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¿Entusiasmo en el trabajo?¡Es posible! El 'employee delight' o deleite laboral se puede fomentar en la empresa y mejora los resultados
Viernes, 12 de diciembre 2025, 19:02
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Los anglicismos fueron el primer signo de viralidad. Desde hace décadas, la prueba de que algún fenómeno cobraba entidad, el punto álgido de estar en ... boca de todos, se coronaba con una palabra inglesa. Esto está pasando de verdad, lo saben los ingleses. Y en estos tiempos de TikTok nos sigue epatando de cuando en cuando. Ahí va el último: 'employee delight'. Una suerte de emoción intensa de entusiasmo y alegría en el trabajo.
Un estudio reciente sobre el 'employee delight' o deleite laboral lo define como una experiencia positiva que supera con creces lo que esperaba el trabajador. Es un estado de gracia pasajero pero que puede transformar su experiencia laboral.
Buscamos ejemplos con las investigadoras Dalilis Escobar y Eva Rimbau, del Digital Business Research Group (DigiBiz) y profesoras de la Universitat Oberta de Catalunya y Alba Manresa, de la Universitat Internacional de Catalunya (UIC). «Imaginemos a un analista que ha liderado la preparación de un informe clave para una decisión estratégica. Tras presentarlo, la dirección no solo aprueba la propuesta, sino que también explica al resto del equipo que la calidad del análisis ha sido determinante para la decisión final y dan al analista la responsabilidad de llevarlo a cabo». Las expertas creen que «un reconocimiento inesperado como ese, claramente ligado a una contribución concreta y conectado a una meta profesional relevante, hace que la experiencia se interprete como excepcional, lo que da lugar al 'employee delight'».
Ese deleite -no nos engañemos- es breve y transitorio por naturaleza. Pero la motivación que genera sí puede ser duradera. Fortalece «la confianza, la motivación y la capacidad para afrontar dificultades» y, si va acompañado de un reconocimiento acorde en la empresa, mejora «el bienestar y el funcionamiento positivo de los equipos» y, por tanto, su rendimiento.
Así, las empresas pueden propiciar ese alegrón de sus trabajadores y «no son necesarios grandes eventos, sino favorecer situaciones que puedan ser recordadas como positivas y relevantes». Para las autoras, «se necesitan todavía estudios que exploren cómo podría verse influenciado el 'employee delight' por entornos culturales, sectores y tipos de organización de diversa naturaleza. Esto permitirá comprender qué factores facilitan o dificultan la aparición de estas experiencias en diferentes contextos». Es muy probable que no llegue de la misma forma si el marco laboral es precario o si el ambiente de trabajo es muy estresante.
Con un propósito
Y allá van otras tres claves. La primera es evidente: creer que tu trabajo tiene un propósito, que puede ayudar a la gente de algún modo, nos acerca a la felicidad. No es igual de sencillo para un psiquiatra o un neurocirujano que para el guarda de seguridad de un casino, pero en todos los casos hay margen para que el empleado vea que se le valora.
El segundo eje es la confianza. En 'Cómo encontrar la felicidad en el trabajo y en la vida cotidiana' (Libros Cúpula), Meik Wiking, director del Instituto de la Felicidad de Copenhague, indica que el nivel de confianza de un supervisor hacia sus empleados es un predictor de si le será diagnosticado estrés. A mayor confianza en ellos, más capacidad de delegar con seguridad y menor carga de trabajo. Cuando confiamos en que el trabajador hará todo lo que pueda, es más probable que suceda. Ponerlo en duda de forma sistemática desgasta.
Y, por último, pero quizá lo más importante: el talento. «Estos cambios se traducen en una mayor calidad del servicio y una menor rotación de personal, lo que convierte al deleite del empleado en una herramienta práctica para la retención del talento y el rendimiento sostenido», según las autoras. Y es que, seamos francos, si no valoramos el talento que tienen los empleados, es probable que busquen otros lugares donde verse reconocidos. Sucede en todas las facetas de la vida. Nadie quiere dar de forma constante sin que se note ni se lo valoren. Cuando tenemos alguien al lado que hace cosas extraordinarias, qué menos que hacer que lo sepa y que disfrute de esa alegría.
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