DESDE NUEVA YORKRobots y pavo en la semana más corta del año en Wall Street
• SERGIO SAIZ Nueva York 29 NOV. 2025 - 00:49
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• Compartir en LinkedIn
• Enviar por emailOcho de cada diez órdenes en Bolsa han sido emitidas por algoritmos durante la semana de Acción de Gracias.
Wall Street cambia el ritmo en Acción de Gracias. Con el parqué cerrado el pasado jueves y solo abierto durante media sesión el viernes, la Bolsa de Nueva York acostumbra a registrar esta semana los niveles de negociación más bajos del año.
Los traders ceden protagonismo a los algoritmos en la semana más corta del año para el mercado bursátil estadounidense, con las plantillas cubriendo los servicios mínimos y la mayor parte del personal de vacaciones o participando en un sinfín de actividades sociales y programas corporativos de voluntariado.
Los más afortunados empezaron las vacaciones el pasado sábado, escalonando así los viajes en la semana que más pasajeros registran los aeropuertos del país. Más de 80 millones de personas se han desplazado estos días. Se calcula que las aerolíneas han operado 360.000 vuelos, un récord histórico. En Wall Street, la actividad en los rascacielos todavía fue alta el lunes y el martes, pero el miércoles la mayoría de las oficinas estaban vacías. La víspera de Acción de Gracias es tradición teletrabajar. Ya lo era incluso antes de la pandemia. Y aunque las mesas de negociación han estado abiertas toda la semana (con el resto de mercados mundiales operando con normalidad), el descenso de actividad es tan pronunciado que, según datos de NYSE y de S&P, el volumen negociado durante la semana de Acción de Gracias es hasta un 35% inferior al de cualquier otra época del año.
Históricamente, se trata de unos días de baja volatilidad, gracias a que las Bolsas quedan prácticamente en manos de robots (ocho de cada diez órdenes proceden de trading automatizado) y estrategias cuantitativas que se limitan a mantener la operativa básica, solo supervisados por equipos profesionales muy reducidos con orden de no molestar salvo que se produzca un cataclismo en los mercados.
Más suerte tienen las gestoras y bancos con oficinas en Londres y Hong Kong, que aprovechan el cambio horario para cubrir desde ambos lugares las ventanas sin personal en Nueva York, especialmente desde el miércoles por la tarde al viernes. Los gestores de riesgo son particularmente cautelosos en estas fechas, porque los spreads pueden ampliarse si aparece un movimiento inesperado en plena falta de liquidez. Por esa razón, muchos fondos limitan posiciones o evitan ejecutar grandes operaciones justo antes de Acción de Gracias.
Con una actividad tan limitada, ¿por qué abre entonces la Bolsa de Nueva York el viernes durante solo media sesión y no hace puente como el resto de Wall Street? Para encontrar la respuesta, hay que remontarse casi un siglo atrás. Tras la Gran Depresión, EEUU impulsó una ley que prohíbe a los mercados bursátiles permanecer cerrados durante más de tres días consecutivos, de ahí que el viernes opere solo durante media sesión.
Pastel de calabaza en la oficina
El ambiente festivo no solo se nota en el parqué, también en las oficinas. Mientras los robots trabajan, en firmas como Goldman Sachs, Morgan Stanley, JPMorgan o Citi es tradición organizar desayunos corporativos el miércoles para quienes todavía no están de vacaciones. Más allá del ágape financiado por la empresa, es costumbre que los jefes lleven una tarta de calabaza de casa para celebrar Acción de Gracias con sus equipos en algún momento durante la semana.
Nunca falta quien destaca con un postre casero, pero no es casualidad que estos días Frenchette Bakery y Petee's Pie Company, ambas pastelerías en el distrito financiero, agoten existencias y lleguen a Black Friday con los expositores vacíos. La escena se repite también en el parqué de las Bolsas. En NYSE, es tradición que durante toda la semana de fiesta los traders más veteranos que no estén de vacaciones se encarguen de los dulces y el café antes del toque de campana.
Para quienes no viajan en estas fechas, el voluntariado corporativo es la otra gran seña de identidad de Acción de Gracias. JPMorgan organiza cada año campañas de reparto de pavos en barrios del Bronx y Queens en colaboración con organizaciones locales; mientras que históricamente equipos de Goldman Sachs aportan su grano de arena en comedores sociales del Upper West Side, así como en centros de apoyo a familias sin recursos; Citi coordina entregas de alimentos y artículos esenciales a través de su red de voluntariado en Harlem, mientras que Morgan Stanley moviliza a empleados para preparar y distribuir comidas en refugios y centros de asistencia infantil.
