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TRAPPIST-1 era el sistema solar más prometedor para buscar vida. Ahora nuestro gozo está en un pozo

TRAPPIST-1 era el sistema solar más prometedor para buscar vida. Ahora nuestro gozo está en un pozo
Artículo Completo 1,146 palabras
ras años buscando planetas que podían servir como una Tierra 2, en 2015 ocurrió. Gracias al telescopio TRAPPIST, descubrimos una estrella enana ultra-fría que tenía tres planetas a su alrededor. Publicaron el hallazgo en 2016, pero un año más tarde se concretó que en el sistema había un total de siete planetas de tamaño terrestre. Estaba claro: había que seguir investigando porque había papeletas para que uno albergara vida. TRAPPIST-1 (porque una forma de bautizar los hallazgos es con el nombre del telescopio) se convirtió en el “santo grial” de la vida extraterrestre. La estrella está a 40 años luz de distancia y se estima que tres de sus planetas se encuentran en la “zona habitable”. Se trata del segmento con las condiciones idóneas para que la vida pueda prosperar. El entusiasmo inicial estaba fundamentado: eran planetas pequeños, no eran gigantes gaseosos, y la estrella es tan tenue que la zona templada del sistema favorecería esas condiciones ideales. En Xataka El James Webb acaba de encontrar un planeta que arde a 1.800 ºC. Y de paso nos ha generado más preguntas que respuestas Diferentes modelos climáticos apuntaron que sólo haría falta un pequeño efecto invernadero para que alguno de ellos pudiera albergar agua líquida en su superficie. Pero el mismo telescopio James Webb, que tantas alegrías nos está dando, es el que ha desmontado casi al completo la narrativa de TRAPPIST-1 como sistema en el que buscar vida. Y esos planetas han pasado en menos de una década de ser el lugar más prometedor de nuestra manzana cósmica a ser otro exoplaneta rocoso más. James Webb bajando el suflé Hay múltiples motivos por los que buscamos vida extraterrestre. Están las razones filosóficas, la manida pregunta de si estamos solos en el universo. Luego las científicas, en ansia de encontrar vida para entender cuánto aguantan los organismos en otras condiciones, entender el origen y la evolución del universo y hasta compararnos con ellos.  Y las prácticas: experimentar en otros ambientes, conseguir recursos y hasta un nuevo hogar. Los telescopios con los que observamos el sistema son buenos para esa primera exploración, pero más recientemente la tarea quedó en manos de uno de los más potentes que tenemos, el James Webb Space Telescope, o JWST. El resultado de un megaproyecto internacional no está en la tierra, sino en un satélite, lo que permite una nitidez y detalle de los objetivos observados inalcanzable para los telescopios terrestres. Y cuando hemos apuntado el JWST a TRAPPIST-1, el suflé se ha desinflado. Su trabajo se ha centrado en los planetas interiores, conocidos como TRAPPIST-1b, c y d. La conclusión es que la habitabilidad de los mismos es complicada debido a la falta de atmósfera o una tan “delgada” que no protegería bien el planeta contra la radiación de la estrella, implicando además superficies tan calientes que no serían compatibles con la vida. Cualquier atisbo de atmósfera que se observó en un primer momento, queda ahora prácticamente descartado. Como leemos en Space, desde la Universidad de Arizona comentan que “basándonos en el trabajo más reciente, el indicio tentativo reportado anteriormente de una atmósfera es probable que sólo fuera “ruido” de la estrella anfitriona”. En Xataka Se suponía que en 2030 íbamos a tirar la Estación Espacial Internacional a la basura. Alguien quiere reciclarla Si la propia estrella nos dio esperanzas en un primer lugar al no parecer una “asesina” de planetas, ahora ha pasado al otro lado del espectro. Es posible que ese bombardeo de radiación permitiera que microbios extremófilos se desarrollaran en esos planetas, pero para ello deberían tener una atmósfera más densa, algo que el JWST no está viendo. Sin embargo, no todo está perdido. La gran esperanza: TRAPPIST-1e Si bien d, c y d ya no pintan nada bien, la gran esperanza ahora recae sobre e, f y g. Son los planetas situados en una órbita más templada, donde el equilibrio entre radiación y pérdida atmosférica puede ser más propicio a que haya una atmósfera más densa que permita la vida. De entre ellos, los astrónomos consideran TRAPPIST-1e como el más prometedor. Hace unas semanas, un artículo plasmó cómo el JWST observó TRAPPIST-1e durante cuatro tránsitos diferentes en el momento en el que el planeta se acercó más a su estrella. El espectrógrafo de infrarrojo cercano del telescopio registró cambios sutiles en la luz a su alrededor, lo que indicaría la presencia de químicos en la atmósfera. Su estimación es que la atmósfera está compuesta por una mayoría de nitrógeno y metano, y no dióxido de carbono como ocurre en Venus o Marte. Ahora bien, ¿es así o vuelve a ser ruido de la estrella anfitriona”. Es una posibilidad que no descartan, pero como comentan, necesitan más observaciones y análisis. Los investigadores tienen claro que “si TRAPPIST-1e tiene atmósfera, es habitable”. Es una afirmación osada, pero la segunda parte de la cuestión es “¿existe una atmósfera?” En Xataka La Paradoja de Fermi tiene una nueva solución: si no vemos a los aliens es por nuestras "limitaciones epistemológicas" De momento, sigue siendo un enigma, pero el siguiente paso es lo que permitirá que los investigadores descarten el planeta como habitable o vuelvan a emocionarse. ¿Qué harán? Observar el tránsito a través de la estrella de TRAPPIST-1e cuando coincida con el de TRAPPIST-1b. De esta forma, la señal de 'e' no estará contaminada con el ruido de su estrella y los observadores podrán “separar lo que la estrella está haciendo de lo que está sucediendo realmente en la atmósfera del planeta. Si es que la tiene”. Por tanto, hay un hilo al que agarrarse, pero es mejor no hacerse demasiadas ilusiones con un planeta que está aquí al lado en el vecindario de la infinita vastedad del universo. Imágenes | ESO/M. Kornmesser, NASA/JPL-Caltech En Xataka | El James Webb ha roto otro récord histórico: un agujero negro supermasivo más antiguo de lo esperado - La noticia TRAPPIST-1 era el sistema solar más prometedor para buscar vida. Ahora nuestro gozo está en un pozo fue publicada originalmente en Xataka por Alejandro Alcolea .
TRAPPIST-1 era el sistema solar más prometedor para buscar vida. Ahora nuestro gozo está en un pozo
  • TRAPPIST-1 es un sistema que alberga unos cuantos planetas de tamaño similar a la Tierra con unas condiciones que podrían ser ideales para la vida

