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Construir juntos la paz

Construir juntos la paz
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"Estamos unidos por un mismo destino. Si caemos, caemos juntos; si queremos llegar alto, no lo haremos con el conflicto, sino con el esfuerzo compartido". Leer
Pronósticos para 2026Construir juntos la paz
  • YVETTE COOPER
29 DIC. 2025 - 00:38La unidad internacional debe ser la prioridad ante los conflictos bélicos.DREAMSTIMEEXPANSION

"Estamos unidos por un mismo destino. Si caemos, caemos juntos; si queremos llegar alto, no lo haremos con el conflicto, sino con el esfuerzo compartido".

Estas palabras las pronunció hace un siglo un ministro alemán de Asuntos Exteriores en el Foreign Office británico, tras firmar un pacto con el que se buscaba garantizar la paz entre las naciones de Europa y evitar una nueva guerra mundial. Pero ese momento de esperanza para Gustav Stresemann y los otros ministros de Asuntos Exteriores que firmaron los Tratados de Locarno fue efímero: tres lustros después, estallaba otro conflicto mundial.

Sin embargo, la visión expuesta entonces por Stresemann y los otros perduró como un valiente experimento en lo referido a anteponer la cooperación a la división. En la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz de 1926, el humanitarista noruego Fridtjof Nansen describió el "espíritu de Locarno" como un "intento casi inédito de basar la política en el principio de la amistad y la confianza mutuas".

Por eso, el Gobierno británico decidió hace poco conmemorar el centenario del pacto en el Foreign Office reuniendo a representantes de varios países que participaron en las negociaciones originales en las mismas salas históricas donde se firmaron los tratados. Pero mientras conmemorábamos los acontecimientos de hace un siglo, era imposible ignorar los agudos conflictos que acechan al mundo actual, las crisis humanitarias que están provocando y los riesgos más amplios que plantean para la seguridad y la estabilidad de la región y del mundo.

En muchos de esos casos, de Medio Oriente y Sudán a Ucrania, sabemos que para superar los desafíos compartidos y no dejar que nos dividan y derroten, se necesitará ese mismo espíritu de Locarno: países trabajando juntos en sociedad.

Lo primero que viene a la mente es el desafío de crear paz y seguridad duraderas en Medio Oriente. El plan de paz anunciado en septiembre bajo los auspicios de Estados Unidos llegó tras dos años de sufrimiento inimaginable para la población civil de Gaza y dos años de tormento para los rehenes israelíes y sus familias, tras los horribles ataques terroristas del 7 de octubre de 2023.

La comunidad internacional se unió para apoyar ese acuerdo de alto el fuego, y tenemos que seguir trabajando juntos para impulsar cada parte del plan en veinte puntos del presidente estadounidense Donald Trump y convertir el alto el fuego en una paz justa y duradera.

La resolución de noviembre del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en apoyo del plan contó con amplio respaldo, incluso de los países árabes y con mayoría musulmana de la región. Dio a la ONU el mandato que necesita para que la fuerza internacional de estabilización pueda ayudar a poner en práctica el plan, respaldar el alto el fuego y evitar un vacío que Hamás pueda aprovechar.

La resolución también hizo hincapié en la importancia de aumentar la ayuda humanitaria, que todavía se necesita con urgencia en Gaza. Mientras haya niños con hambre y madres jóvenes sin atención básica, la prioridad más urgente debe ser abrir todos los pasos fronterizos, levantar las restricciones y llenar Gaza de ayuda.

Con su apoyo a esta resolución de la ONU, Reino Unido reiteró la importancia de aplicar las disposiciones transitorias propuestas de conformidad con el derecho internacional. Al hacerlo hay que respetar la soberanía y la autodeterminación de los palestinos, reforzar la unidad de Gaza y Cisjordania y empoderar a las instituciones palestinas de modo tal que una Autoridad Palestina reformada pueda retomar las funciones de Gobierno en Gaza. Esto es esencial para mantener el progreso hacia una solución de dos Estados, que sigue siendo la única manera de lograr una paz justa y duradera, con israelíes y palestinos conviviendo en seguridad.

Pero en comparación con lograr un alto el fuego, los desafíos de la próxima etapa serán todavía más difíciles, y ahora mismo sería fácil para personas, gobiernos y otros miembros de la comunidad internacional empezar a poner reparos o retirarse del proceso por pensar que es demasiado difícil o que llevará demasiado tiempo. Por eso es más importante que nunca mantener la cooperación internacional, redoblar nuestro compromiso compartido con la paz y dar a la frágil esperanza de los últimos meses la oportunidad de crecer.

