificultades que Jiménez Pietropaolo observa en los jóvenes para pedir ayuda se encuentran el estigma de tener un problema mental, la dificultad de acceso a los servicios públicos —la demora que caracteriza a las citas psicológicas en la sanidad pública— o el coste económico si deciden ir por lo privado lo que hace que muchos de ellos no se lo puedan costear. A estos Martínez García añade el desconocimiento de recursos que pueden ayudarles y “pensar que tienen que resolver solos sus problemas; esa autonomía les genera más estrés”.  En Xataka España sigue sin tomarse en serio el suicidio: en pleno récord, no tiene plan de prevención nacional Para revertir esta situación, los expertos coinciden en que la respuesta debe ser multifactorial —del mismo modo que lo es el propio fenómeno del suicidio—. Martínez García y Jiménez Pietropaolo consideran imprescindible un cambio en el ámbito de atención sanitaria: señala la necesidad de tener más psicólogos en atención primaria, mejorar la formación de los profesionales en prevención y atención a pacientes con conductas suicidas y mayor frecuencia —y duración— de las citas psicológicas en casos de riesgo. Además, consideran clave la desestigmatización de los problemas de salud mental y todo lo que rodea al suicidio, para que los jóvenes se animen a hablar y expresarse sin sentirse juzgados. (Ludmila Pashkevych/Unsplash) Todas estas acciones, para psicólogas como Martínez García, deben compaginarse con otras que permitan una mejora en las condiciones de vida: medidas sociales de reducción de desigualdades, de acceso a una vivienda, mejora de las condiciones laborales… Todo ello sin perder de vista la educación emocional desde edades tempranas, pues como asegura Hugo Vega, “en las escuelas, los programas de regulación emocional y prevención funcionan; no son magia, pero sí reducen riesgos y normalizan hablar de lo que uno siente (...) Aprender a identificar lo que uno siente, regularlo y pedir apoyo no es un extra; es una habilidad vital”. Además, organizaciones como el Teléfono de la Esperanza ponen de relieve la importancia de contar con canales de comunicación accesibles y gratuitos para la población más joven: destacan el Chat de la Esperanza —se puede acceder a través de la web o descargando su aplicación—, que pone a quien lo utilice en contacto con un orientador formado en atender situaciones de crisis emocional, supervisado por profesionales de la salud mental. En Xataka España se ha acostumbrado a algo anormal en el resto de Europa: trabajar con unos niveles de estrés insostenibles Desde ANAR también recuerdan que tienen disponible el Chat ANAR —además de sus teléfono 900 20 20 10— al que se puede acudir las 24 horas del día y los 365 días al año de una manera completamente gratuita y anónima en el que los menores pueden recibir atención de psicólogos expertos en todo tipo de problemáticas que puedan afectar a un menor de edad. Desde estas organizaciones animan a toda aquella persona que lo necesite a hacer uso de sus recursos, ya que siempre se les va a escuchar el tiempo necesario, además de orientarles y ayudarles a encontrar una solución.  (Michał Parzuchowski/Unsplash) “Estamos convencidos de que el suicidio se puede prevenir, algo que hasta hace no tanto era casi un mito. Antes se asumía que las personas se suicidaban porque querían y que nadie podía hacer nada para evitarlo. Esa idea ya está superada. Igual que ocurre con otros problemas, como la violencia de género, es necesario desplegar mecanismos, acciones y estrategias para que la realidad cambie en el futuro”, explica el presidente de la Fundación Española para la Prevención del Suicidio. Desde esta fundación insisten en que hablar del suicidio no lo provoca: lo previene. No es cierto que quien se suicida “quiera morir”; lo que quiere es dejar de sufrir. No le falta deseo de vivir: le falta capacidad para sostener un dolor que le desborda. Tampoco es verdad que “quien lo dice no lo hace”: numerosos suicidios están precedidos por señales de alerta que nunca deben ignorarse.  Romper estos silencios y dotar de recursos a quienes pueden intervenir es, según los expertos, la vía más sólida para salvar vidas. Hablar bien del suicidio —con rigor, sin sensacionalismo y sin miedo— es una forma de prevención activa, y es una responsabilidad colectiva. En Xataka | OpenAI sabe que ChatGPT está causando graves problemas de salud mental a algunos usuarios. Y ya lo está "corrigiendo" En Xataka | La "psicosis por IA" no existe, sólo es otra etiqueta diagnóstica inventada: una que ha llegado para quedarse Imagen | Zanyar Ibrahim - La noticia Qué hay detrás del aumento de suicidios entre los jóvenes en España: datos confusos, causas múltiples y un estigma fue publicada originalmente en Xataka por Anabel Cuevas Vega .
Qué hay detrás del aumento de suicidios entre los jóvenes en España: datos confusos, causas múltiples y un estigma

