Manu Pérez, el periodista de Canal Extremadura encargado de moderar el debate, señaló en la presentación que era una "noche clave" para las elecciones en esta comunidad autónoma que se celebrarán dentro de nueve días. Sin embargo, por mucho que lo intentó el presentador, que puso toda la agilidad en ello, el formato establecido -y pactado por los partidos políticos- no podía ya de antemano dar mucho más de sí.
Las casi tres horas de duración -aunque colocado en el 'prime time', desde las 21.00 a las 23.55 horas- y, especialmente, que estuvieran presentes los candidatos de los 10 partidos políticos que se presentarán en las dos circunscripciones (Badajoz y Cáceres) hicieron imposible lo que realmente se pretendía, un debate en el sentido estricto del término. No fue así. Fue un monólogo de 10 personas mirando directamente a la cámara -ni tan siquiera en la mayoría de los casos al presentador- durante todo el tiempo, como si esos 180 minutos fueran todos ellos "el minuto final de oro", espacio que sí lo hubo, claro, como mandan los cánones, al final. Lo cerró María Guardiola, que sobrevivió a todas las balas que le llegaron al unísono desde los otros nueve contrincantes.
Es cierto que a priori ese debate era atractivo porque era la única oportunidad que hay de ver juntos en esta decisiva campaña -también para la política nacional- a María Guardiola y a los otros tres candidatos con representación parlamentaria en la última legislatura (Miguel Ángel Gallardo-PSOE-; Óscar Fernández -Vox- e Irene de Miguel -Unidas por Extremadura). Al segundo, previsto para la semana que viene por TVE, -que dirigirá el gallego Xabier Fortes- , no acudirá la candidata del PP por decisión propia. Si es un error (como ocurrió con Feijóo en las elecciones del 2023) o no lo dirán las urnas en la noche del 21D. Pero esa es otra historia.
El de este jueves fue demasiado plomizo, queda dicho, salvo los últimos 15 minutos, cuando se quitaron los grilletes, ya sin un guion bajo el brazo, y hubo libertad para interpelarle, e interrumpirse, los unos a los otros. Entonces, sí. Pero antes, nada de nada, con cuatro bloques preestablecidos, encorsetados, atados a un esquema temático pactado de antemano. Nadie arriesgó y nadie, por tanto, ganó, o nadie de forma clara o superlativa. O por lo menos, nadie que de antemano no tenga ya ganado a su público más fiel.
Ninguna estrategia atendió al objetivo que planteó, con toda la intención, el presentador, el de buscar a los 15% de indecisos que dice el CIS de Tezanos que aún se están pensando la papeleta a escoger. Todo fue repetir punto por punto lo que hemos escuchado estos días o, mejor dicho, desde que María Guardiola apretó el botón electoral. Aburrido. O, mejor dicho, anodino. En todo caso, intrascendente. Quizás eso sea una victoria para Guardiola, que es lo que pasa en este tipo de ventajas, que los que van en ventaja, clara, en este caso, y más si se enfunda, como ella ayer (vestida de verde y blanco, casi como la bandera de Extremadura) en el papel institucional de presidenta.
Con esa ventaja jugó y la aprovechó. Fue su mayor virtud, aunque al final entrara en la batalla, a la que le empujó el resto. Todos. Porque como era previsible, casi todos los dardos de los otros nueve candidatos iban contra ella (salvo el candidato de Vox, que 'repartió' también a Gallardo). Pero Guardiola salió de la conjura con solvencia. Y eso ya es un triunfo, aunque no hay que olvidar que necesita más respaldo electoral si se quiere desprender definitivamente de las ataduras de Vox en el futuro. Y no salió al ataque. Todo estaba medido. Continuó con su estrategia de moderación presidencial que le otorga el cargo (en la anterior campaña electoral la mayor dificultad de su equipo de campaña era hacerla un rostro conocido, porque acaba de entrar en la primera línea de la política regional). Ahora, todo es distinto. Es la más conocida de todos los candidatos.
En el otro lado Gallardo, que basó buena parte de su discurso en agitar la bandera de la defensa de la mujer ante los episodios machistas. Decir que el voto con la papeleta del PSOE servirá a las mujeres para defenderlas de la violencia de género, con todas las denuncias aparecidas en los últimos días de trabajadoras contra la inacción de Ferraz y Moncloa, daría para la risa, si no fuera un asunto tan grave. Luego, lo intentó aclarar, sin mejorarlo, metiéndose él sólo en el jardín: "Nosotros siempre con las víctimas, tolerancia cero".
