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La ballena azul es un juego en línea que saltó a los medios de comunicación en 2016 por incitar al suicidio. Se llama así por el varamiento de los cetáceos en la orilla del mar, que puede provocar su muerte. Su creador es un ... antiguo estudiante de psicología que pretendió limpiar la sociedad de personas inútiles.
Hace poco participé, junto con Jesús García Calero y Javier Moscoso, en un acto en la Fundación Ramón Areces con motivo del regreso al papel de ‘Revista de Libros’. Allí hablamos sobre los libros y las condiciones a las que accedemos ahora a ellos: formato, mercado, redes sociales, crítica literaria.
Ha querido la casualidad que la preparación de este acto me coincidiera con la lectura de la novela ‘La ballena azul’ de Raúl Quinto, y no he podido esquivar una analogía que explicaré más adelante.
Los invitados a la mesa redonda preparamos un guion de temas que evidencian un profundo cambio en la conversación pública a propósito de la literatura. Así, aunque cada vez más gente comenta libros, el debate nunca ha sido menos literario. ¿La razón?
La estupenda e inquietante novela ‘La ballena azul’ de Raúl Quinto, es mi recomendación de lectura para cerrar este 2025
El mundo del libro se ha plegado a la lógica de la sociedad de consumo, de tal modo que, si bien se publica mucho, se habla siempre de los mismos, que además coinciden con los que más se venden incluso en foros literarios (el mercado como criterio). Hay una primacía absoluta de la novedad (incluyendo que autores y autoras también sean 'nuevos': jóvenes, guapos, ‘instagrameables’, vendibles) y del tema, como si se tratara de periodismo y no de literatura.
Se elogia mayormente lo rápido y fácil de leer (consumir) y reina el argumento emocional sobre el intelectual, lo que condena a la irrelevancia a la crítica (apenas hay debate sobre la forma, y sin embargo la literatura es forma).
Decía que no he podido evitar la analogía con la estupenda e inquietante novela ‘La ballena azul’ de Raúl Quinto, que además es mi recomendación de lectura para cerrar este 2025, porque a menudo tengo la impresión de estar asistiendo al suicidio de lo literario (o de una manera de entenderlo que lo hermana con la creación, el riesgo y el descubrimiento antes que con el consumo) por el encallamiento de la ballena en la orilla.
La pregunta es si la dejaremos morir o podremos devolverla al mar. Cuando me levanto pesimista, no veo voluntad de salvarla, pero en mis días optimistas pienso en novelas como la última de Quinto, que habla precisamente de las fuerzas oscuras (valga decir: tecnológicas y económicas) que todo lo arrasan, y lo hace trabajando la forma, con un lenguaje audaz que hibrida prosa y poesía para ir hasta el corazón del horror contemporáneo.
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