  • El James Webb ha bajado el suflé, pero aún hay esperanza de encontrar algo en tres de ellos

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Alejandro Alcolea

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ras años buscando planetas que podían servir como una Tierra 2, en 2015 ocurrió. Gracias al telescopio TRAPPIST, descubrimos una estrella enana ultra-fría que tenía tres planetas a su alrededor. Publicaron el hallazgo en 2016, pero un año más tarde se concretó que en el sistema había un total de siete planetas de tamaño terrestre. Estaba claro: había que seguir investigando porque había papeletas para que uno albergara vida.

TRAPPIST-1 (porque una forma de bautizar los hallazgos es con el nombre del telescopio) se convirtió en el “santo grial” de la vida extraterrestre. La estrella está a 40 años luz de distancia y se estima que tres de sus planetas se encuentran en la “zona habitable”. Se trata del segmento con las condiciones idóneas para que la vida pueda prosperar. El entusiasmo inicial estaba fundamentado: eran planetas pequeños, no eran gigantes gaseosos, y la estrella es tan tenue que la zona templada del sistema favorecería esas condiciones ideales.

En XatakaEl James Webb acaba de encontrar un planeta que arde a 1.800 ºC. Y de paso nos ha generado más preguntas que respuestas

Diferentes modelos climáticos apuntaron que sólo haría falta un pequeño efecto invernadero para que alguno de ellos pudiera albergar agua líquida en su superficie. Pero el mismo telescopio James Webb, que tantas alegrías nos está dando, es el que ha desmontado casi al completo la narrativa de TRAPPIST-1 como sistema en el que buscar vida.

Y esos planetas han pasado en menos de una década de ser el lugar más prometedor de nuestra manzana cósmica a ser otro exoplaneta rocoso más.

