Wednesday, 10 de December de 2025
Política

Los fantasmas visitan al jefe

Los fantasmas visitan al jefe
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Si alguien tan grande como Robe Iniesta pidió ser enterrado con la picha por fuera para que se la comiera un ratón, no logro imaginar la clase de entierro político que pedirá alguien tan pequeño como Pedro Sánchez. Cabeza de un gobierno ratonero que chilla y huye: de los jueces, del Parlamento, de las urnas, de la vida misma. De tanto huir del pánico a perder el poder el solista de la banda desarticulada por la UCO corre cada vez más rápido al encuentro de su innoble calavera. Y las calaveras ya no pueden ser feministas. Ni siquiera machistas: sencillamente no son.

El muñeco de Tim Burton que habita el castillo de La Moncloa disimulando los costurones en las mejillas sale de vez en cuando para desgañitarse en los mítines junto a otro espectro al que su injusto apellido es incapaz de desmentir: Gallardo. En la fotografía que blandió Ester Muñoz desde la bancada del PP se le aparecieron a Pedro los fantasmas de todas las navidades pasadas desde 2016. Los monstruitos que negociaron el pacto fáustico de su acceso al poder: José Luis Ábalos, Santos Cerdán y Paco Salazar. Desecho de tienta, pescado de roqueo de un socialismo cimarrón resentido contra el aparato socialdemócrata más vertebrado intelectual y moralmente. Pedro los tapó con una sábana y él se enfundó el traje de estadista: sus medios bien regados completarían la pinturera metamorfosis de la banda. Pero la linterna mágica de la propaganda ya no alumbra más. A los fantasmas de las navidades pasadas les han arrancado la sábana, y alguno luce ya incluso la canónica bola encadenada al tobillo.

En la réplica a Feijóo confundió el presidente el acoso laboral con el sexual: lapsus revelador de lo que le importan las babas de sus compadres empapando a las chivatas de ese tinglado patriarcal que llamamos sanchismo. Pero la confusión es lógica. El remordimiento no se cuenta entre la escasa gama de emociones con las que fue cableada la criatura. La venganza sí, y la paranoia también, y por eso anda Pedro buscando al topo que va lavando los trapos sucios de la banda en los medios teóricamente afines. Que son afines hasta que el horizonte de poder y sus prebendas institucionales se achica drásticamente.

Los gobiernos en minoría viven de la expectativa de que seguirán gobernando. Ese espejismo lo ha roto el estrépito metálico de la puerta corredera de una celda al cerrarse detrás de tus dos secretarios de organización. Y la queja sofocada de las trabajadoras de Moncloa acosadas por los jerarcas del partido más feminista de la historia. Sin intención de voto, sin relato, sin presupuestos, sin mayoría parlamentaria, sin fondos europeos, sin escapatoria judicial, sin fiscal general. ¿Queda algo aparte de TikTok y Radio 3?

Buscar topos: qué otra cosa hacer cuando la finca es un sombrajo al que se le caen los palos. Las encuestas erosionan la moral y desincentivan la obediencia debida. Va sonando la entrañable hora del sálvese quien pueda. María Jesús Montero, íntima de Salazar, no acudió a la sesión de control. "¿Habrá sido ella capaz? ¿O será el listillo de Félix, planeando una salida personal? ¿Y qué hay de Margarita, esa pájara que salió el martes a defender a los fascistas con toga del Supremo?". La paranoia no solo envenena las meninges del césar en su laberinto sino también las de sus pretorianos más devotos, o más necesitados de enfatizar la lealtad que les faltó en los orígenes, caso de Óscar López. "¡Ya está! ¡El topo es Antonio Hernando!".

Entregadas a estos pasatiempos mentales transcurren las agónicas jornadas dentro del búnker, esperemos que sin necesidad todavía de acolchar sus paredes. Otra opción es recomendar libros sin abrir los lunes y los miércoles, además de los viernes. O encargar pizzas "cojonudas" para combatir la escualidez, que resta telegenia en campaña. O enchufar en Telefónica a Ortuzar por arriba y a cierta militante problemática por abajo. Que el precio de la discreción también sube por estas fechas, como la carne y el marisco.

Y encima va Rufián y se coloca a rebufo de Vox en el desmontaje del triunfalismo macroeconómico del discurso gubernamental. El famélico bolsillo del españolito tiembla ante las navidades más caras de la década. Y después del crédito para financiar el turrón, la cuesta de enero tomará forma de Himalaya. ¿Repondrán Plácido en TVE? No se me ocurre mejor colofón del Año Franco que un homenaje verista a la posguerra: otro revival del terror. Y me temo que aún hay fantasmas haciendo cola para visitar al jefe. Al fin y al cabo, también Jesucristo García bajó de los cielos pidiendo amnistía:

-Soy Evaristo, el rey de la baraja. Vivo entre rejas, antes era chapista. Los mercaderes ocuparon mi templo. Y me aplicaron ley antiterrorista.

Fuente original: Leer en El Mundo - España
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