La conducta suicida en jóvenes no tiene una única causa; suele surgir de la combinación de factores emocionales, sociales, familiares o tecnológicos

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Anabel Cuevas Vega

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Anabel Cuevas Vega

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Instituciones, familias y medios de comunicación repiten en los últimos años una misma pregunta: ¿están aumentando los suicidios entre los jóvenes? 

La preocupación es real y cada vez más visible. Según un informe de 2025 del Ministerio de Sanidad, el suicidio es una de las principales causas de muerte entre adolescentes y personas jóvenes adultas en la Unión Europea. En 2021 fue la primera causa de muerte en personas entre 15-29 años. Entender qué hay detrás de estos datos —y si realmente reflejan un aumento del problema— exige mirar más allá de las cifras.

Cuando se habla de suicidio en la infancia, la adolescencia o en la juventud, es frecuente buscar respuestas rápidas. Una causa, un detonante, algo que explique lo inexplicable. Pero quienes trabajan cada día con menores en crisis saben que esa mirada se queda corta. El sufrimiento que expresan los jóvenes es plural, difuso, y sobre todo multifactorial. 

En XatakaEl tratamiento estrella para la caída del pelo tiene una cara “oculta” que afecta de lleno a nuestra salud mental

Diana Díaz, directora de las líneas de ayuda de la Fundación ANAR, expone: “Pensar que el suicidio esconde un único motivo es un error (...) Hay variables que están asociadas con este problema, pero ninguna es determinante”. La realidad, advierten los expertos, es siempre más complicada de lo que parece.

La complejidad del suicidio juvenil no se limita a los “factores asociados” a la conducta suicida, sino que las estadísticas dificultan obtener una radiografía consensuada de este fenómeno. Los profesionales de la salud mental están preocupados por la incidencia de suicidios y tendencia suicida entre los jóvenes, pero no todos coinciden en que esté habiendo un aumento en los casos. 

Fuente: INE. Cedida por Fundación Española para la Prevención del Suicidio.

Las cifras y estadísticas que se manejan para conocer la media de suicidios, así como el número absoluto por año, se extraen del INE. Este instituto ofrece distintas formas de clasificar los casos. Por un lado, se pueden consultar las tasas de suicidio (por edad y sexo) por cada 100.000 habitantes; y por otro, el número absoluto de suicidios (por edad, sexo, tamaño del municipio, nacionalidad…). 

Es precisamente al comparar ambas métricas cuando aparecen interpretaciones distintas entre los expertos. En términos absolutos, 2023 (el último año con datos completos) fue en el que más suicidios se registraron entre menores de 15 y menores de 29 años. Sin embargo, las tasas por cada 100.000 habitantes se mantuvieron estables —e incluso descienden ligeramente en algunos grupos de edad o sexo durante 2023—.

En XatakaUna mujer se metió en un sarcófago con nitrógeno y se ha suicidado. Todo lo que está pasando después era previsible

En este sentido, la Organización Mundial de la Salud denuncia la “calidad de los datos” sobre suicidios a nivel internacional: “Solo unos 80 Estados Miembros de la OMS disponen de datos del registro civil de calidad que se pueden utilizar directamente para estimar las tasas de suicidio”.