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Los traders ceden protagonismo a los algoritmos en la semana más corta del año para el mercado bursátil estadounidense, con las plantillas cubriendo los servicios mínimos y la mayor parte del personal de vacaciones o participando en un sinfín de actividades sociales y programas corporativos de voluntariado.
Los más afortunados empezaron las vacaciones el pasado sábado, escalonando así los viajes en la semana que más pasajeros registran los aeropuertos del país. Más de 80 millones de personas se han desplazado estos días. Se calcula que las aerolíneas han operado 360.000 vuelos, un récord histórico. En Wall Street, la actividad en los rascacielos todavía fue alta el lunes y el martes, pero el miércoles la mayoría de las oficinas estaban vacías. La víspera de Acción de Gracias es tradición teletrabajar. Ya lo era incluso antes de la pandemia. Y aunque las mesas de negociación han estado abiertas toda la semana (con el resto de mercados mundiales operando con normalidad), el descenso de actividad es tan pronunciado que, según datos de NYSE y de S&P, el volumen negociado durante la semana de Acción de Gracias es hasta un 35% inferior al de cualquier otra época del año.
Históricamente, se trata de unos días de baja volatilidad, gracias a que las Bolsas quedan prácticamente en manos de robots (ocho de cada diez órdenes proceden de trading automatizado) y estrategias cuantitativas que se limitan a mantener la operativa básica, solo supervisados por equipos profesionales muy reducidos con orden de no molestar salvo que se produzca un cataclismo en los mercados.
Más suerte tienen las gestoras y bancos con oficinas en Londres y Hong Kong, que aprovechan el cambio horario para cubrir desde ambos lugares las ventanas sin personal en Nueva York, especialmente desde el miércoles por la tarde al viernes. Los gestores de riesgo son particularmente cautelosos en estas fechas, porque los spreads pueden ampliarse si aparece un movimiento inesperado en plena falta de liquidez. Por esa razón, muchos fondos limitan posiciones o evitan ejecutar grandes operaciones justo antes de Acción de Gracias.
Con una actividad tan limitada, ¿por qué abre entonces la Bolsa de Nueva York el viernes durante solo media sesión y no hace puente como el resto de Wall Street? Para encontrar la respuesta, hay que remontarse casi un siglo atrás. Tras la Gran Depresión, EEUU impulsó una ley que prohíbe a los mercados bursátiles permanecer cerrados durante más de tres días consecutivos, de ahí que el viernes opere solo durante media sesión.
Pastel de calabaza en la oficina
El ambiente festivo no solo se nota en el parqué, también en las oficinas. Mientras los robots trabajan, en firmas como Goldman Sachs, Morgan Stanley, JPMorgan o Citi es tradición organizar desayunos corporativos el miércoles para quienes todavía no están de vacaciones. Más allá del ágape financiado por la empresa, es costumbre que los jefes lleven una tarta de calabaza de casa para celebrar Acción de Gracias con sus equipos en algún momento durante la semana.
Nunca falta quien destaca con un postre casero, pero no es casualidad que estos días Frenchette Bakery y Petee's Pie Company, ambas pastelerías en el distrito financiero, agoten existencias y lleguen a Black Friday con los expositores vacíos. La escena se repite también en el parqué de las Bolsas. En NYSE, es tradición que durante toda la semana de fiesta los traders más veteranos que no estén de vacaciones se encarguen de los dulces y el café antes del toque de campana.
Para quienes no viajan en estas fechas, el voluntariado corporativo es la otra gran seña de identidad de Acción de Gracias. JPMorgan organiza cada año campañas de reparto de pavos en barrios del Bronx y Queens en colaboración con organizaciones locales; mientras que históricamente equipos de Goldman Sachs aportan su grano de arena en comedores sociales del Upper West Side, así como en centros de apoyo a familias sin recursos; Citi coordina entregas de alimentos y artículos esenciales a través de su red de voluntariado en Harlem, mientras que Morgan Stanley moviliza a empleados para preparar y distribuir comidas en refugios y centros de asistencia infantil.
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