El llamamiento que Alberto Núñez Feijóo realizó el pasado viernes en Barcelona, desde la sede la patronal Foment, para que los empresarios catalanes empujaran a Junts a apoyar una moción de censura contra Pedro Sánchez generó una notable inquietud en las filas del PP catalán.
La división popular capitaneada por Alejandro Fernández sigue recibiendo con reticencias cualquier acercamiento público a la formación presidida por el prófugo Carles Puigdemont al entender que las aproximaciones al independentismo debilitan su posición en Cataluña, que, en opinión de Fernández, debe ser de oposición frontal al nacionalismo.
Feijóo es consciente de ello y eso le llevó a matizar su pronunciamiento público ante los máximos dirigentes del PP catalán y los propios líderes empresariales, en una comida posterior a la conferencia pronunciada en Foment. Según trasladan a EL MUNDO fuentes populares conocedoras del encuentro privado, Feijóo precisó que «no podría aceptar las condiciones que le exige Junts» para respaldar una moción de censura que expulse a Sánchez de La Moncloa y, después, conduzca a la convocatoria anticipada de elecciones generales.
Los secesionistas no se plantean apoyar esa eventual moción si antes Feijóo no se compromete a no poner trabas a la «amnistía total» para Puigdemont, que constituye una preocupación central para Junts, especialmente ante el auge de la Aliança Catalana de Sílvia Orriols. Consideran los herederos de Convergència que el retorno de su presidente es imperioso para tener opciones de combatir a la alcaldesa de Ripoll y frenar la debacle que reflejan las encuestas y que ya vaticinan un empate a diputados entre las dos fuerzas separatistas en el Parlament.
Esa es la reclamación más «inasumible» para Feijóo, pero existen otras como tolerar la oficialidad del catalán en Europa, una petición contra la que el PP ha sido enormemente beligerante y que sólo ha encajado como factible, por el momento, Xavier García Albiol, el alcalde de Badalona y verso suelto popular.
El secretario general del PP catalán, Santi Rodríguez, aseguró ayer que lo que piden es «la dimisión de Sánchez y devolver la voz a la ciudadanía», un escenario totalmente descartado por el presidente del Gobierno pese al cerco judicial que vive el PSOE y su entorno familiar.
La alianza con Junts para promover una moción de censura contra el jefe del Ejecutivo está bien vista por el electorado del PP. Según un sondeo de Sigma Dos para este diario publicado en noviembre, el 64% de los votantes populares bendicen ese pacto para forzar la salida de Sánchez y la celebración de elecciones.
Pero la encuesta que preocupa al PP catalán es otra y más reciente. El sondeo publicado por el CIS catalán la pasada semana apuntaba a que Vox rebasaría a los populares en Cataluña si ahora se celebrasen elecciones autonómicas. El partido liderado por Ignacio Garriga en la región obtendría entre 13 y 14 escaños, por los entre 12 y 13 que lograría el PP. Eso supondría revertir la tendencia actual, que permitió a los de Fernández colocarse por encima de Vox en los últimos comicios al Parlament, al conseguir 15 diputados frente a los 11 de Vox. Ante ese vaticinio, cualquier flirteo con Junts, aunque sea con el fin de propiciar el fin político de Sánchez, estremece al PP catalán.