Estas diferencias en la forma de interpretar los datos explican que expertos como Andoni Anseán, presidente de la Fundación Española para la Prevención del Suicidio, prefieran evitar mensajes alarmistas sobre un aumento desmesurado de suicidios entre los jóvenes en los últimos años. Recuerda que las cifras deben leerse con cautela y dentro de su contexto. 

Fuente: Observatorio del Suicidio en España 2023 de la Fundación Española para la Prevención del Suicidio.

A pesar de que “no podemos conocer la ideación suicida de la población española” —ya que las encuestas que abordan este fenómeno son puntuales y, en muchos casos, poco representativas—, desde la fundación sí detectan una tendencia preocupante en la ideación suicida y en los intentos de suicidio. Esta información la constatan profesionales de primera línea: pediatras, médicos de Atención Primaria o servicios de urgencias hospitalarias, que además coinciden en que “se trata de un problema grave que hay que analizar y abordar”.

No hay un solo factor de riesgo 

La presencia de problemas de salud mental —como la depresión, ansiedad o trastornos como la bipolaridad— es una de las principales explicaciones para la aparición de ideaciones suicidas. Sin embargo, no es las única. Desde el Teléfono de la Esperanza —ONG que ofrece apoyo emocional gratuito, anónimo y confidencial a personas en situaciones de crisis disponible en el 717 003 717— recuerdan que “el suicidio es un fenómeno complejo, en el que suelen intervenir múltiples factores de riesgo”. 

La soledad no deseada —tres de cada cuatro jóvenes en España la sufren—, el aislamiento, las experiencias traumáticas —como episodios de violencia o agresiones sexuales— o el consumo de sustancias son señalados por los profesionales como variables de riesgo que pueden conducir hacia una ideación suicida (sin perder de vista el carácter multifactorial). Pero sin duda el acoso o el bullying son “los grandes conocidos” cuando se piensa en posibles causas detrás de un suicidio en una persona joven. A esto se le suma la nueva dimensión que añaden las redes sociales.

(Damir Samatkulov/Unsplash)

Andoni Anseán explica cómo “las nuevas tecnologías facilitan que el bullying haya traspasado los colegios e institutos”, pudiendo hacer posible la “persecución” fuera de los centros y otros entornos: “Ya no es necesario que exista la presencia física”. Belén Álvarez, profesora en un colegio de Tenerife, comprueba a diario que “mucho de lo que pasa es a través del teléfono”. “En tercero de primaria ya tienen todos móvil. Se comunican por ellos y se crean muchos conflictos sin supervisión paterna”, algo que también se queda fuera del alcalde de los profesores. 

Anseán, también director del Máster en Prevención del Suicidio de la Universidad Pablo de Olavide está seguro de que las redes sociales también alimentan la comparación y la frustración por no poder alcanzar la “cultura de la felicidad” que promueven muchos influencers

En XatakaLas afirmaciones acerca de la relación entre el uso de pantallas y la depresión y el suicidio son exageradas

El Teléfono de la Esperanza también pone el foco en los riesgos que derivan de la “proliferación de personas influyentes que hablan o dan consejo sobre salud mental sin tener ninguna formación para ello; o que promueven conductas como las autolesiones, o fomentan, por ejemplo, los trastornos de la conducta alimentaria”. 

Desde la Fundación ANAR coinciden en que un uso inadecuado de la tecnología ha amplificado el malestar de muchos menores. Hugo Vega, psicólogo general sanitario y fundador de Inlaza Boadilla, apunta: “El impacto de las redes sociales es brutal. No es una exageración: el ciberacoso, la comparación constante y la exposición a contenido dañino afectan más cuando ya hay una fragilidad previa. Y no es solo pasar muchas horas con el móvil; es cómo se usa y qué efecto emocional tiene ese uso como forma compulsiva de calmar nuestras malas sensaciones, inseguridades a flor de piel o controlarlas… dependiendo del día”. 

