El coronel Merino Castro, en un posado para EL ESPAÑOL en la Comandancia de la Guardia Civil de Salamanca. Luis Cotobal.
Reportajes El coronel Merino, nuevo jefe de la UCO, fue 'tutor' de Felipe VI y coincidió 4 años con Sánchez en Seguridad Nacional de MoncloaPedro Merino Castro ha sido elegido por el Ministerio del Interior para dirigir la unidad más relevante de la Benemérita tras una carrera centrada en la investigación económica y en áreas sensibles del Estado.
Más información: Interior designa al coronel Pedro Merino Castro para dirigir la UCO en sustitución de Rafael Yuste.
Julio César Ruiz Aguilar Publicada 16 diciembre 2025 14:34hCuando Pedro Merino Castro (Madrid, 1972) regrese a la sede de la Unidad Central Operativa (UCO) lo hará con galones de coronel y con un contexto radicalmente distinto al que conoció dos décadas atrás, cuando formó parte de la misma unidad. Ya no será el teniente que, a comienzos de los 2000, se integró en una operativa todavía reducida y ajena al foco político. Vuelve ahora para dirigirla, en uno de los momentos de mayor exposición y presión de su historia reciente.
El Ministerio de Interior le ha nombrado jefe de la unidad en sustitución del coronel Rafael Yuste, ascendido a general de brigada. El relevo se produce con la UCO inmersa en investigaciones de alto voltaje: el caso Begoña Gómez, el caso Koldo —con el exministro José Luis Ábalos en prisión y el exidirigente socialista Santos Cerdán investigado—, la trama de los hidrocarburos o el fraude en la compra de mascarillas en la Diputación de Almería.
La UCO se ha convertido en un actor central del tablero político y judicial. Y Merino asume su mando sabiendo que cada informe será leído más allá de los tribunales. El madrileño representó desde el inicio un perfil clásico del instituto armado. Nieto, hijo y hermano de guardias civiles, ingresó como teniente en 1998 y su primer destino fue el Puesto Principal de La Orotova, en Tenerife.
El coronel de la Guardia Civil, Pedro Merino, en una imagen de archivo. J. M. García (Efe).
Años después evocaría aquella etapa como un regreso permanente al origen: la Guardia Civil de provincia, cercana al ciudadano, alejada de los despachos y de la exposición mediática. En el año 2000, sin embargo, dio el salto a la Unidad Central Operativa. Se incorporó al grupo de fraude comunitario y contrabando, una especialidad que marcaría su carrera.
Con el ascenso a capitán pasó al Servicio Ejecutivo de Prevención de Bloqueo de Capitales (SEPBLAC), y más tarde, ya como comandante, se hizo cargo del Grupo de Delincuencia Económica y Tecnológica de la Unidad Técnica de Policía Judicial.
Su trayectoria se fue perfilando lejos del patrullaje y cada vez más cerca del dinero. Esa especialización se reforzó con misiones internacionales. Participó primero en la misión MAPE de la Unión Europea en Albania en 1999, asesoró a la Policía Nacional Dominicana entre 2009 y 2010 y formó parte de proyectos europeos destinados a reforzar y armonizar la investigación financiera de la Unión Europea.
El reconocimiento a esa labor llegó en forma de condecoraciones nacionales e internacionales, entre ellas la Cruz de Plata de la Orden del Mérito de la Guardia Civil, la Encomienda de la Orden de Carlos III y la Venera del Águila Azteca de los Estados Unidos Mexicanos.
Interior designa al coronel Pedro Merino Castro para dirigir la UCO en sustitución de Rafael YusteEl 'ayudante' del Rey
En 2013 su carrera dio un giro decisivo. Fue nombrado "ayudante de campo" del entonces Príncipe de Asturias y, tras la proclamación de Felipe VI, permaneció a su lado hasta 2017. Dentro del cuerpo, el puesto se definía sin solemnidad: el "chico para todo" del Rey. En la práctica, implicaba una relación de confianza absoluta, discreción extrema y un conocimiento directo de los engranajes del Estado.
Desde la Casa del Rey pasó a La Moncloa, al Departamento de Seguridad Nacional de la Presidencia del Gobierno, como jefe de la Unidad de Seguimiento y Alertas; primero, con Mariano Rajoy como presidente. Después, con Pedro Sánchez. Allí trabajó en el perímetro más sensible del poder ejecutivo, lejos de la investigación policial clásica, pero en contacto permanente con los riesgos y amenazas que afectan a la seguridad del Estado.
En 2022 regresó al terreno operativo como jefe de la Comandancia de Salamanca, primero como teniente coronel y, desde enero de este año, como coronel. Durante tres años dirigió una provincia marcada por la despoblación, el auge de la ciberdelincuencia y su posición estratégica junto a la frontera portuguesa. Habló de cooperación internacional, de marihuana indoor, de infraestructuras críticas y de cercanía al ciudadano.
Pedro Merino Castro, durante su etapa como teniente coronel jefe de la comandancia de Salamanca. Europa Press.
Pedro Merino Castro, un coronel con un emotivo pasado en Salamanca, nuevo jefe de la UCORuido político
"No vine a dejar un legado, vine a ser un guardia civil más", expresó en su despedida ante los medios de comunicación. Ahora, sin embargo, el foco es inevitable. La UCO que Merino asume a las puertas de 2026 no es la misma que conoció a comienzos de siglo. Es una unidad hipertrofiada por los grandes casos de corrupción, sometida a una presión política constante y convertida en objeto de disputa pública.
El nombramiento se produce con Fernando Grande-Marlaska al frente del Ministerio del Interior y con Pedro Sánchez en la Presidencia del Gobierno, en una etapa en la que cada movimiento en la cúpula de la Guardia Civil se observa con especial atención. La unidad ha dejado de operar en segundo plano y ocupa un lugar central en el debate público. Merino asume el mando en ese contexto, con una premisa compartida dentro del cuerpo: sostener la investigación al margen del ruido político.
Su nombramiento ha sido leído internamente como el de un perfil técnico, discreto y de carrera larga. Fuentes de la Guardia Civil consultadas por EL ESPAÑOL lo definen como "alguien de raza". El coronel Merino Castro regresa a la UCO con una ventaja y un riesgo: conoce la unidad, pero también ha pasado por la Casa del Rey y por Moncloa. Ha estado cerca del poder, pero ahora dirigirá a quienes lo investigaban. En la Benemérita nadie oculta que no se trata de un destino para gestos grandilocuentes ni para titulares cómodos. Es, más bien, un cargo para resistir.