Sunday, 14 de December de 2025
Internacional

«En la cena de empresa, el jefe nos está observando»

«En la cena de empresa, el jefe nos está observando»
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«Las buenas maneras se aprenden en casa, pero se están perdiendo porque ya no compartimos mesa en familia», advierte

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María José Gómez. Mireia Gimeno

María José Gómez

Experta en protocolo «En la cena de empresa, el jefe nos está observando»

«Las buenas maneras se aprenden en casa, pero se están perdiendo porque ya no compartimos mesa en familia», advierte

Rosa Palo

Domingo, 14 de diciembre 2025, 00:25

... porque los buenos modales tienen que ver con un respeto mutuo, con una actitud que ha de estar presente desde que entramos en un ascensor y saludamos hasta que cedemos el paso a una persona mayor en el metro». Formadora y asesora en comportamiento social y corporativo y colaboradora de diversos medios de comunicación, Gómez tiene alrededor de un millón de seguidores en redes sociales, donde da consejos prácticos sobre etiqueta en mesas, citas y eventos. «Casi todo en esta vida tiene un protocolo», afirma.

–Siempre me lío con el bolso, el canapé, la copa…

–Tienes que sujetar la copa con la mano no dominante, dejando la otra libre para poder saludar a aquellas personas que te presentan y así evitar que la mano pueda estar húmeda.

–¿Se están perdiendo las buenas maneras?

–Sí, y a pasos de gigante, porque gran parte de lo que se conoce como etiqueta es la educación que reciben los niños en casa y que, al crecer, van poniendo en práctica de manera natural. El problema es que ya no compartimos la mesa porque cada persona de la familia tiene ritmos de vida diferentes. Y es ahí donde se educa: yo miro cómo comes, te corrijo, veo qué conversación podemos tener en la que todos podamos participar… esa formación en el hogar es la que se está perdiendo.

–¿Los buenos modales son indicativos de la clase social?

–Antes eran una forma de distinguir a la nobleza del resto del pueblo. Pero eso ya no es cierto, porque personas de clases menos favorecidas que practican los buenos modales pueden tener cabida en sitios de mayor prestigio que otras personas con acceso simplemente a poder económico. Por eso, hoy en día no me gusta cruzar poder económico con la buena educación, porque creo que no tiene nada que ver una cosa con la otra.

–¿Qué errores garrafales cometemos en la mesa?

–Coger mal los cubiertos. O poner los codos en la mesa: como mucho se deberían colocar las muñecas o, como máximo, diez centímetros más hacia abajo de estas. También la falta de comunicación, es decir, ver la mesa solamente como alimentación y no como un evento social entre miembros de una familia o de una empresa. Y, por supuesto, hablar con la boca llena.

–¿Puedo chupar las cabezas de las gambas?

–No.

–No me diga eso.

–Solo si estás en tu casa y nadie te ve, pero si estás en sociedad, no. Sobre todo porque al chupar se hace ruido, y todo lo que tiene que ver con el ruido está prohibido desde el punto de vista de la etiqueta. El gesto tampoco es que sea excesivamente elegante, ya que parece que uno quiera absorber al máximo, como si tuviese hambre, y tener hambre excesiva no está bien visto. Además, si ponen cubiertos, hay que utilizarlos para pelar las gambas.

–¿Qué me pongo para la cena de empresa?

–Una cena de empresa es la prolongación de un ambiente formal laboral, por ello hay que asistir más o menos como irías ese día al trabajo. No digo que no te puedas poner un toque de brillo, pero sin excederte: no te vas a poner un vestido entero de lentejuelas porque así no irías a la oficina.

–Pero el ambiente es más relajado.

–Es verdad que nos podemos permitir ciertas licencias, pero siempre recordando que ahí está nuestro jefe y que nos está observando.

–¿Hay normas de protocolo para WhatsApp?

–Sí, varias. Pero, como regla general, antes de mandarlo pregúntate si llamarías a esa persona a esa hora. Si la respuesta es no, envía el mensaje mañana.

–En Nochebuena, ¿cómo sorteamos las conversaciones problemáticas con el cuñado?

—En este caso son los anfitriones los que deben dirigir las conversaciones. Pueden decir «este no es el momento para sacar ese asunto, hablemos de otra cosa», y proponer otro tema mucho más lúdico. En cualquier caso, hay muchas preguntas personales que se pueden evadir diciendo que no es el momento de hablarlo porque estamos disfrutando en familia.

–¿A sus amigos no les da miedo invitarla a comer?

–A algunos sí [risas]. Yo observo las dinámicas, pero no corrijo, me limito a disfrutar del momento. Muchas veces sí me preguntan cómo se hace algo, pero saben que conmigo pueden relajarse porque no voy poniendo nota.

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Fuente original: Leer en Diario Sur - Ultima hora
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