Las tareas pendientes

Así como con cooperación y apoyo internacional fue posible lograr el alto el fuego en Gaza, necesitamos la misma determinación y compromiso para poner fin a la brutal guerra en Sudán y aliviar el terrible sufrimiento del pueblo sudanés. Hay allí más de treinta millones de personas necesitadas de ayuda vital, doce millones de desplazados, una hambruna que se extiende y aumentan los casos de cólera y otras enfermedades.

Allí donde la guerra impera, se cometen atrocidades horribles: ejecuciones en masa de civiles y el uso sistemático de la violación como arma de guerra. No podemos permitir que continúe. No es sólo una emergencia humanitaria y de derechos humanos a gran escala, sino también una prueba crucial del grado de determinación internacional.

En noviembre, Reino Unido convocó una sesión extraordinaria del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en la que se aprobó por unanimidad una resolución redactada por Reino Unido que exige un alto el fuego inmediato, acceso humanitario irrestricto y poner fin al apoyo exterior que está prolongando el conflicto. La resolución también ordena a la misión de la ONU encargada de determinar los hechos realizar nuevas investigaciones urgentes de las atrocidades cometidas, para documentar la verdad y garantizar el juicio a los responsables de violaciones y asesinatos en masa de civiles. El mensaje de la comunidad internacional fue claro: la impunidad no será tolerada, el sufrimiento del pueblo sudanés no puede continuar, y esta guerra debe terminar.

Tenemos que hacer el mismo esfuerzo colectivo para poner fin a la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania. Casi cuatro años después del inicio de la invasión a gran escala por parte del Kremlin, está claro que el presidente ruso Putin no alcanzó sus objetivos bélicos. Pero incluso después de un millón de bajas rusas, con una economía tambaleante y con el 40% del gasto federal ruso destinado a la guerra, sigue negándose a buscar la paz. Aunque el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, insiste en que está dispuesto a un alto el fuego y a entablar conversaciones serias, el único instinto de Putin es escalar el conflicto, para lo cual ha lanzado algunos de los mayores ataques que se hayan visto en Europa desde el momento más intenso de la Segunda Guerra Mundial.

Pero el pueblo ucraniano se mantiene firme, y nosotros seguimos a su lado. Junto con nuestros aliados de la coalición de voluntarios, Reino Unido se esfuerza en asegurar un flujo continuo de armas, sistemas de defensa aérea y apoyo a infraestructuras para sostener a Ucrania en su lucha. Y junto con Estados Unidos y la UE, hemos introducido nuevos paquetes de sanciones contra los ingresos gaspetroleros de Rusia y sus proveedores de material bélico.

La seguridad de Ucrania es la seguridad de Europa. Por eso Reino Unido seguirá apoyando a Ucrania, ahora y en el futuro. Estamos decididos no sólo a ayudar a un pueblo valiente a defenderse, sino también a defender un principio valorado en todo el mundo: que la agresión no reditúa y será resistida.

No hay lugar para la apatía

Mientras trabajamos por la paz en Medio Oriente, Sudán y Ucrania en 2026, no debemos olvidar otros conflictos que también se han prolongado demasiado, desde Myanmar hasta el Sahel, y las terribles crisis humanitarias que han provocado. Sería demasiado fácil desentendernos de conflictos o crisis que no tienen una solución sencilla o rápida, pero el espíritu de la cooperación internacional nos exige trabajar juntos para encontrar respuestas y ofrecer esperanzas.

Lo mismo vale para muchos otros grandes desafíos que hoy enfrenta el mundo: ayudar a todos los niños a hacer realidad su pleno potencial; que las mujeres y niñas vivan libres de violencia; evitar un punto de no retorno en el cambio climático; que todos los países recuperen el crecimiento sostenible y la prosperidad; hacer que el increíble poder de la inteligencia artificial se convierta en una fuerza para el bien; proteger a nuestros países contra el terrorismo y contra amenazas estatales, y a nuestras democracias contra interferencias; gestionar las migraciones masivas causadas por el hambre, los conflictos y la inseguridad económica; y asegurarnos de que la próxima gran pandemia nos encuentre mejor preparados que la Covid-19.

Una cosa es segura: retirarse al aislacionismo no ayudará a ningún país, y mucho menos al mundo en su conjunto, a enfrentar estos retos. Sólo podemos tener éxito mediante la cooperación internacional y el poder de la acción conjunta.

Como dijo Nansen en aquella ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz en 1926, "la única posibilidad de crear un futuro real para la humanidad es permanecer unidos en un sincero deseo de trabajar juntos". Era verdad hace un siglo, y sigue siendo verdad hoy. Ya es hora de que actuemos en consecuencia.

Yvette Cooper | Ministra de Asuntos Exteriores de Reino Unido

Project Syndicate

Devolver a Ucrania su futuroLos deseos y la realidadUn contexto global benigno en 2026 Comentar ÚLTIMA HORA
Fuente original: Leer en Expansión
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