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Sevilla
Domingo, 21 de diciembre 2025, 00:12
... autonómicos como el cierre de un ejercicio, lo más adecuado es valorarlos como el inicio de un ciclo cuyo capítulo final se escribirá en Andalucía.Una de las principales prerrogativas que tienen los presidentes en el sistema parlamentario es decidir en qué momento se disuelven las cámaras y fijar de esa manera la fecha de las elecciones. Juanma Moreno la ejerció con acierto en 2022, cuando decidió adelantar unos comicios que le acabaron dando la cómoda mayoría absoluta de la que ha disfrutado hasta ahora. Pero ese periodo político ya languidece y ahora se trata de fijar la nueva fecha.
El Gobierno del PP enfrenta este proceso en la peor situación de toda la legislatura. Los resultados del último barómetro del Centro de Estudios Andaluces (CENTRA), conocidos el pasado lunes y con un trabajo de campo desarrollado entre el 17 y el 28 de noviembre, demuestran que la crisis de los cribados tuvo un coste de cara a la opinión pública que ahora tendrá que corregir para evitar posibles sofocos electorales. De esa situación, según señala la encuesta, se está beneficiando Vox, que sin hacer prácticamente nada cosecha de manera transversal lo que algunos ya definen como «el voto cabreado».
El último barómetro del CENTRA ha llegado con noticias preocupantes para el Partido Popular
La percepción de la sanidad como el principal problema de Andalucía remontó cinco puntos desde el barómetro anterior, realizado a finales de septiembre, hasta situarse en la elección del 22,3 por ciento de los encuestados, mientras que el paro pasó al segundo lugar y la vivienda, al tercero. El descontento con la política se mantiene en el cuarto lugar, pero sube tres puntos, del 6,3 al 9,3 por ciento.
El PP persiste como el partido que mejor puede solucionar estos problemas, aunque baja del 24,1 al 17,5 por ciento. El PSOE, segundo, también baja (del 16,5 al 15,5 por ciento) y Vox sube más de cuatro puntos (del 10,6 al 14,7 por ciento). Vox también aparece como el partido que mejor puede solucionar los problemas que los encuestados identifican como los que más los afectan personalmente, otra expresión del «voto cabreo».
El barómetro presenta otra lectura que deberían preocupar en el Palacio de San Telmo, más allá de que no pueda aún determinarse si se trata de un bache, por el momento en el que se realizó el trabajo de campo con la crisis de los cribados en plena ebullición, o de una tendencia. En oposición a lo que sucedía en septiembre, son más quienes consideran que la gestión de Juanma Moreno es mala o muy mala que quienes entienden que es buena o muy buena. Sin embargo, a la hora de señalar quién les gustaría que presidiera la Junta, la opción de Juanma Moreno sigue siendo la preferida con gran distancia sobre la de María Jesús Montero. El resto de los posibles candidatos no llega siquiera al 5 por ciento. Inexplicablemente, el CENTRA no ha incluido en esta consulta a Antonio Maíllo, quien ya ha sido designado aspirante a la presidencia por la coalición Por Andalucía.
Pero tanto como a las encuestas, en el Palacio de San Telmo ya estudian con atención lo que puede pasar en las elecciones autonómicas ya convocadas en Extremadura, Aragón y Castilla y León (y también en el proceso postelectoral) porque ello les dará pistas para decidir cuándo apretar el botón electoral en Andalucía.
El presidente de la Junta aseguró una y otra vez que sus planes son los de agotar la legislatura -es decir, llegar hasta junio- y que sólo una eventual convocatoria de elecciones generales por parte de Pedro Sánchez podría impulsarlo a cambiar de planes para evitar, de esa manera, que los andaluces fueran convocados a las urnas dos veces en un breve intervalo de tiempo.
La resistencia de Vox a sumarse a gobiernos regionales puede alimentar el discurso del PP de estabilidad frente a parálisis
Sin embargo, hay otros factores que tiene la intención de analizar, y para ello las elecciones de hoy en Extremadura y las próximas en Aragón y Castilla y León darán pistas que serán tenidas en cuenta. La primera, será comprobar si el PSOE realmente se hunde como vaticinan las encuestas o si los socialistas consiguen aguantar el tirón como han hecho otras veces sobreponiéndose a situaciones desfavorables y desmintiendo los peores augurios.
La segunda, en un sentido inverso, es si Vox confirma en las urnas los buenos vaticinios que adelantan las encuestas. Esa fuerza política, advierten en el PP, suele obtener mejores resultados demoscópicos que electorales y cuando se abran las urnas en Extremadura se sabrá si eso vuelve a confirmarse.
Y la tercera, y no menos importante, será analizar qué comportamiento tendrá Santiago Abascal si sus votos resultan imprescindibles para formar gobiernos.
Hasta ahora, Vox ha evidenciado sufrir de alergia a comprometerse en la gobernabilidad, negándose a integrar gobiernos o saliéndose de estos a la primera dificultad. El comportamiento que adopte en Extremadura, Aragón y Castilla y León puede acabar condicionando el voto de quienes hoy muestran en las encuestas su disposición a dar su apoyo en las urnas a la extrema derecha. Una cosa es estar enfadado con la política y otra muy distinta puede ser concederle la oportunidad de gobernar a quien nunca lo ha hecho y no muestra intención de hacerlo.
Por ello, en el PP saben que proponer estabilidad frente a parálisis puede ser una baza electoral frente a una fuerza que entienden que aspira en el medio plazo a sustituir al Partido Popular, un anhelo que ya en su día cultivó Ciudadanos con los resultados conocidos.
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