Las cartas estuvieron marcadas en el primer bloque. Dos minutos para cada uno de los 10 participantes y otro minuto de regalo por si querían usarlo para dar alguna réplica. Quizás, los que menos tenían que perder fueron los menos conocidos, que fueron los más impulsivos. Eran los menos profesionales, seguramente los más nerviosos, los que menos asesores tuvieron para prepararse, los que más leyeron el papel que tenían delante, los que fallaron (como alguno en el minuto final), pero a los se les perdona todo por su bisoñez. Eran estos seis partidos: 'Por un mundo más justo'; 'Una Extremadura Digna'; 'Ciudadanos Extremadura' (sí, Ciudadanos); 'Nuevo Extremeñismo'; 'Juntos por Extremadura Levanta' y hasta el Pacma (no acudió la candidata, de baja por maternidad y sí el presidente nacional). Difícil distinguirlos por su nomenclatura
Así las cosas, Guardiola -que estaba ubicada entre Gallardo y el representante de Vox, Óscar Fernández- estaba ubicada justamente entre lo que considera "la pinza", que para ella representan el PSOE y el partido de Abascal, que tumbaron sus presupuestos por dos años consecutivos. "No voy a aceptar ni una lección de igualdad, tenían que tener un poquito de pudor", le advirtió también la candidata del PP a Gallardo, citando para ello a Ábalos, a Koldo, a Salazar (a esa hora había salido a la luz un nuevo caso...). Se había acabado las casi tres horas de letargo y por fin llegaba el 'cuerpo a cuerpo', aunque no duró mucho.
La presidenta de la Junta se apoyó en la mejoría de datos económicos (una bajada del paro del 13,5%, junto al mayor número de ocupados de la historia, con 437.300 personas, según advirtió, además de 82.000 autónomos "y el liderazgo en crecimiento salarial" y una bajada de impuestos a "familias y empresas" y añadió que todo ello ha sido posible pese "al bloqueo de Vox y PSOE: "Imagínense si nos dejan trabajar en libertad", pronosticó. Y hasta introdujo un 'zasca' a Abascal: "No necesitamos vídeos a caballo para mejorar el campo".
Por su parte, Miguel Gallardo apostó por que los electores comparen "los dos únicos modelos existentes, el de la privatización de los servicios públicos y recortes de la derecha y el de los servicios de calidad del PSOE que no dependen del bolsillo de las personas" y criticó que "Guardiola mintió y tragó con Vox", recordando el pacto que le llevó a la presidencia de la Junta a la candidata del PP. Y añadió: "Extremadura ya no puede tragar más". Además, reconoció que "todos los gobiernos han incumplido con el tren de Extremadura" pero a la vez señaló que "el Gobierno de Pedro Sánchez es el que más ha invertido" en materia de ferrocarril.
El candidato de Vox, Óscar Fernández, con su mensaje claro interiorizado de toda la campaña, situando a PP y PSOE en el mismo nivel, un "bipartidismo formado por la estafa de María Guardiola y el corrupto de Gallardo, los dos mienten y los dos son culpables de que en 40 años hayan llevado a la ruina a nuestro campo, a hacerle la vida imposible a los agricultores y ganaderos", culpabilizando a su antigua socia de gobierno "de impedir un cambio en Extremadura que nos robó" en 2023 tras el pacto entre PP y Vox para lograr la presidencia de la Junta, además de criticar el éxodo de extremeños en búsqueda de prosperidad: "Hay más extremeños fuera de la comunidad que viviendo en la provincia de Cáceres". La culpa de este drama: "del bipartidismo corrupto". Y en el tramo final, en ese tramo de sólo quince minutos de auténtico debate, ahora sí, la emprendió contra Gallardo: "Siento verdadera vergüenza de que este señor esté aquí presente" al recordarle su procesamiento en el caso de la presunta colocación del hermano del presidente del Gobierno en la Diputación de Badajoz mientras que el candidato socialista mostraba una foto de un ex alcalde del PP extremeño condenado por violencia de género.
Mientras, la candidata de Unidas Por Extremadura, Irene de Miguel, siempre tuvo en su punto de mira a Guardiola y a Vox, y pasó de puntillas por el PSOE, al que apenas citó, ni al gobierno de Sánchez ni al propio Gallardo. Para ella, toda la culpa de la situación de la región ha sido de la derecha en Extremadura, que ahora "se pelean como pimpinela, pero se entienden a la perfección para quitarle el impuesto a las grandes fortunas o a las eléctricas" de la central nuclear, a la que empujó al cierre: "Almaraz se tiene que cerrar porque las empresas se han hecho de oro a cargo de los extremeños". Y añadió para concluir: "Si alguien sigue viéndonos, que lo dudo, felicidades, porque esto es un debate TikTok".
No lo pudo resumir mejor, aunque le echó la culpa también a Guardiola, al que le llamó "soberbia", un término que enfadó, y mucho, a la candidata del PP, que entonces sacó a relucir los momentos más intensos del debate ("va a ir a juicio de la mano del hermano del presidente y por eso le protege Sánchez", le espetó a Gallardo, que le replicó que Guardiola tendrá que dimitir cuando él -pronosticó- sea declarado inocente. Aleluya, aquello, por fin despertó a la audiencia, eso sí era un debate... aunque para entonces, la mayoría de la audiencia estaría ya en la cama...