James Webb bajando el suflé

Hay múltiples motivos por los que buscamos vida extraterrestre. Están las razones filosóficas, la manida pregunta de si estamos solos en el universo. Luego las científicas, en ansia de encontrar vida para entender cuánto aguantan los organismos en otras condiciones, entender el origen y la evolución del universo y hasta compararnos con ellos. 

Y las prácticas: experimentar en otros ambientes, conseguir recursos y hasta un nuevo hogar.

Los telescopios con los que observamos el sistema son buenos para esa primera exploración, pero más recientemente la tarea quedó en manos de uno de los más potentes que tenemos, el James Webb Space Telescope, o JWST. El resultado de un megaproyecto internacional no está en la tierra, sino en un satélite, lo que permite una nitidez y detalle de los objetivos observados inalcanzable para los telescopios terrestres.

Y cuando hemos apuntado el JWST a TRAPPIST-1, el suflé se ha desinflado. Su trabajo se ha centrado en los planetas interiores, conocidos como TRAPPIST-1b, c y d. La conclusión es que la habitabilidad de los mismos es complicada debido a la falta de atmósfera o una tan “delgada” que no protegería bien el planeta contra la radiación de la estrella, implicando además superficies tan calientes que no serían compatibles con la vida.

Cualquier atisbo de atmósfera que se observó en un primer momento, queda ahora prácticamente descartado. Como leemos en Space, desde la Universidad de Arizona comentan que “basándonos en el trabajo más reciente, el indicio tentativo reportado anteriormente de una atmósfera es probable que sólo fuera “ruido” de la estrella anfitriona”.

En XatakaSe suponía que en 2030 íbamos a tirar la Estación Espacial Internacional a la basura. Alguien quiere reciclarla

Si la propia estrella nos dio esperanzas en un primer lugar al no parecer una “asesina” de planetas, ahora ha pasado al otro lado del espectro. Es posible que ese bombardeo de radiación permitiera que microbios extremófilos se desarrollaran en esos planetas, pero para ello deberían tener una atmósfera más densa, algo que el JWST no está viendo.

Sin embargo, no todo está perdido.

La gran esperanza: TRAPPIST-1e

Si bien d, c y d ya no pintan nada bien, la gran esperanza ahora recae sobre e, f y g. Son los planetas situados en una órbita más templada, donde el equilibrio entre radiación y pérdida atmosférica puede ser más propicio a que haya una atmósfera más densa que permita la vida. De entre ellos, los astrónomos consideran TRAPPIST-1e como el más prometedor.

Hace unas semanas, un artículo plasmó cómo el JWST observó TRAPPIST-1e durante cuatro tránsitos diferentes en el momento en el que el planeta se acercó más a su estrella. El espectrógrafo de infrarrojo cercano del telescopio registró cambios sutiles en la luz a su alrededor, lo que indicaría la presencia de químicos en la atmósfera. Su estimación es que la atmósfera está compuesta por una mayoría de nitrógeno y metano, y no dióxido de carbono como ocurre en Venus o Marte.

Ahora bien, ¿es así o vuelve a ser ruido de la estrella anfitriona”. Es una posibilidad que no descartan, pero como comentan, necesitan más observaciones y análisis. Los investigadores tienen claro que “si TRAPPIST-1e tiene atmósfera, es habitable”. Es una afirmación osada, pero la segunda parte de la cuestión es “¿existe una atmósfera?”

En XatakaLa Paradoja de Fermi tiene una nueva solución: si no vemos a los aliens es por nuestras "limitaciones epistemológicas"

De momento, sigue siendo un enigma, pero el siguiente paso es lo que permitirá que los investigadores descarten el planeta como habitable o vuelvan a emocionarse. ¿Qué harán? Observar el tránsito a través de la estrella de TRAPPIST-1e cuando coincida con el de TRAPPIST-1b. De esta forma, la señal de 'e' no estará contaminada con el ruido de su estrella y los observadores podrán “separar lo que la estrella está haciendo de lo que está sucediendo realmente en la atmósfera del planeta. Si es que la tiene”.

Por tanto, hay un hilo al que agarrarse, pero es mejor no hacerse demasiadas ilusiones con un planeta que está aquí al lado en el vecindario de la infinita vastedad del universo.

Imágenes | ESO/M. Kornmesser, NASA/JPL-Caltech

En Xataka | El James Webb ha roto otro récord histórico: un agujero negro supermasivo más antiguo de lo esperado

Fuente original: Leer en Xataka
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