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Susie Wiles y Donald Trump durante un acto de campaña. AFP Susie Wiles, la jefa de gabinete que se atreve a criticar a TrumpEl presidente de EE UU quita hierro a las críticas de quien dice que es «fantástica» e incluso le da la razón: «Menos mal que no bebo»
Miércoles, 17 de diciembre 2025, 18:57 | Actualizado 19:11h.
... de Florida. Ella se lo guardó. «Bye, bye», escribió en X cuatro años después, cuando su nuevo cliente político le derrotó en las primarias presidenciales. Ese cliente, Donald Trump, no parece dispuesto a cometer el mismo error, ni aunque le hayan molestado las explosivas declaraciones que su actual jefa de gabinete diese a la revista Vanity Fair.Un elemento atípico
Wiles siempre ha sido un elemento atípico en la órbita de Trump. Nada que ver con las rubias teñidas que abusan orgullosamente de los rellenos estéticos. A sus 68 años, la arquitecta de la segunda victoria de Trump viste sus canas con la naturalidad de una señora recién salida de una peluquería de barrio, más cercana en su aspecto e ideología a la esposa del ex vicepresidente, Mike Pence, que a Ivanka o Melania Trump. Y a diferencia del resto de la corte, que siempre busca una cámara ante la que adular al presidente, Wiles, con sus faldas de paño y broches en la solapa, suele quedarse callada en una esquina incluso cuando este la pone en un brete.
Fue lo que hizo cuando ganó las elecciones en su tercera y mejor campaña, con mucho la más organizada y eficaz que ha hecho, gracias a ella. «Es dura, inteligente, innovadora, admirada y respetada universalmente», le reconoció Trump, que la convertiría en el primer cargo anunciado de su gobierno. Esa mujer «tímida» ha dado once entrevistas al periodista Chris Whipple, un profesor asociado de la Universidad de Yale que preparaba un tema sobre el primer año de la segunda presidencia de Trump. Entrevistó, también, como se queja la Casa Blanca, a muchos otros miembros del gobierno, pero al autor del libro 'Los guardianes del poder: cómo los jefes de gabinete de la Casa Blanca definen cada presidencia', quien más le interesaba era ella. Incluso si la primera mujer jefa de gabinete no hubiera sido su foco natural, fue quien le proporcionó los comentarios más jugosos.
Wiles incluso trató de evitar el anuncio de los arancales recíprocos impuestos por EEUU
Trump prefiere no darse por ofendido. En declaraciones a The New York Post quitó hierro a la afirmación de que «tiene la personalidad de un alcohólico», dice Wiles en Vanity Fair, con el conocimiento que da haber tenido un padre alcohólico. «Eso es cierto, lo he dicho muchas veces de mí mismo, menos mal que no bebo. Es una personalidad muy posesiva», admitió el presidente. Su jefa de gabinete tampoco lo decía como ofensa, sino «porque actúa desde la convicción de que no hay nada que no pueda hacer». Y ahí es donde empieza su frustración.
Cautelosa y comedida, la mujer encargada de encauzar los pasos de su gobierno cuenta en la entrevista que intentó evitar el embarazoso anuncio del 2 de abril sobre los aranceles «recíprocos», por la falta de consenso que generaban en la Casa Blanca. Eso explica por qué la prensa no recibió la documentación explicativa que suele acompañar a anuncios políticos o económicos de ese calado. Hasta el cartel y la lista de países, entre los que se incluían islas de pingüinos, parecían improvisados.
Trump dice no haber leído la entrevista, pero asegura que Wiles es «fantástica» y está haciendo «un gran trabajo». La mayor de tres hermanos parece haber adoptado la resiliencia de un padre maltratado de pequeño y la laboriosidad minuciosa de una madre que mantuvo en pie el hogar frente a su ausencia. «Mi estoicismo viene de él», confesó una vez a Politico. Su madre era «la imagen de la calma en la tempestad del alcoholismo». Según recogía ese perfil, era «una jardinera fantástica», «una costurera maravillosa» y «la mejor cocinera que jamás hubo». Preparaba todas las comidas. Organizaba todas las citas. Compraba todos los regalos de Navidad. Y cada tarde, hacia las cinco, en una casa grande y perfectamente ordenada de Saddle River, Nueva Jersey, que llevaba prácticamente sola, subía a la planta de arriba y se daba un baño caliente. «Afrontaba la vida con valentía y con elegancia», admiraba su única hija.
La mejor estratega política
Ese fue el trabajo de Wiles en la campaña y ahora en la Casa Blanca. El centenar de amigos y enemigos entrevistados para esa publicación coincidían, sorprendentemente, en que se trata de la mejor estratega política de Florida. Un estado que ha anotado sólidamente en la casilla del Partido Republicano, gracias precisamente a ese trabajo minucioso que remata con una brillante ejecución de su estrategia política.
DeSantis no solo era alguien a quien guardársela por las disputas internas que dieron pie a su salida del equipo. También era el único de los aspirantes republicanos a la presidencia que podía desplazar a Trump. Wiles decidió eliminarlo muy pronto en las primarias. DeSantis se retiró dos días antes de New Hampshire.
Como conservadora moderada y episcopaliana con pedigrí, que empezó su carrera en las filas de Regan, muchos la han criticado por propiciar un gobierno autoritario que desmantela sistemáticamente las garantías democráticas, en torno a un presidente que raya en la locura. Wiles también prefiere no darse por ofendida. Parece tener un plan. «No saben por qué lo hago», dijo enigmática al periodista de Politico. «No conocen el funcionamiento interno del mundo de Trump». En ese contexto, cuesta creer que haya errado el cálculo al sincerarse con el periodista de Vanity Fair, famosa como es por manejar las filtraciones para ganarse la lealtad de la prensa y del equipo. Wiles no ha desmentido nada concreto de lo que dice el artículo, ni siquiera la rivalidad entre el secretario de Estado Marco Rubio y el vicepresidente JD Vance, que se barajan como posibles sucesores de Trump. Es posible, incluso, que a estas horas se esté dando un baño caliente en la planta de arriba.
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