Cuando la Navidad se acerca y las primeras olas de frío empiezan a filtrarse entre los edificios, España vuelve a encender sus luces. Calles, balcones y salones se iluminan mientras las temperaturas caen en un invierno particularmente inestable. Pero, junto a ese ritual luminoso, en muchos hogares ha surgido una pregunta nueva: ¿pueden las luces navideñas, los renos trepadores o las guirnaldas LED interferir con los paneles solares que ya ocupan miles de balcones y azoteas?
La duda es comprensible. Durante años se ha repetido que la sombra es el enemigo número uno de la energía solar, lo que lleva a pensar que cualquier objeto —por pequeño que sea— podría arruinar la producción. Pero la realidad es bastante menos dramática. La convivencia entre el autoconsumo y la decoración navideña es hoy sencilla, segura y prácticamente sin impacto en la generación.
"Las luces que bordean un panel solar no suelen ser un problema", explica a Xataka Alejandro Diego Rosell, consultor energético y profesor especializado en fotovoltaica. "El panel no es tan quisquilloso… siempre que no le tapes la cara". Una guirnalda LED fina, un cable ligero que pasa por encima o una luz puntual "generan una pérdida mínima o directamente despreciable". El único escenario a evitar es el de los objetos opacos, grandes o rígidos que proyecten sombras duras durante muchas horas, o aquellos que se apoyen físicamente sobre el vidrio del panel. No por riesgo eléctrico, sino por seguridad y durabilidad: viento, peso y rozaduras pueden dañar la superficie.
En Xataka
2026 todavía no ha empezado pero ya se las ha apañado para producir la primera mala noticia: sube la luz
Ni una ligera sombra. Para comprender por qué estas sombras menores ya no son un problema relevante, conviene mirar cómo han evolucionado los paneles. Héctor de Lama, director técnico de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), lo resume así a Xataka: "Gran parte de los paneles actuales son monocristalinos de célula partida. Esta innovación permite que, si se tapa una parte del panel, no se pierda el rendimiento de todo el módulo. En paneles anteriores, si se cubría una zona, perdías casi toda la producción".
En otras palabras, los módulos modernos funcionan por mitades independientes y soportan mucho mejor el sombreado parcial, especialmente si se trata de sombras estrechas, discontinuas o móviles, como las que generan tiras LED o adornos ligeros. Aun así, de Lama matiza que tapar completamente un panel sí puede afectar de forma significativa "según cómo estén conectados los circuitos y de si contienen optimizadores". De hecho, Diego coincide con la idea, pero lo lleva al terreno cotidiano con humor: "Papá Noel colgando del balcón, renos acrobáticos, Reyes Magos en rappel… Todo eso entra en la categoría de decoración emocionalmente necesaria pero técnicamente inofensiva".
¿Y la factura? Mucho ruido, muy poco gasto. Aunque muchos hogares asocian las luces navideñas a un aumento del consumo eléctrico, el impacto real es mínimo. Según el experto energético Iván Terrón, entrevistado por El Español, el coste es sorprendentemente bajo: "Incluso si están encendidas 24 horas al día, las luces LED navideñas cuestan muy poco. Todas juntas gastan más o menos lo mismo que poner una lavadora". A partir de un precio medio de 0,14 €/kWh, Terrón estima que mantenerlas encendidas durante todo un mes ronda los 5 euros.
Los datos de Selectra, medio especializado en consumo energético, ofrecen un desglose aún más preciso:
100 luces LED consumen 5 W.En 33 días, a 6 horas al día, eso equivale a 0,99 kWh, es decir, unos 0,10 euros.Una guirnalda incandescente equivalente —ya poco habitual— puede llegar a 1,23 euros en el mismo periodo.Incluso en tarifas indexadas o PVPC, donde conviene evitar las horas más caras (entre 18:00 y 22:00), el impacto sigue siendo simbólico. Para quien quiera optimizar a fondo, la madrugada suele ofrecer los precios más bajos; pero en términos prácticos, el coste de las luces de Navidad es prácticamente irrelevante.
Navidad y autoconsumo: convivencia sin sobresaltos. En un invierno meteorológicamente agitado y con millones de hogares más atentos que nunca al precio de la electricidad, cualquier duda sobre el autoconsumo genera inquietud. Pero en este caso, la evidencia técnica es clara: las luces navideñas y los adornos habituales no dañan los paneles solares, no comprometen la instalación y apenas tienen impacto económico.
La recomendación final es tan sencilla como poética: que las luces iluminen tu hogar y que los paneles sigan viendo el cielo. Con sentido común y tecnología moderna, la magia de la Navidad y la del sol pueden convivir sin sombra de conflicto.
