- PILITA CLARK
- Meta recortará hasta un 30% el presupuesto del Metaverso
- La UE lanza una investigación contra Meta por el uso de la IA en el WhatsApp
Si quisiera tus tediosos consejos sobre cómo hacer lo más sencillo en Internet, te los habría pedido.
No recuerdo exactamente cuándo empezó, pero, en los últimos meses, la IA ha pasado de ser un tema de interés principalmente teórico a una molestia intrusiva.
Todo empezó cuando un círculo morado azulado apareció como por arte de magia en mi pantalla de WhatsApp. Al principio lo ignoré, pensando que había deslizado por error algo que lo había hecho aparecer y esperando que con suerte se desvaneciera.
Pero un día, con las prisas por escribirle a alguien, toqué el círculo por error y descubrí que era "Meta AI", un chatbot ansioso por ayudarme a encontrar un restaurante, una receta u otras cosas que nunca he querido buscar en WhatsApp.
Por suerte, se describía como un "servicio opcional" de Meta, la empresa de Mark Zuckerberg propietaria de WhatsApp, Facebook e Instagram. ¡Uf!, pensé. Me desharé de él, ya que es opcional y lo último que necesito es compartir más datos personales para ayudar a que la fortuna de más de 200.000 millones de dólares de Zuckerberg crezca aún más.
Pero no. Cuando le pregunté a Meta AI cómo eliminarlo, la respuesta fue: "No se puede desactivar Meta AI, pero interactuar con él en WhatsApp es completamente opcional".
Sorprendida por esta solemne tontería, me di cuenta de algo más: cada vez que intentaba enviar un correo electrónico, escribir un documento o realizar prácticamente cualquier otro tipo de trabajo online, la IA irrumpía e intentaba hacerlo por mí.
Cuando empecé a redactar un correo electrónico de trabajo se me sugirió que usara Gemini AI de Google para "ayudarme a escribir", un consejo que me hizo tener la sensación de que se me encogían las neuronas al leerlo. Si abría un documento online, ahí estaba Gemini de nuevo, pidiéndome que "resuma este archivo" o "me ponga al día" sobre los avances que podrían haber ocurrido —pero casi nunca ocurrieron— desde la última vez que lo miré.
Además, cada vez que inicio sesión en mi servicio de transcripción online favorito para leer una entrevista, me doy cuenta de que cada vez está más infestado de IA.
Me he acostumbrado a que me pidan "preguntarle a la IA cualquier cosa sobre esta conversación" cada vez que intento leer una transcripción, una tarea que, por otra parte, soy perfectamente capaz de hacer por mí misma.
Esta semana, antes de poder siquiera mirar la transcripción, tuve que lidiar con una gran ventana emergente que me informaba de que no había uno, sino dos modos de chat de IA para elegir: exprés, "para una mayor precisión y velocidad", y avanzado, "para un análisis en profundidad".
Dado que solo quería hojear una transcripción lo más rápido posible, ninguno de los dos me interesaba. Nada de esto sería tan malo si la IA fuera capaz de hacer algo realmente útil, como reducir mis miles de correos electrónicos no leídos a una lista manejable y, mejor aún, responder rápidamente a los más importantes.
Me ha entusiasmado la profusión de herramientas de IA que ahora prometen solucionar el caos de la bandeja de entrada, pero cada reseña que leo sobre ellas me hace dudar de su utilidad.
Seguro que pueden mejorar, y reconozco que algunas innovaciones de IA no son malas, como los resúmenes de noticias que varios medios, incluido Financial Times, han empezado a ofrecer.
También me imagino momentos en los que podría ser útil poder revisar todas las transcripciones de, por ejemplo, las últimas cinco reuniones para comprobar lo que ha dicho el jefe sobre los últimos objetivos de ingresos.
Y debo reconocer que quizá forme parte de una minoría. Descubrí que Meta AI tiene más de 1.000 millones de usuarios mensuales en todas sus aplicaciones cuando les escribí un mensaje para preguntarles si les parecía engañoso decir que un chatbot que no se puede borrar era opcional. Como era de prever, no les pareció. Me explicaron que Meta AI no se diferenciaba de otras funciones nuevas de WhatsApp, como los efectos de cámara, que se podían usar de forma opcional, pero no borrar. Además, un portavoz me comentó que ninguna de las conversaciones que los usuarios mantienen con el chatbot en WhatsApp se utiliza para entrenar los modelos de IA de Meta.
Y, aunque estas interacciones se podrán usar para "personalizar experiencias" en plataformas como Facebook desde mediados de diciembre, será necesario que las personas agreguen su cuenta de WhatsApp a un centro de cuentas de Meta que incluya Facebook.
Teniendo en cuenta la rapidez con la que cambia todo esto, guardo la esperanza de que las tediosas intrusiones desaparezcan pronto a medida que la gente se adapte. Mientras tanto, me encantaría que la IA hiciera una cosa: desaparecer y dejarme seguir con lo que estaba haciendo antes de que me interrumpiera.
© The Financial Times Limited [2025]. Todos los derechos reservados. FT y Financial Times son marcas registradas de Financial Times Limited. Queda prohibida la redistribución, copia o modificación. EXPANSIÓN es el único responsable de esta traducción y Financial Times Limited no se hace responsable de la exactitud de la misma.
Anthropic prepara su OPV y compite con OpenAI para salir a BolsaLos socios de OpenAI acumulan una deuda de 100.000 millones de dólares para financiar sus ambicionesEl ciclo de la IA colapsará primero en Asia Comentar ÚLTIMA HORA