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Las proyecciones reflejarán un mayor avance del PIB que elimina la necesidad de ajustes.
El mazo ha dictado sentencia y ahora solo falta que se haga la comunicación oficial. Ese es el estado de la cuestión de la política monetaria en Europa de cara a la última cumbre del año del Banco Central Europeo (BCE). En Fráncfort, en una nueva cita, se enterrarán las últimas esperanzas de un recorte de los tipos de interés ante la perspectiva de un mayor dinamismo de la economía del continente.
Christine Lagarde, presidenta del BCE, señaló en una entrevista reciente que tiene "la sospecha" de que las proyecciones macroeconómicas se revisarán al alza en lo que se refiere al crecimiento de la región en la reunión que tendrá lugar este jueves. Este nuevo impulso de la economía, ligado a una inflación que parece moverse en torno al objetivo, aparcaría la necesidad de aligerar más las condiciones de financiación de la zona euro para estimular la actividad económica.
Los tipos se quedarán en el 2%, la mitad del 4% que se llegó a alcanzar en su pico más alto en septiembre de 2023; pero también 250 puntos por encima de los mínimos de la última década, cuando los tipos negativos colocaban el precio del dinero en el -0,5%.
La máxima responsable del BCE, que mueve los mercados en cada una de sus intervenciones, no entró en detalles sobre cómo de grande será el incremento en las expectativas de crecimiento, presumiblemente ligero, pero tampoco era necesario un gran movimiento para desequilibrar una balanza que ya estaba sesgada a mantener los tipos sin cambios antes de eso. Por el momento, la autoridad monetaria anticipa un crecimiento del 1% para 2026 y del 1,3% para 2027, niveles modestos, pero lo suficientemente robustos como para que muchos banqueros centrales consideren innecesario adentrarse en terreno expansivo.
"Tenemos unos datos de inflación que están más o menos cerca de nuestro objetivo a medio plazo del 2%, lo que sugiere que no hay necesidad de ajustar los tipos de interés ni ahora ni en las próximas cumbres", detalla Gediminas Šimkus, gobernador del Banco de Lituania.
Diferentes miembros del Consejo de Gobierno, como el gobernador del Banco Central de Eslovaquia, Peter Kazimir, han señalado que estar pendientes de hacer pequeños ajustes en los tipos de interés ante pequeñas desviaciones que puedan presentar los datos macroeconómicos sería caer en "hacer más complejas las cosas de lo que son". Existe un consenso total por parte de la autoridad monetaria en que, si la situación monetaria no cambia de forma radical, el apetito por volver a bajar los tipos de interés es mínimo.
Subidas
"El listón para volver a bajar los tipos de nuevo está cada vez más alto", señala Martin Kocher, gobernador del Banco de Austria, que refleja el sentir mayoritario del órgano de decisión del BCE al rechazar un recorte de los tipos de interés preventivo para blindar la economía ante la potencial materialización de shocks. A su juicio, "el impacto real sobre la economía de recortar o no 25 puntos básicos sería muy limitado".
Incluso los miembros del ala más cauta del banco central, las palomas, apuestan por mantener los tipos de interés. En el contexto actual, la gran diferencia con sus homólogos más duros es que no quieren cerrar la puerta del todo a afrontar una mayor flexibilidad monetaria, si bien también entienden que ésta solo llegaría en caso de que la situación macroeconómica de la Unión Europea volviera a torcerse.
"Volveremos a considerar un recorte de los tipos de interés si la inflación y el crecimiento vuelven a apuntar decididamente a la baja", aseguró el gobernador del Banco de Grecia, Yannis Stournaras.
La realidad es que el fin de las bajadas de los tipos de interés abre inmediatamente otro debate en el mercado, que siempre trata de ir unos pasos por delante del Consejo de Gobierno. Los inversores, una vez que consideran que el BCE cerrará las puertas a abordar más recortes en el precio del dinero, empiezan a especular con cuándo llegarán las alzas.
Expectativas
Atendiendo a los futuros sobre los tipos de interés en la zona euro, esa fecha podría estar más cerca de lo pensado, pues la mayor probabilidad se concede a que la autoridad monetaria eleve sus tasas en 25 puntos básicos en junio de 2026.La mayoría de los miembros del Consejo de Gobierno ven esta conversación prematura e incluso algunos de los halcones entienden que podrían estar durante todo el próximo año sin mover el precio del dinero.
Sin embargo, Isabel Schnabel, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, apunta a que se siente "bastante cómoda con esas expectativas del mercado" y, aunque existe mucha incertidumbre, considera que es muy probable que el próximo movimiento que afronte ya la autoridad monetaria sea de endurecimiento.
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