Imagen | Unsplash y FreePik
Xataka | Vigo suponen su consagración, pero el viaje de las luces de Navidad empieza en otra localidad española: Puente Genil
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La noticia
Cuando llega el frío y encendemos las luces de Navidad, algo inquieta a quienes tienen paneles solares
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Alba Otero
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Cuando llega el frío y encendemos las luces de Navidad, algo inquieta a quienes tienen paneles solares
Los paneles actuales gestionan sombras parciales sin perder el rendimiento del módulo
Decoración y autoconsumo pueden convivir sin riesgo ni sustos
Cuando la Navidad se acerca y las primeras olas de frío empiezan a filtrarse entre los edificios, España vuelve a encender sus luces. Calles, balcones y salones se iluminan mientras las temperaturas caen en un invierno particularmente inestable. Pero, junto a ese ritual luminoso, en muchos hogares ha surgido una pregunta nueva: ¿pueden las luces navideñas, los renos trepadores o las guirnaldas LED interferir con los paneles solares que ya ocupan miles de balcones y azoteas?
La duda es comprensible. Durante años se ha repetido que la sombra es el enemigo número uno de la energía solar, lo que lleva a pensar que cualquier objeto —por pequeño que sea— podría arruinar la producción. Pero la realidad es bastante menos dramática. La convivencia entre el autoconsumo y la decoración navideña es hoy sencilla, segura y prácticamente sin impacto en la generación.
"Las luces que bordean un panel solar no suelen ser un problema", explica a Xataka Alejandro Diego Rosell, consultor energético y profesor especializado en fotovoltaica. "El panel no es tan quisquilloso… siempre que no le tapes la cara". Una guirnalda LED fina, un cable ligero que pasa por encima o una luz puntual "generan una pérdida mínima o directamente despreciable". El único escenario a evitar es el de los objetos opacos, grandes o rígidos que proyecten sombras duras durante muchas horas, o aquellos que se apoyen físicamente sobre el vidrio del panel. No por riesgo eléctrico, sino por seguridad y durabilidad: viento, peso y rozaduras pueden dañar la superficie.
Ni una ligera sombra. Para comprender por qué estas sombras menores ya no son un problema relevante, conviene mirar cómo han evolucionado los paneles. Héctor de Lama, director técnico de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), lo resume así a Xataka: "Gran parte de los paneles actuales son monocristalinos de célula partida. Esta innovación permite que, si se tapa una parte del panel, no se pierda el rendimiento de todo el módulo. En paneles anteriores, si se cubría una zona, perdías casi toda la producción".
En otras palabras, los módulos modernos funcionan por mitades independientes y soportan mucho mejor el sombreado parcial, especialmente si se trata de sombras estrechas, discontinuas o móviles, como las que generan tiras LED o adornos ligeros. Aun así, de Lama matiza que tapar completamente un panel sí puede afectar de forma significativa "según cómo estén conectados los circuitos y de si contienen optimizadores". De hecho, Diego coincide con la idea, pero lo lleva al terreno cotidiano con humor: "Papá Noel colgando del balcón, renos acrobáticos, Reyes Magos en rappel… Todo eso entra en la categoría de decoración emocionalmente necesaria pero técnicamente inofensiva".
¿Y la factura? Mucho ruido, muy poco gasto. Aunque muchos hogares asocian las luces navideñas a un aumento del consumo eléctrico, el impacto real es mínimo. Según el experto energético Iván Terrón, entrevistado por El Español, el coste es sorprendentemente bajo: "Incluso si están encendidas 24 horas al día, las luces LED navideñas cuestan muy poco. Todas juntas gastan más o menos lo mismo que poner una lavadora". A partir de un precio medio de 0,14 €/kWh, Terrón estima que mantenerlas encendidas durante todo un mes ronda los 5 euros.
En 33 días, a 6 horas al día, eso equivale a 0,99 kWh, es decir, unos 0,10 euros.
Una guirnalda incandescente equivalente —ya poco habitual— puede llegar a 1,23 euros en el mismo periodo.
Incluso en tarifas indexadas o PVPC, donde conviene evitar las horas más caras (entre 18:00 y 22:00), el impacto sigue siendo simbólico. Para quien quiera optimizar a fondo, la madrugada suele ofrecer los precios más bajos; pero en términos prácticos, el coste de las luces de Navidad es prácticamente irrelevante.
Navidad y autoconsumo: convivencia sin sobresaltos. En un invierno meteorológicamente agitado y con millones de hogares más atentos que nunca al precio de la electricidad, cualquier duda sobre el autoconsumo genera inquietud. Pero en este caso, la evidencia técnica es clara: las luces navideñas y los adornos habituales no dañan los paneles solares, no comprometen la instalación y apenas tienen impacto económico.
La recomendación final es tan sencilla como poética: que las luces iluminen tu hogar y que los paneles sigan viendo el cielo. Con sentido común y tecnología moderna, la magia de la Navidad y la del sol pueden convivir sin sombra de conflicto.