Impulsividad o menor tolerancia a la frustración

Los expertos encuentran algunas diferencias entre adultos y jóvenes en la forma de vivir y expresar el sufrimiento. Aquí entra la personalidad y la presencia de conductas que pueden cambiar con el paso de los años. “Entre los más jóvenes puede ser más fácil encontrar conductas de impulsividad y baja tolerancia a la frustración, que, sumada a la escasez de habilidades para resolver problemas, aumenta la probabilidad de que una crisis se convierta en un acto suicida”, explican desde el Teléfono de la Esperanza.

La profesora Álvarez está de acuerdo, y reconoce que estas conductas son algo muy común en los colegios y desde edades tempranas. Javier Jiménez Pietropaolo, psicólogo especialista en psicología clínica y presidente de RedAIPIS-FAeDS, coincide, y añade otros “rasgos dominantes” como “la introversión, la baja autoestima o el pensamiento dicotómico”. 

Los expertos coinciden en que no se puede achacar el aumento de suicidios únicamente a las redes sociales o la tecnología. (Daria Nepriakhina/Unsplash)

Por otro lado, al ser el suicidio multifactorial, los profesionales encuentran factores de riesgo que van más allá de la personalidad o de las vivencias de los jóvenes.

Sandra Martínez García, psicóloga general sanitaria, neuropsicóloga y profesora de la Universidad Europea de Andalucía, señala los factores socio-económicos: la precariedad laboral, dificultades para encontrar una vivienda… Coincide con ello el presidente de la Fundación Española para la Prevención del Suicidio, quien señala que los jóvenes “no viven una situación envidiable”. Además, Anseán está seguro de que las generaciones actuales “no lo tienen fácil a la hora de proyectarse en un futuro”.

Como refleja el Ministerio de Sanidad en un estudio de 2025, la preocupación por la mortalidad por suicidio en adolescentes y jóvenes adultos no es nueva: desde hace años se mantiene entre las principales causas de muerte en estas edades. Por países, las tasas de suicidio más altas se concentran en Europa del Este, en lugares como Eslovenia, Lituania o Hungría. En cambio, en el sur de Europa (Chipre, Grecia, Italia y otros) las cifras son sensiblemente más bajas. 

En XatakaSolía tener pensamientos suicidas. Esto es lo que pienso sobre el aumento de casos de suicidio

Aún así, la Organización Mundial de la Salud describe el suicidio como un fenómeno que “no ocurre solo en los países de ingresos altos, sino que afecta a todas las regiones del mundo. De hecho, el 73% de los suicidios en 2021 ocurrió en países de ingresos bajos o medianos”.

Según explican sus informes, es un hecho probado que “vivir bajo guerras, sufrir violencia, abusos o la pérdida de un ser querido, o sentirse aislado también son factores que pueden inducir conductas suicidas”. Además, añaden: “Las tasas de suicidio también son elevadas entre los grupos vulnerables y discriminados, como los refugiados y migrantes, los pueblos indígenas, el colectivo LGTBI y los reclusos”.

En cuanto al género, existe de nuevo una diferencia entre la ideación suicida y la consumación. Lo explica Jiménez Pietropaolo: “Hay una diferencia muy significativa según el sexo. De media casi siempre hay tres veces más suicidios en hombres que en mujeres. No obstante, en los intentos de suicidio, según estudios de algunos hospitales, se ve que es justo al contrario, se dan tres veces más intentos en mujeres que en hombres”. Lo constata el el Observatorio del Suicidio en España 2023 de la Fundación Española para la Prevención del Suicidio: “Las mujeres lo intentan tres veces más que los hombres, pero los hombres lo consuman tres veces más que las mujeres”.

La dificultad de pedir ayuda y la necesidad de cambios estructurales

Los profesionales ven como algo positivo que las nuevas generaciones tengan una mayor facilidad para hablar de salud mental y un mayor interés en el autocuidado.

Sin embargo, entre las dificultades que Jiménez Pietropaolo observa en los jóvenes para pedir ayuda se encuentran el estigma de tener un problema mental, la dificultad de acceso a los servicios públicos —la demora que caracteriza a las citas psicológicas en la sanidad pública— o el coste económico si deciden ir por lo privado lo que hace que muchos de ellos no se lo puedan costear. A estos Martínez García añade el desconocimiento de recursos que pueden ayudarles y “pensar que tienen que resolver solos sus problemas; esa autonomía les genera más estrés”. 

