Solo unas pocas marcas dominarán la IA en el coche: Gartner alerta de una brecha tecnológica que marcará a la industria hasta 2029

El futuro del coche pasa por la IA Gartner pone fecha al pinchazo de la fiebre por la inteligencia artificial en el coche: para 2029 solo una minoría de fabricantes seguirá invirtiendo fuerte en IA, abriendo una brecha enorme entre los más digitales y el resto. La inteligencia artificial se ha convertido en la gran promesa de la industria del motor. Cada marca presume de asistentes, conducción avanzada y fábricas inteligentes. Pero un nuevo informe de la firma de investigación tecnológica Gartner enfría el entusiasmo: para 2029, solo alrededor del 5 % de los fabricantes mantendrán un crecimiento fuerte en inversión de IA, frente a más del 95 % que lo hacen hoy. El boom actual, avisa la firma, no será sostenible para casi nadie. Gartner define el momento actual como una “euforia de la IA”: muchas compañías quieren resultados disruptivos antes de haber construido una base sólida de datos y software. Cuando esas expectativas no se cumplan, muchas recortarán presupuesto y solo una minoría mantendrá la apuesta. Esa minoría, según la consultora, será la que marque el paso de la automoción en la próxima década. La brecha entre los “tech” y los de toda la vida El estudio dibuja una división cada vez más evidente. En un lado están fabricantes como Tesla o BYD, con mentalidad digital desde el inicio y el software en el centro del producto. En el otro, grupos históricos como Volkswagen y buena parte de los fabricantes europeos, japoneses y estadounidenses, que vienen de una cultura donde la ingeniería mecánica manda y el código se veía como algo secundario. La IA cada vez estará más integrada en el cocheEstos últimos corren ahora para crear plataformas propias, sistemas operativos para el coche y servicios conectados. Pero Gartner insiste en que no basta con anunciar proyectos: hace falta cambiar la organización, los procesos y la forma en que la dirección entiende la tecnología. Mientras tanto, las marcas más “tech” se mueven rápido, añaden funciones por actualización remota y prueban modelos de negocio basados en datos y suscripciones. Qué significa ser realmente “digital-first” Uno de los mensajes centrales del informe es que los fabricantes que quieran seguir en primera línea tendrán que convertirse en organizaciones “digital-first”. No se trata solo de contratar más ingenieros, sino de que el software deje de ser un departamento periférico y pase a tener voz directa ante el CEO y el resto de la cúpula. La tecnología ya no puede ser un apoyo: tiene que ser el núcleo de la estrategia. La consultora recuerda que la IA en automoción es una carrera de fondo. Requiere invertir en talento, datos de calidad, infraestructura en la nube y ciberseguridad, y hacerlo con una visión de muchos años. También implica aceptar proyectos que no saldrán bien. Muchas empresas que hoy usan la IA como reclamo de marketing acabarán pasando por una fase de desilusión cuando vean que no llegan a los objetivos prometidos. Fábricas más automatizadas y nuevas tareas El informe no se queda en el coche, también mira a cómo se fabrica. Gartner prevé que, de aquí a 2030, al menos un fabricante logrará una planta con ensamblado de vehículos totalmente automatizado, apoyado en robótica avanzada y sistemas de IA que controlan tiempos, calidad y mantenimiento casi en tiempo real. Ese tipo de fábricas promete menos errores y costes más bajos, pero también obliga a replantear el empleo. Las fábricas de coches del futuroLa firma habla más de cambio de perfiles que de desaparición de puestos: menos trabajo puramente manual en la línea de montaje y más roles ligados a supervisar algoritmos, mantener robots o gestionar plataformas de software. La clave estará en los planes de formación y reciclaje profesional. Si los trabajadores pueden dar el salto a esos nuevos puestos, la automatización se verá como una evolución lógica y no como un recorte encubierto. El coche del futuro se decide en el software En el fondo, el informe refuerza una idea que la industria lleva años repitiendo: el coche del futuro será, sobre todo, un producto de software. La diferencia entre modelos no estará solo en el motor eléctrico, la autonomía o el diseño, sino en la calidad del sistema operativo que los gobierna, de los servicios conectados que los acompañan y de la IA que ayuda a conducir, ahorrar energía o anticipar averías. Para los fabricantes, esto significa elegir de qué lado de la brecha quieren estar. Mantener una apuesta fuerte por la IA cuando el ruido mediático baje exigirá valentía y paciencia, pero puede marcar quién lidera el mercado en la próxima década. Para los usuarios, la consecuencia será un mercado más polarizado: coches con experiencias digitales muy cuidadas frente a otros que se quedarán viejos en lo tecnológico mucho antes de que el chasis dé síntomas de desgaste. Lo único seguro, a la vista de las previsiones de Gartner, es que la fiebre por la IA no durará igual para todos. Solo una minoría de marcas mantendrá el ritmo. El resto tendrá que decidir si acelera en software o se resigna a circular en el carril lento de la nueva era del automóvil.