En XatakaEspaña sigue sin tomarse en serio el suicidio: en pleno récord, no tiene plan de prevención nacional

Para revertir esta situación, los expertos coinciden en que la respuesta debe ser multifactorial —del mismo modo que lo es el propio fenómeno del suicidio—. Martínez García y Jiménez Pietropaolo consideran imprescindible un cambio en el ámbito de atención sanitaria: señala la necesidad de tener más psicólogos en atención primaria, mejorar la formación de los profesionales en prevención y atención a pacientes con conductas suicidas y mayor frecuencia —y duración— de las citas psicológicas en casos de riesgo.

Además, consideran clave la desestigmatización de los problemas de salud mental y todo lo que rodea al suicidio, para que los jóvenes se animen a hablar y expresarse sin sentirse juzgados.

(Ludmila Pashkevych/Unsplash)

Todas estas acciones, para psicólogas como Martínez García, deben compaginarse con otras que permitan una mejora en las condiciones de vida: medidas sociales de reducción de desigualdades, de acceso a una vivienda, mejora de las condiciones laborales… Todo ello sin perder de vista la educación emocional desde edades tempranas, pues como asegura Hugo Vega, “en las escuelas, los programas de regulación emocional y prevención funcionan; no son magia, pero sí reducen riesgos y normalizan hablar de lo que uno siente (...) Aprender a identificar lo que uno siente, regularlo y pedir apoyo no es un extra; es una habilidad vital”.

Además, organizaciones como el Teléfono de la Esperanza ponen de relieve la importancia de contar con canales de comunicación accesibles y gratuitos para la población más joven: destacan el Chat de la Esperanza —se puede acceder a través de la web o descargando su aplicación—, que pone a quien lo utilice en contacto con un orientador formado en atender situaciones de crisis emocional, supervisado por profesionales de la salud mental.

En XatakaEspaña se ha acostumbrado a algo anormal en el resto de Europa: trabajar con unos niveles de estrés insostenibles

Desde ANAR también recuerdan que tienen disponible el Chat ANAR —además de sus teléfono 900 20 20 10— al que se puede acudir las 24 horas del día y los 365 días al año de una manera completamente gratuita y anónima en el que los menores pueden recibir atención de psicólogos expertos en todo tipo de problemáticas que puedan afectar a un menor de edad. Desde estas organizaciones animan a toda aquella persona que lo necesite a hacer uso de sus recursos, ya que siempre se les va a escuchar el tiempo necesario, además de orientarles y ayudarles a encontrar una solución. 

(Michał Parzuchowski/Unsplash)

“Estamos convencidos de que el suicidio se puede prevenir, algo que hasta hace no tanto era casi un mito. Antes se asumía que las personas se suicidaban porque querían y que nadie podía hacer nada para evitarlo. Esa idea ya está superada. Igual que ocurre con otros problemas, como la violencia de género, es necesario desplegar mecanismos, acciones y estrategias para que la realidad cambie en el futuro”, explica el presidente de la Fundación Española para la Prevención del Suicidio.

Desde esta fundación insisten en que hablar del suicidio no lo provoca: lo previene. No es cierto que quien se suicida “quiera morir”; lo que quiere es dejar de sufrir. No le falta deseo de vivir: le falta capacidad para sostener un dolor que le desborda. Tampoco es verdad que “quien lo dice no lo hace”: numerosos suicidios están precedidos por señales de alerta que nunca deben ignorarse. 

Romper estos silencios y dotar de recursos a quienes pueden intervenir es, según los expertos, la vía más sólida para salvar vidas. Hablar bien del suicidio —con rigor, sin sensacionalismo y sin miedo— es una forma de prevención activa, y es una responsabilidad colectiva.

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En Xataka | La "psicosis por IA" no existe, sólo es otra etiqueta diagnóstica inventada: una que ha llegado para quedarse

Imagen | Zanyar Ibrahim

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